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La entrada saudí en Telefónica eleva el temor a que el capital extranjero controle las empresas del Ibex 35

El desembarco del principal operador de Arabia Saudí desata un intenso debate sobre la presunta debilidad de las grandes compañías españolas, muy endeudas pero al mismo tiempo muy rentables.

Ibex 35
Los más pesimistas ven la operación como un síntoma de la debilidad de España como país y de la precariedad del entramado empresarial español. Vega Alonso Del Val / EFE

STC Group, operador líder de telecomunicaciones en Arabia Saudí y Oriente Medio y perteneciente al fondo soberano de ese país, se ha convertido en el máximo accionista de Telefónica tras comprar por 2.100 millones de euros el 9,9% del capital de la empresa española. Un movimiento que se ha producido por sorpresa y que ha descolocado al mundo financiero español al tiempo que ha desatado un intenso debate sobre la presunta debilidad de las grandes españolas que cotizan en el Ibex 35, muchas de ellas operando en sectores estratégicos de la economía.

La entrada del capital saudí en Telefónica, una de las empresas bandera de España, ha sido acogida con cierto recelo por parte del Gobierno y del resto de actores políticos y económicos. Casi nadie critica abiertamente la operación, pero en el ambiente flota una mezcla de preocupación, incertidumbre y desconfianza que se resume en el temor a que Telefónica y otras grandes empresas que cotizan en el Ibex 35 pierdan lo que desde el Gobierno han calificado como "autonomía estratégica". O dicho de otro modo: existe el miedo a que las grandes empresas españolas terminen en manos extranjeras.

Nadia Calviño, vicepresidenta de Asuntos Económicos, verbalizó esa inquietud al afirmar el miércoles que el Gobierno aplicará todos los mecanismos necesarios para defender los intereses de España. "Telefónica es evidentemente una empresa estratégica para nuestro país y desde el Gobierno aplicaremos todos los mecanismos que sean necesarios para la defensa de los intereses estratégicos de España", afirmó la responsable económica del Gobierno.

En un sentido parecido se posicionó el martes por la noche Yolanda Díaz, también vicepresidenta del Gobierno, al afirmar que "es esencial proteger nuestra autonomía estratégica". "España debe asegurar la toma de decisiones en empresas como Telefónica, guardianas de datos sensibles", escribió Díaz en su cuenta de Twitter.

Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, también se pronunció el miércoles de una forma parecida: "Deseo que se aclare este tipo de inversión y eso vaya en beneficio de la compañía española. No conozco los detalles obviamente, pero sí espero que esta empresa siga estando dentro de la mayoría del capital español y que siga siendo una empresa estratégica y uno de los grandes operadores mundiales".

Ante ese temor a que Telefónica deje de ser española y pase a depender de inversores extranjeros, los saudíes han puntualizado que no tienen intención de controlar la compañía española. Olayan Alwetaid, consejero delegado de STC Grroup, explicó el miércoles que la inversión es "una gran oportunidad de inversión que nos permite utilizar nuestro sólido balance y mantener al mismo tiempo nuestra atractiva política de dividendos".

La rentabilidad de la inversión. Esa es la clave de la operación de los saudíes para Rubén Juste, sociólogo y autor del libro IBEX 35. Una historia herética del poder en España. Según este experto, "Telefónica y la mayoría de las empresas españolas que cotizan en el Ibex 35 están altamente endeudadas, lo que las hace muy dependientes de la inversión extranjera porque necesitan capital e inversión para seguir funcionando con esa deuda. Por otro lado, el Ibex 35 es un mercado altamente rentable. A pesar de la deuda que arrastran las grandes españolas, el dividendo que pagan a sus accionistas no lo pagan otras. Si los inversores vienen aquí es porque el español es un mercado altamente rentable".

Además, las empresas del Ibex 35 poseen una cotización muy débil en Bolsa: invertir en las empresas españolas es barato, lo que las hace más atractivas y más accesibles a los ojos del capital extranjero.

Los resultados saltan a la vista: según algunas estimaciones, los inversores extranjeros –fondos de inversión y fondos soberanos de otros Estados– van a obtener un beneficio de 3.000 millones de euros en 2023, ayudados en buena medida por la inflación y el aumento de los márgenes que aplican las empresas en las que invierten.

Si por el lado de la oferta, las empresas españolas ofrecen buena rentabilidad e inversiones asequibles, también hay una gran interés por el lado de la demanda, tal como señala Juste: "Los fondos soberanos del Golfo Pérsico han apostado por diversificar sus inversiones". Los más pesimistas, por contra, ven la operación como un síntoma de la debilidad de España como país y de la precariedad del entramado empresarial español.

Juste señala que en este sentido la economía española ha experimentado lo que él llama "una transición hacia un mercado más abierto" en la que el inversor nacional (por decirlo del alguna manera) ha perdido peso: "Telefónica y otras empresas españolas antes estaban aguantadas por bancos, cajas de ahorro –Telefónica por la Caixa– y otros inversores españoles. Ahora ya no ocurre eso. Por un lado el capital estadounidense y por otro el capital de fondos soberanos han entrado en tromba al Ibex 35".

Inversiones estables

El aterrizaje del fondo soberano saudí en Telefónica no es una excepción en la economía española ni tampoco una novedad. Son muchos los inversores extranjeros que invierten en sectores estratégicos de la economía española desde hace tiempo. Es relevante el caso de Catar. El emir de este país, Tamim bin Hamad Al Thani, visitó España en mayo de 2022 –fue recibido con los brazos abiertos– y entonces comprometió inversiones por valor de más de 4.000 millones de euros, sobre todo en el sector de la energía y las renovables. Baste decir que a través de QIA, su fondo soberano (Qatar Investment Authority), este país es el máximo accionista de Iberdrola y de la inmobiliaria Colonial, así como de IAG, el holding formado por Iberia, British Airways y otras aerolíneas. Otro ejemplo: Blackrock posee participaciones significativas en 19 empresas que cotizan en el Ibex 35 por valor de 18.000 millones de euros y encabeza el accionariado de hasta cinco compañías españolas de los sectores financiero y energético.

Ante esta entrada "en tromba" del capital extranjero en el Ibex 35, Juste explica que el Gobierno ha adoptado algunas medidas "para que las empresas españolas no terminen dominadas por otros accionistas". Entre esas medidas, destaca la ley antiopa para empresas estratégicas, que exige la autorización del Gobierno si la compra de acciones supera el 10% de la empresa. No obstante, este umbral se rebaja al 5% en el caso de empresas que tengan contratos con el Ministerio de Defensa, como es el caso de Telefónica. Por ello, los inversores saudíes tendrán que obtener el plácet del departamento que dirige Margarita Robles. 

"Los fondos soberanos del Golfo Pérsico invierten en cualquier empresa que genere un beneficio en el futuro"

Hay otro factor que también ha impulsado la compra de importantes participaciones en las grandes empresas españolas. Lo explica Juste: "España es uno de los lugares estratégicos por su rentabilidad y eso hace que el capital sea más volátil. Por eso el Gobierno hace de palanca y se ha apoyado en los fondos soberanos no sólo del Golfo Pérsico, sino también de Noruega, por ejemplo, que ofrecen una inversión más estable y mas a largo plazo. La intención es seguir dando la idea de bandera española".

Al hilo de esto, Juste diferencia entre la inversión que procede de los fondos de inversión estadounidenses –BlackRock, por ejemplo– y los fondos soberanos –Catar, Arabia Saudí, Noruega...–: "Los fondos soberanos del Golfo Pérsico invierten en cualquier empresa que genere un beneficio en el futuro. No buscan una rentabilidad inmediata como los estadounidenses, sino que llegan con un plan a medio plazo y apuestan por quedarse. La parte conflictiva es que muchos piensan que también quieren quedarse con Telefónica. Ese es el riesgo".

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