Las mujeres dirigen apenas el 16% de los bancos centrales de todo el mundo
En 2024 se han incorporado seis mujeres al más alto escalafón de alguno de los 185 bancos centrales que existen en el mundo. Ya son 29, una cifra más bien testimonial a la que no ha contribuido el Banco de España.
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El hasta ahora ministro de Transformación Digital y Función Pública, José Luis Escrivá, ha asumido este miércoles las riendas del Banco de España. No sin polémica. Porque el tránsito directo desde un puesto de la máxima responsabilidad política a un cargo que demanda altas dosis de independencia e imagen de parecerlo nunca casa bien con los principios éticos que deben presidir la cosa pública.
Lo hace, además, con la intención de remodelar interna y estratégicamente la institución y casi sobre la bocina, con el tiempo justo para acudir a la próxima reunión ejecutiva del BCE (en la que previsiblemente se decidirá una bajada de los tipos de interés).
Su valía profesional y académica le avalan sobradamente para gobernar al organismo regulador de la banca (un hecho casi irrefutable por su trayectoria), así como la legalidad y la legitimidad de su nombramiento. Su designación, que no pocas voces políticas y económicas achacan a la decisión del presidente Pedro Sánchez de que no nombrarle vicepresidente económico, ha arrojado un jarro de agua fría a las opciones de que la vacante fuera a parar a una mujer.
Nunca en la historia del Banco de España ha habido una alternancia de género. Pero tampoco antes las probabilidades parecían tan elevadas. Tanto la vicepresidenta de la CNMV, Montserrat Martínez, como su actual subgobernadora, Margarita Delgado, en el cargo desde 2018, parecían en disposición de acabar con este maleficio histórico.
Incluso había otras dos en la recámara con apoyos larvados: Soledad Núñez, consejera en la Comisión Ejecutiva del propio Banco de España y responsable de las emisiones de bonos en los difíciles años de la crisis de la deuda europea, y Paula Conthe, al frente precisamente del Tesoro y Financiación Internacional.
La presencia de Escrivá en la cúpula de la institución prorroga seis años más el desafío de que el Banco de España tenga una gobernadora. Como en 2024 han hecho sus organismos hermanos de Bosnia-Herzegovina o Papúa Nueva Guinea. Dos de las seis que lo han conseguido este año y que elevan a 29 el número de mujeres al frente de las 185 instituciones monetarias que existen en todo el mundo.
Hasta alcanzar la cifra de 29, según el Foro Oficial de Instituciones Financieras y Monetarias, un think-tank con sede en Londres que se ocupa del análisis sobre la arquitectura inversora internacional. El FMI no duda en instar a las autoridades políticas a elevar el censo femenino en las estructuras directivas de los bancos centrales para "impulsar su ascenso" a sus máximas instancias.
"El margen de maniobra para avanzar hacia la paridad de género todavía es muy amplio y exige una participación más numerosa de mujeres en puestos de responsabilidad de los organismos que rigen la economía global", admite el Fondo Monetario en un post oficial de su publicación de asuntos financieros. "A pesar de que el repunte en el número de gobernadoras haya pasado de 23 a 29 en un año". Porque hace diez años, en 2014, ya se superó la veintena. En la actualidad, "todavía están infrarrepresentadas".
La brecha de género sigue sin suturar
Otro estudio, del FMI, apunta incluso a la brecha de género en las autoridades monetarias del G-7, en las que "en 2023, todavía menos de la mitad de sus empleados y directivos eran mujeres" y solo una tercera parte ostentaban cargos técnicos -economistas- o de alta gestión. "Los datos revelan que el éxito en la eliminación de los diferenciales de género ha sido parcial".
El FMI: "El margen de maniobra para avanzar hacia la paridad de género todavía es muy amplio"
Ello va en consonancia con las palabras de la consejera del BCE, la alemana Isabel Schnabel, que citó ya en 2020 en un discurso oficial el "substancial desequilibrio de género en la institución y en otros organismos económicos" y criticó abiertamente que las "barreras siendo inexpugnables" tanto en el acceso a puestos de responsabilidad como en asuntos cotidianos y socialmente aceptados.
Además de Jasmina Selimovic, que accedió en enero a un mandato de seis años en el Banco de Bosnia-Herzegovina, o de Elizabeth Genia, en el de Papúa Nueva Guinea, Michele Bullock se ha convertido también en la primera mujer al frente del Reserve Bank of Australia. Al igual que han alcanzado las gobernaciones de los bancos centrales mujeres en Camboya, Georgia, Moldavia y Montenegro, según el indicador de género del foro OMFIF.
Quizás el binomio de mujeres más relevante al frente de bancos centrales sea el que conforman la actual presidenta del BCE, Christine Lagarde, exdirectora gerente del FMI, y Elvira Nabiúllina, que gobierna el Banco Central de Rusia y que ha jugado un papel clave en la estabilización del rublo, primero, y en la amortiguación de las sanciones occidentales a Moscú aplicadas desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania con el indisimulado objetivo de arruinar las finanzas del Kremlin y de frenar los ingresos petrolíferos y gasísticos del país.
Christine Lagarde, al frente del BCE, y Elvira Nabiúllina, que gobierna el Banco Central de Rusia, son las dos banqueras más ilustres
Sin olvidarse de la actual secretaria del Tesoro americana, Janet Yellen, que ostentó entre 2014 y 2018 la presidencia de la Reserva Federal y se convirtió en la primera mujer (y decimoquinto gobernador) de la autoridad monetaria de EEUU. La labor de Yellen al frente de la Fed fue esencial para sacar definitivamente a la primera economía global del colapso crediticio de 2008 y poner en marcha la regulación financiera de la Ley Dodd-Frank de la Administración Obama.
Ésta restauró los derechos de los consumidores en los largos y costosos procesos de reclamación de daños y perjuicios provocados por las hipotecas subprime que precipitaron la quiebra inicial de Lehman Brothers y la posterior limpieza de activos tóxicos de la banca estadounidense.
Yellen, además, se negó en redondo a la flexibilización regulatoria de la Administración Trump en sus dos primeros años de mandato. Hasta que fue sustituida en el cargo por Jerome Powell, su actual presidente. Y confeccionó, junto a Mario Draghi, ya fuera de su periplo como primer ministro italiano las sanciones financieras que Occidente impuso al Kremlin por la invasión de Ucrania y que han tenido al dólar como arma de destrucción masiva de las finanzas de Moscú.
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