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Valverde manda un mensaje a los favoritos de la Vuelta

El murciano tira de velocidad y clase para adjudicarse el triunfo en la cuarta etapa con final en Vejer de la Frontera (Cádiz)

Valverde celebra su victoria en la etapa de la Vuelta. EFE/Javier Lizón

CARLOS DE TORRES (EFE)

VEJER DE LA FRONTERA (CÁDIZ).- Alejandro Valverde (Movistar) tiró de velocidad y clase para adjudicarse el triunfo en la cuarta etapa con final en Vejer de la Frontera (Cádiz), que por su final en repecho estaba marcada para él. Balaverde no falló y mandó un mensaje a los favoritos, que anhelan el maillot rojo que aún reposa en las espaldas del colombiano Esteban Chaves (Orica).

La etapa maratón de la Vuelta, de 209 kilómetros, empezó en Estepona y finalizó en Vejer, "uno de los pueblos más bonitos" de España, según una inscripción a la entrada de la localidad.

En la cima de ese pueblo blanco gaditano, a 200 metros de altitud, marcó la cruz Valverde por la mañana en el hotel, y allí concretó su golpe con un bonito éxito, el noveno desde su debut en la Vuelta, a la vez primer aviso en esta 70 edición.

Valverde no conocía de nada la inédita llegada al pueblo gaditano, pero un vistazo a Google Maps puede hacer milagros. "Ese sistema es la leche, nos hemos enterado todos de lo que nos esperaba como si estuviéramos allí mismo".

"Era un final Valverde", admitió el propio triple vencedor de la Lieja y Flecha Valona, de 35 años, rápido como en sus mejores momentos, como pudieron atestiguar el eslovaco Peter Sagan y el español Dani Moreno, los primeros que claudicaron tras el murciano en un final que tuvo su emoción hasta que apareció El Bala.

La estocada tuvo más repercusión en la moral de los rivales que en el reloj, aunque los 10 segundos de bonificación, los 3 que picaron en meta a Quintana y Froome y los 6 a Aru y Landa "nunca vienen mal". En la refriega final estuvo atento Esteban Chaves, quien un día más subió al podio a vestirse de rojo.

Valverde salió de Vejer con la tranquilidad que siempre dan las victorias, ya como el favorito mejor clasificado, quinto, por detrás del holandés Dumoulin y de los irlandeses Nicolas Roche y Dan Martin. En torno a los 15 segundos persiguen Purito, Quintana y Froome, aún inéditos, en espera de la montaña de verdad.

La jornada se decidió en los 4 kilómetros de subida a Vejer. El Tinkoff, que había trabajado para echar abajo la fuga del día y volver a colocar a Sagan en lo más alto del podio, tensó en la aproximación del puerto no puntuable, pero fue el Katusha de Purito quien mostró de lejos sus cartas.

Naipes para tratar de ganar la partida. Dos bazas, el catalán y Dani Moreno; y un señuelo, Alberto Losada, quien se de dejó la piel para desbrozar el grupo selecto marcando un ritmo exigente. Pero le faltó continuidad a la subida, que ofrecía incluso algún descenso reparador. Lo intentaron Peio Bilbao (Caja Rural) al principio y Samuel Sánchez al final, pero los citados, y el propio Nicolas Roche no esperaban un pequeño muro a 400 metros de la meta que acabó con sus ilusiones.

La etapa se coció metros atrás. Sagan quería abonarse ya al número uno después de despertar en Málaga y siguió la rueda de Purito y Valverde. Con el lío montado cerca de meta, al murciano se le apareció el polaco Rafal Majka como una imagen divina. El polaco le lanzó en el momento preciso para asestar de inmediato la estocada. "Me vino de perlas su ataque".

El plan cibernético dio sus frutos. Internet le explicó cómo era el terreno, y Valverde puso la clase, la fuerza y la demostración de que su podio en el Tour no fue una casualidad. El viejo rockero del ciclismo español sigue ganando. Como siempre.

Esta temporada, el campeón de España, ganador de la Vuelta en 2009, ha firmado ya 8 victorias. La próxima visita a Google Maps podría llegar en dos días. El jueves, otro final elevado inédito, en Cazorla (Jaén). Valverde tiene el ordenador a mano. Este miércoles se disputa la quinta etapa entre Rota y Alcalá de Guadaira, de 167 kilómetros. Otra ocasión para los esprinters.

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