Este artículo se publicó hace 14 años.
Robinho recibe la ira blanca
El Bernabéu recibe al brasileño con pitos e insultos
Robinho dejó huella en el Bernabéu, aunque no tanto por su rendimiento como por su salida del equipo. El madridismo no se lo perdona y en cuanto pisó el campo de juego se llevó una de las mayores pitadas de los últimos tiempos en el feudo blanco. Los exabruptos subieron de tono y en las gradas se llegó a entonar el "Robinho muérete" hasta que el público volvió a centrarse en el devenir del partido.
La afición blanca no perdona a Robinho el modo en el que se fue. Los rumores de una posible compra de Cristiano en aquel verano de 2008 aseguraban que el brasileño saldría del Madrid. El extremo luso no llegó a fichar, pero Robinho ya tenía motivos para irse. Su objetivo era salir de la casa blanca y poner rumbo al Chelsea aunque finalmente el Madrid sólo aceptó el City como destino. Para concretar su traspaso, que el club no quería completar, montó una rueda de prensa en un hotel madrileño en la que Robinho aseguró querer salir para "ser el mejor jugador del mundo".
El odio por Robinho fue una muestra más de que para el Bernabéu no fue otro día cualquiera. Mientras, los aficionados milanistas no tuvieron duda de quién era su enemigo y tomaron a Mourinho como receptor de sus iras. No sólo es el entrenador mediático por excelencia, también es un histórico enemigo que llevó al Inter a conquistar la Champions. Esas afrentas no se perdonan.
Hay cosas, eso sí, que nunca cambian. Por ejemplo el interés de Mourinho por sacar de quicio al rival, aunque no siempre lo haga con tanto conocimiento de causa como contra el Milan. En uno de los primeros lances del partido, el técnico portugués se dirigió a Ibrahimovic, un antiguo pupilo con el que no hizo distinción por tenerle cariño.
"Creo que con 10 u 11 puntos, la clasificación ya está conseguida", aseguraba el técnico portugués, inequívocamente satisfecho. "El Madrid tiene a hombres top, hombres grandes que hoy [por ayer] han llevado la entrega hasta los límites", se sinceraba Mourinho, que lanzaba dos envites a su grupo. "Queremos ser primeros de grupo y llegar al último partido [ante el Auxerre en el Bernabéu] con la clasificación ya conseguida". A esa línea de satisfacción también se adhirió Jorge Valdano. "Hemos demostrado una gran actitud, un enorme compromiso. El equipo tiene un margen de mejora, que se expresa en un mismo partido. De hecho, el equipo de la segunda parte ha sido mejor", atestiguaba el director general.
Desde la época de Queiroz en el banquillo, el Madrid no lograba sumar las tres primeras victorias. "Tenemos el 75% de la clasificación conseguida", aseveraba Cristiano, bastante sincero en su reflexión de la noche. "Jugamos más concentrados ante equipos más fuertes". Precisamente, aquella temporada, la 2003-2004, fue la última en la que el Madrid pasó de octavos y Mourinho ganó su primera Champions.
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