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Saric sostiene, Nagy martillea

El Barça suma su séptimo título tras ganar a un bravo Ademar

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Saric, con la nariz aún colorada tras repeler minutos antes un pelotazo brutal, se lanzó al suelo, dobló como un junco y su afilada pierna derecha rebañó con firmeza el pequeño balón amarillo. El reloj, apresurado, corrió hasta la meta, el árbitro pitó el final y el Barcelona sumó su séptima Copa Asobal ante un digno Ademar León.

Los recursos de este Barça parecen inagotables. Las variantes en defensa y en ataque se antojan infinitas, y eso va minando la moral de cualquier rival. Incluso del Ademar, un grupo duro y solvente que, además, se vuelve temible cuando juega en su casa. Mucho más si, como ayer, se trata de una final. Los leoneses pelearon con bravura, buscaron resquicios sin descanso y atisbaron varias veces un rayo de esperanza, pero siempre acabaron por tropezar con un muro insalvable de tres goles de desventaja. Y con Saric, claro.

Como si jugara con el tiempo, el Barça fio su suerte principal a dos de sus piezas vitales: Saric y Nagy. El húngaro apareció en los primeros compases para derribar a base de zurdazos el buen entramado defensivo planteado por Isidoro Martínez. Atascados y torpes en ataque, los azulgrana se acostaron en el martillo izquierdo de Nagy (9 goles) para sobrevivir en el marcador con cierto desahogo. Y, como si de un maquiavélico plan se tratara, cada vez que el húngaro bajó el pistón, surgió la poderosa figura de Saric. El guardameta serbio certificó su jerarquía en las grandes citas. Sostuvo al Barça en momentos decisivos, cuando el Ademar amagó con la remontada, y selló la victoria con la parada final.

Antes, un par de secundarios de lujo también contribuyeron de forma decisiva a frenar el ímpetu leonés. El Ademar se fue al descanso con tres goles de desventaja, pero bajo el paraguas del corajudo Antonio García y con el aliento de la grada, regresaron dispuestos a dar guerra. Y a fe que la dieron.

Ahí, en los instantes más peliagudos, cuando el conjunto leonés se puso a dos, incluso a un solo gol de distancia, Sorhaindo y Rutenka arrimaron el hombro con tan fundamentales para preservar el marcador. Por supuesto, Nagy, el capitán azulgrana que decidirá en breve si juega con España, siguió aportando goles, pases y, por encima de todo, liderazgo.

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