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Trabajar con el miedo de no volver vivo a casa: "El 99% de los accidentes mortales ocurren en empresas sin sindicatos"

Cada vez que muere un trabajador en un siniestro laboral se abre por defecto un procedimiento penal. Casi nunca se llega a juicio: las familias, acuciadas por el dolor y la necesidad económica, ceden en muchos casos a las presiones de la empresa.

Operario trabajo fábrica
en los primeros 11 meses del año pasado se produjeron 498.822 accidentes laborales, 3.484 de ellos graves. Joaquín Corchero / Europa Press

Tenía 24 años y apenas llevaba unos meses trabajando como operario en Sofitec, una empresa del sector aeronáutico que se dedica a fabricar aeroestructuras en Carmona (Sevilla). El pasado martes por la mañana, este joven trabajador estaba a punto de terminar su turno después de una larga noche manipulando una máquina de estiraje. Faltaba poco para la hora de salida. Sin embargo, el trabajador nunca regresó a casa.

A las 6.45 horas de la mañana, el empleado sufrió un accidente mortal.

No se sabe muy bien cómo ni por qué, la máquina de estiraje terminó aplastando la cabeza del trabajador. Ante sus gritos desesperados, sus compañeros lograron parar el mecanismo y llamaron con celeridad a Emergencias. Ya era tarde: cuando llegaron los servicios médicos, el herido no tenía pulso y sangraba profusamente. Los sanitarios lograron reanimarlo y lo trasladaron con urgencia al hospital Virgen del Rocío de Sevilla con apenas un hilo de vida. Minutos después murió en el hospital.

Este es el caso del primer trabajador que muere en la provincia de Sevilla este año. Lamentablemente, habrá más: entre enero y noviembre de 2023 murieron 535 trabajadores, 82 de ellos atrapados, aplastados o amputados por una máquina. En todo 2022 fueron 99 los trabajadores que murieron así. Además, en los primeros 11 meses del año pasado se produjeron 498.822 accidentes laborales, 3.484 de ellos graves

La muerte del trabajador de Sofitec engrosa una triste estadística. Sin embargo, en esta ocasión esta tragedia no ha quedado sólo como una simple y fría cifra sobre un papel: por una parte se asemeja a otras muchas, pero en este caso también concurren circunstancias especiales que lo han llevado a ocupar los titulares de prensa.

Sofitec también aparece en esos titulares. Señalan su insensibilidad: la producción no paró tras la muerte del trabajador y alguien ordenó limpiar la sangre para que todo siguiera funcionando como si nada hubiera pasado. Ni siquiera los compañeros que entraron pocos minutos después del accidente dejaron de trabajar. Incluso los compañeros de turno del fallecido tuvieron que volver a trabajar la noche siguiente en el mismo lugar en el que le vieron morir.

"Fue muy dramático e impactante, pero la sensibilidad de la empresa es la que es. Y todo con un clima de amenazas", apunta Carlos Aristu, secretario general del sindicato Comisiones Obreras (CCOO) en la provincia de Sevilla. Aristu publicó el miércoles por la mañana un hilo en X sobre este asunto que ha tenido mucha repercusión en el que cuenta el caso de este joven trabajador de Carmona y explica de manera didáctica todo el proceso que se pone en marcha en España. cuando un trabajador muere en un accidente laboral.

En conversación con Público, Aristu afirma que Sofitec es una empresa "en la que se ha perseguido durante años cualquier intento de organización sindical". Pese a su tamaño –más de 300 empleados– en Sofitec no hay representación de los sindicatos, ni un comité de empresa. Ni tan siquiera tiene un delegado delegado o delegada de Prevención, una figura que contempla la ley y que, como explica Aristu, es el representante de los trabajadores con funciones específicas en materia de prevención de riesgos en el trabajo. "Su caso no es habitual para una empresa de este tamaño", sentencia el dirigente sindical.

Público ha contactado con Sofitec para recabar la versión de la empresa sobre este siniestro. Tras realizar dos llamadas y mandar un formulario a través del correo electrónico, ningún portavoz o responsable de Sofitec ha respondido a los requerimientos de este medio. 

"En los temas de siniestralidad laboral hay una cosa clara. Donde hay representación sindical hay un delegado o delegada de prevención. El 99% de accidentes mortales ocurren en empresas no sindicalizadas", señala Aristu. En su hilo de X, Aristu es más concreto y matiza que en una empresa sin trabajadores sindicados, "nadie vigila desde dentro cómo se trabaja. Los perfiles más precarios son obligados a ejercer tareas sin formación ni equipos de protección adecuados. Se juegan la vida por miedo a perder el curro".

"[Sorfitec] Es una empresa que conocemos. Históricamente hemos intentado promover candidaturas sindicales allí, pero cada vez que ha habido personas interesadas en sindicarse, rápidamente la empresa ha utilizado la estrategia del miedo y las amenazas, con un mensaje claro: 'El que se apunte, se va a la calle'. El miedo es una realidad en el día de esta empresa", apunta el secretario general de CCOO de Sevilla. Lo cierto es que el operario fallecido el martes llevaba poco tiempo en la empresa y hay sospechas de que no había recibido la formación necesaria para manejar la máquina que lo mató.

Pese a no contar con representantes oficiales, en la delegación de CCOO en Sevilla aseguran que han recibido testimonios de cómo se trabaja dentro de Sofitec, de cómo se mete prisa y se presiona a los trabajadores para cumplir con los objetivos.

Aristu no quiere hacer acusaciones categóricas ni tampoco pretende establecer una relación de causa-efecto entre la muerte del trabajador y ese clima de miedo y amenazas que denuncia. Él simplemente deplora  la actitud de la empresa, una actitud que viene de lejos.

El dirigente sindical de CCOO en Sevilla insiste en que tendrán que ser los tribunales los que dictaminen y recuerda que cada vez que hay un accidente mortal en el trabajo, en España se abre un proceso penal para aclarar las circunstancias de la muerte del trabajador.

Inspección de Trabajo emite un informe. Los sindicatos –CCOO lo hace por norma– se presentan como acusación popular. La familia también está representada en el proceso. Sin embargo, en la inmensa mayoría de los casos no llega a celebrarse el juicio. 

Un largo y doloroso proceso

Aristu no apostaría su dinero a que el caso del trabajador de Sofitec, pese a todos los indicios, termine ante un tribunal. Casi se atreve a pronosticar lo que va a pasar porque lo ha visto muchas veces.

"En casos como este suele haber un patrón. Ahora llegará al juzgado de instrucción y a partir de ahí empieza un proceloso camino para la familia. Ahora mismo los familiares están en un duelo del que le va a costar salir. Además, en muchos casos, el sueldo del trabajador suele ser la única fuente de ingresos. Con la muerte del trabajador se agrava la situación económica de la familia. El proceso judicial es largo: en la provincia de Sevilla hemos visto juicios que han tardado hasta seis años en celebrarse. A medida que pasan los años, el duelo de la familia va remitiendo pero la necesidad económica no", explica Aristu.

Es entonces cuando entra en liza un bufete de abogados que contacta con la familia en representación de la empresa. Aristu sigue con su relato: "La empresa presiona a la familia para llegar a un acuerdo; juega con la necesidad y la penuria económica de unos familiares que ven pasar los años sin una solución. La familia tampoco sabe si la sentencia del juzgado le será favorable o no. No tiene ninguna seguridad. El juzgado podría dictaminar que no hay responsabilidad por parte de la empresa y que el accidente fue una imprudencia del trabajador...".

Carlos Aristu: "El verdadero instrumento de prevención es que los trabajadores se organicen para protegerse"

Llegados a este punto, Aristu cuenta que la mayoría de las familias acaban sucumbiendo a la presión y aceptan el acuerdo económico que les ofrece la empresa. Pero a cambio la empresa exige a la familia que se retire del procedimiento judicial y que intente convencer a los sindicatos que estén personados en la causa para que hagan lo mismo. Los sindicatos no lo hacen, pero sí lo suele hacer la Fiscalía. "Como ya se ha resarcido económicamente a la familia de la víctima, la Fiscalía entiende que no debe seguir con el procedimiento penal. Y se cierra todo. Es muy frustrante", cuenta con un deje de decepción Aristu.

Los sindicatos, garantes de la prevención

El miércoles por la mañana el teléfono de CCOO no paró de sonar:  muchos compañeros del trabajador fallecido, muy impactados por lo sucedido, llamaban para ofrecerse a declarar en un eventual juicio. Aristu, sin embargo, no se llama a engaño: "Ojalá hablen y ojalá organicen una candidatura sindical para que casos como este no se repitan en el futuro. El verdadero instrumento de prevención es que los trabajadores se organicen para protegerse, pero mi experiencia me dice que es muy probable que a lo largo del tiempo la empresa utilice la cultura del miedo y la amenaza y termine por quitarles a los compañeros del fallecido las ganas de testificar".

"Todavía no he visto a ningún empresario entrar en la cárcel por un caso de estos", se lamenta Aristu, expresando la frustración que le generan estos casos. Esta es la triste realidad laboral que se repite más de lo deseado. "Lamentablemente, esto forma parte de nuestra cultura empresarial", concluye el secretario general de CCOO en Sevilla.

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