La primavera y las renovables hunden el precio de la luz hasta dejarla gratis en fin de semana
La eólica y la solar llevan semanas cubriendo entre uno y dos tercios de la electricidad que se consume en España, cuyo disparatado sistema de tasación desploma las cotizaciones en las horas centrales del día con el riesgo de ahuyentar a inversores y fren
Zaragoza-Actualizado a
El despliegue de las renovables está provocando una clara tendencia a la baja de los precios de la electricidad en plena crisis energética, hasta tal punto que en lo que va de mes el precio del Mw.h (megawatio/hora) ha llegado a ser de cero durante las horas centrales del día en tres jornadas, ha caído por debajo del euro en otras tres y no ha llegado a los cinco en cinco más, la mayoría de ellas concentradas en fines de semana y festivos.
Sin embargo, ese fenómeno aparentemente positivo tiene aristas que entrañan el riesgo de desincentivar unas inversiones, obviamente movidas por el ánimo de obtener ganancias, que resultan fundamentales para financiar la transición energética: esas bajas cotizaciones sitúan el precio del kilowatio de energía solar y eólica claramente por debajo de sus costes de producción durante buena parte del día.
Esa situación, especialmente intensa para la solar al afectar a tramos de hasta seis horas diarias cuando el periodo máximo de radiación es de 15 en junio y julio y el mínimo de apenas nueve en diciembre y enero, revela otro de los perversos efectos secundarios del disparatado sistema de subastas del mercado eléctrico español, el mismo que dispara las cotizaciones cuando entran en él la generada con gas o cuando los productores de hidráulica o de nuclear ofrecen la suya encarecida por su coste de oportunidad.
La situación ha alcanzado niveles de despropósito, tanto para los consumidores como para los productores, en jornadas como el viernes 7 o el domingo 9, cuando el precio de las subastas llegó a multiplicarse, respectivamente, por 95,5 y por 1.279: el mw.h cotizó a 1,50 y a 0,10 euros a mediodía para dispararse hasta los 143,35 y los 127,99 cuando cesó la aportación de la eólica y la solar, que solo durante el día cubrieron casi la mitad del total de la demanda de esas jornadas. La segunda llegó al 70,6% en sábado 8.
Eso, en cualquier caso, no supone que al consumidor le salga gratis, o casi, la energía en esas horas de baja cotización: puede ocurrir cuando su contrato está vinculado a las subastas horarias tanto en las tarifas reguladas como en las del mercado libre, pero solo para la parte del recibo que se refiere a la energía y en ningún caso para la de costes, peajes y servicios más los impuestos que los gravan.
No obstante, y según indican las valoraciones horarias de las tarifas reguladas, el despliegue de las renovables sí está situando las horas centrales de la jornada como las de precio final más reducido para las tarifas reguladas cuando el sistema de tarificación horario instaurado hace dos años las ubica entre la medianoche y las ocho de la mañana.
Las bajas cotas de la cotización de energía renovable comenzaron a darse el pasado verano de manera puntual, con varias jornadas en el entorno del euro, para comenzar a ser habituales esta primavera y haber una previsión de que se generalicen en los próximos meses por varios factores entre los que resulta clave, aunque no es el único, el avance en su despliegue, ya que, según los datos de Red Eléctrica, instalaciones solares con 88 gW (gigawatio, millón de kW) de potencia tienen ya algún tipo de autorización para sumarse a los 18,7 ya en servicio, registros que se sitúan en 29,8 y 37 para la eólica.
"La bajada del precio se debe a dos factores: una caída de la demanda que se concentra en los fines de semana por las menores necesidades productivas y durante la primavera al no ser necesaria ni la calefacción ni la refrigeración, y un incremento de la oferta al coincidir con frecuencia el viento con el aumento de las horas de sol", explica Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables.
En ese escenario, anota, las renovables pujan a precio cero en las subastas durante esas horas de mayor generación "para poder engancharse al precio más alto en el cierre, salvo que sean ellas las que cierren a cero", que es lo que comienza a suceder con frecuencia.
Cero no es el coste sino el precio
Sin embargo, matiza, "el coste de producir esa energía no es cero, lo que es cero es el precio al que se vende. El marginalismo (en referencia al sistema de subastas) no es bueno ni cuando se dispara con el gas ni cuando hay un exceso de producción renovable".
De hecho, los patentes desajustes de ese formato llevan a que un país como España, que oficialmente se encuentra en plena transición energética, siga disparando el rendimiento económico de la generación de energía sucia, algo que por otra parte está abriendo una línea de negocio de exportaciones, al tiempo que merma la expectativa de ganancias de quienes producen la limpia.
"Resulta clarísimo que el despliegue de las renovables está reduciendo los precios hasta hacer que en las horas de más sol la electricidad sea barata e incluso gratis", coincide José Donoso, director general de UNEF (Unión Española Fotovoltaica), quien al mismo tiempo también llama la atención sobre los desajustes del sistema de subasta, que "marca los precios con energías con costes marginales cuando algunas no los tienen, y eso hace que si entran las centrales de gas se produzcan horquillas de más de 125 euros por megawatio".
"La lectura positiva es que gracias al despliegue de la energía solar los españoles tienen la electricidad más barata", añade.
El riesgo de desincentivar la inversión en renovables
¿Tienen suficiente entidad esos efectos secundarios de los desajustes del sistema de fijación de precios de la electricidad en España como para poner el riesgo el despliegue de la energía solar al recortar sus expectativas de negocio?
No parece que vayan a actuar en ese sentido de manera generalizada, aunque sí se da por hecho que las empresas de menores envergadura y músculo financiero sufrirán sus consecuencias.
"Los promotores no son productores finales y a las empresas integradas que generan electricidad con un precio de venta previamente acordado no les afecta esta situación, pero es probable que alguna compañía de pequeño tamaño que no opera con esas condiciones vea comprometida su viabilidad" y también que algunos inversores "se planteen si va a resultarles rentable hacerlo en renovables", diagnostica el presidente de la Fundación Renovables.
Ferrando, que llama la atención sobre cómo "los precios reales resultan ser mucho más bajos que los medios con los que se diseña el modelo de negocio, que no son reales ya que los horarios van 'de nada a lo que resulte'", destaca que "el tema está en qué pasa con un sistema de fijación de precios de un bien esencial que ni pueden ser tan altos como marca para el gas ni tan bajos como para las renovables. El precio debería estar relacionado con los costes, y si no lo está es que funciona mal".
Medidas para evitar la desincentivación
Donoso, quien destaca las previsiones de aumento de las instalaciones de autoconsumo con otros dos gW.h, un ritmo similar al del año pasado con la industria como promotor principal, con el consiguiente efecto de reducción de la demanda de manera progresiva, reclama tres medidas concretas para evitar que el precio cero acabe desincentivando las inversiones.
"Necesitamos más subastas de renovables con precios alineados a las previsiones del PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, ahora en revisión), porque no es viable ir solo a lo que resulta del mercado", señala.
La segunda medida sería el fomento de los PPA o contratos bilaterales entre generadores y consumidores, normalmente industriales o de otros sectores productivos como la agricultura, "como complemento a las subastas" y, también, habilitar sistemas de almacenamiento que permitan acumular la energía entre dos y cuatro horas.
Ferrando añade otras dos por el lado de los usuarios. La primera sería la reforma del PVPC o tarifa regulada, una medida que la Comisión Europea reclamó a España al aprobar la excepción ibérica para mejorar la protección del pequeño consumidor y para la que el ejecutivo puso en marcha una consulta pública en 2020 sin que haya legado todavía a tomar ninguna decisión.
La segunda el veto a las tarifas con precio cero en horas de libre elección que ofrecen algunas compañías eléctricas. "Eso resulta negativo en términos de eficiencia", anota, a lo que se suman las dudas, o la ausencia de las mismas, sobre cómo equilibran esas empresas comercializadoras las diferencias de coste entre las diferentes franjas horarias.
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