Este artículo se publicó hace 2 años.
La menor demanda de gas natural agrava la dependencia del sector industrial sobre los combustibles fósiles
Los datos de Enagás muestran un descenso del 40% en septiembre, el doble que durante el confinamiento.
Barcelona-Actualizado a
"Es imposible que no te equivoques. Existe una brutal volatilidad que no te permite planificar. El precio del gas puede pasar de los 180 euros por megavatio hora a menos de 40 en tan sólo tres semanas". El dibujo del sector energético, vinculado a la demanda de gas natural, lo hace Joan Vila, presidente de la Comisión de Energía de la patronal Pimec.
El diagnóstico de Vila se constata con los datos aportados por la compañía Enagás, que muestran cómo la demanda de gas natural para usos industriales durante el mes de septiembre ha caído un 40%, el doble que en abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia y en un contexto de paro generalizado de la actividad económica.
Esta menor demanda, forzada por el encarecimiento de la materia prima por la crisis energética, está afectando de forma desigual en función del sector productivo. Mientras ámbitos como las químicas o las refinerías han logrado encontrar derivados del petróleo, igualmente fósiles, el impacto en las cerámicas o las papeleras, sin alternativas, pone en peligro su viabilidad. Asimismo, intensifica la dependencia respecto a las fuentes de energía tradicionales.
Joan Vila pone como ejemplo la situación de una empresa con unos beneficios de un 10% hace año y medio, en la que el peso de la energía suponía el 15% del total. Con el incremento del gas, ese valor se ha disparado hasta el 45%. "Así es imposible que salgan los resultados, puesto que se trata de un margen inalcanzable. Además, debemos pensar que la mayoría de compañías tienen unas ganancias que se sitúan entre el 5 y el 8%. Algunas firmas intentan trasladar el incremento de los costes al consumidor final pero no siempre acaba siendo una opción posible".
Además, el responsable de energía de Pimec recuerda que los fletes, que establecen los precios del mercado de los contenedores marítimos, están empezando a bajar, lo que provocará una llegada aún mayor de productos procedentes del sudeste asiático a precios sin competencia . Así, prevé un nuevo escenario global, donde "las medidas económicas de los gobiernos para luchar contra la inflación, la crisis de suministros o la energética no habrán servido de nada".
Ante la hipótesis de buscar nuevas fuentes de combustibles por parte de las industrias, que actúen como alternativas al gas natural, Vila cree que "las oscilaciones de precios hacen imposible planificar ninguna inversión ni estrategia ni a corto ni a largo plazo". El experto alude a la carencia de lo que se llama señales de mercado. Es decir, a la hora de emprender un nuevo proyecto energético no existe posibilidad alguna de tomar como referencia los precios de mercado ni en el gas ni en la electricidad para saber los plazos para amortizar los gastos.
El riesgo para las pymes
Según el Índice de Grandes Consumidores de Gas (IGIG) de Enagás, el mes pasado los mayores descensos en la demanda de gas natural se han registrado en las refinerías y la electricidad. Ninguno de los sectores productivos ha tenido una subida. Más allá de estas cifras globales, la realidad de la volatilidad del mercado energético impacta en las pequeñas y medianas empresas catalanas.
Una reciente encuesta de Pimec, llamada El impacto de la crisis energética en las pymes, concluye en la necesidad de una "intervención inmediata del mercado energético para no poner en riesgo la viabilidad del 50% de las pequeñas y medianas empresas de Catalunya". Su presidente, Antoni Cañete, advierte sobre el incremento del peso que supone ahora el gasto energético sobre los ingresos y el margen de las pymes.
Ante la situación, detalla que "los efectos se pueden empezar a notar a partir del primer trimestre de 2023". La patronal añade que si el precio de la energía sigue esta tendencia ascendente, un 25% de las empresas verá comprometida su actividad y se pueden poner en riesgo 480.000 empleos en Catalunya. El máximo responsable de la patronal augura que "el incremento del IPC y del coste de la energía impactará en los hogares y trabajadores, pero también en la viabilidad de nuestras empresas, aspecto relevante a la hora de buscar soluciones en la espiral inflacionaria".
Para hacer frente al riesgo, Pimec exige políticas urgentes que incentiven y faciliten la transición energética, "poniendo el foco en los Fondos Next Generation, como una de las palancas clave para producir este cambio". Como medida a más largo plazo, Cañete ha anunciado que harán una petición a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para que amplíe el arancel europeo de carbono en la frontera a otros sectores a partir de 2023.
Falta de personal en el sector energético
Para hacer frente al déficit de mano de obra, esta misma semana, el conseller de Empresa i Treball de la Generalitat, Roger Torrent, el propio Cañete, y el presidente de la Federació de Gremis d'Instal·ladors de Catalunya (Fegicat), Jaume Alcaide, han firmado un acuerdo de colaboración para coordinar las acciones de formación en el sector energético e intentar resolver la carencia de profesionales, ajustando la oferta y la demanda para mejorar la competitividad de las empresas del sector.
Tras la firma, el presidente de Fegicat, Jaume Alcaide, afirmó que "las empresas instaladoras están en disposición de contratar de forma inmediata a 18.000 trabajadores" y que el plan energético del Govern obligará a la incorporación de una media de 6.000 profesionales al año hasta 2050". Impulsar formaciones, crear vocaciones, potenciar la comunicación y captar nuevas actividades son los ejes para conseguir estos objetivos.
Por su parte, la Generalitat ha establecido un plan de choque para reducir el consumo de gas natural fósil, en el que contempla instalar placas solares en todos los edificios oficiales, la creación de aparcamientos para las bicis de los funcionarios, así como un servicio de bicicletas compartidas y la generalización del teletrabajo entre los trabajadores públicos.
Estos serían los pasos previos a la constitución de una energética pública que ya ha sido aprobada por el Govern de Pere Aragonès. De momento, sólo pueden definirse como intentos de revertir un modelo basado en la dependencia excesiva del consumo de combustibles fósiles, a pesar de la reciente caída de la demanda.
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