Público
Público

El uso del tren se dispara y evita más de 75 millones de desplazamientos en coche en ocho meses

Los abonos por la crisis energética disparan a cifras de récord el uso de la red ferroviaria en la España vaciada, recuperan la afluencia a los servicios de Cercanías de las capitales y evitan la emisión de 112.000 toneladas de CO2.

Viajeros con maletas en uno de los andenes de la estación Almudena Grandes-Atocha, en Madrid. E.P./Jesús Hellín
Viajeros con maletas en uno de los andenes de la estación Almudena Grandes-Atocha, en Madrid. Jesús Hellín / EUROPA PRESS

El tren comienza a abrirse camino como medio de transporte alternativo al coche particular: la política de abonos gratuitos o baratos, según la frecuencia de uso, ha disparado los viajes en ferrocarril a niveles de récord en el medio rural hasta evitar más de 8,5 millones de desplazamientos interurbanos en ocho meses y dejar aparcados una media algo más de 35.000 coches particulares diarios.

Las líneas ferroviarias de media distancia convencionales han sumado 22,89 millones de usuarios en los ocho primeros meses de aplicación de los abonos, de septiembre a abril, mientras, las de alta velocidad acumulaban otros 7,61, que son, respectivamente, 6,9 y 1,67 millones más de los del mismo periodo de 2018-2019, el anterior sin restricciones por la pandemia, y que suponen un aumento del 39%.

Los viajes que han dejado de hacerse por el uso del tren habrían supuesto la emisión de 47.900 toneladas equivalentes de CO2

Esos 8,581 millones de viajeros arrojan una media diaria de 35.168, que serían a la vez los desplazamientos en automóvil y otros medios de transporte que habrían dejado de hacerse, y cuyos recorridos, de una media de 99,2 kilómetros, según los cálculos del Observatorio del Ferrocarril  y del Ministerio de Transportes, habrían supuesto la emisión de 47.900 toneladas equivalentes de CO2 de acuerdo con las estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

La media distancia, que superará este año con creces los 40 millones de viajeros si se mantiene el ritmo actual, con 14,78 desplazamientos de enero a abril, es el único tipo de transporte ferroviario que ha superado los registros de pasajeros previos a la pandemia, aunque la puesta en marcha de los abonos ha coincidido con un notable aumento de los usuarios en el otro servicio en el que se aplican, el de Cercanías.

Los 291,35 millones de usuarios de septiembre a abril que registran los trenes de Renfe, cifra que no incluye las cercanías catalanas ni las del Cantábrico, se sitúan 5,4 puntos por debajo del registro de ese periodo en 2018 y 2019 (308,13), aunque al mismo tiempo con un aumento de casi el 30% sobre las cifras de 2021-2022, todavía con restricciones en la movilidad por la pandemia. 

Ese incremento de 67,2 millones de pasajeros que las Cercanías de Renfe han registrado en ocho meses equivalen a una media de 275.409 diarios, cuyos desplazamientos en coches particulares, en este caso con una media de 16,5 kilómetros, habrían provocado el lanzamiento a la atmósfera de 77.527 toneladas de CO2.

La suma de los desplazamientos diarios que en esos ocho meses han pasado al ferrocarril de media distancia y al de Cercanías desde otros medios de transporte se sitúa en 310.577, con una suma de 75,7 millones para el conjunto del periodo, mientras el volumen de emisiones evitadas sería de 112.695 toneladas equivalentes de CO2.

Esta última cifra resulta insignificante (0,15%) frente a los más de 80 millones de toneladas que genera el conjunto del tráfico al cabo del año, con más del 90% concentrado en el transporte por carretera, aunque sí supone un avance cuando se trata de reducir emisiones.

No es tan escueta la proporción que suponen esos 310.000 desplazamientos diarios sobre el parque existente de 28,8 millones de turismos (24,94) y motocicletas (3,86) matriculados que contabiliza la Dirección General de Tráfico (DGT), sobre el que representan algo más del 1% del total.

"En España, salvo en algún corredor, no faltan vías sino que lo que falta son trenes. Y lo que hacen herramientas de gestión como los abonos es elevar la tasa de uso del tren", señala Manel Ferri, patrono de la Fundación Movilidad Sostenible y de la Fundación Renovables.

Manel Ferri: "La reducción de las emisiones de CO2, aún desbocadas, debería ser la 'hoja de ruta' del futuro"

"La reducción de las emisiones de CO2, aún desbocadas en el transporte, debería ser la 'hoja de ruta' del futuro, y en ese ámbito una de las mejores medidas consiste en potenciar el ferrocarril en todas sus facetas, como los horarios y las frecuencias. Hay que empezar a pensar en clave de intermodalidad, de conexiones y de servicio", añade.

En este sentido, Ferri aboga por dos medidas. La primera de ella es implantar cuando finalicen los abonos un precio estandarizado de tarifa plana similar al que se aplica en Alemania, que permite acceder a todos los servicios ferroviarios por 49 euros al mes.

Pau Noy: "El tren regional tiene un carácter residual en la mayoría de las comunidades autónomas"

La segunda consistiría en "sacar vehículos de la carretera para pasarlos al tren", según Ferri, de manera similar a como se hace en países europeos como Suiza, donde el grueso de las mercancías viajan en ferrocarril, y el camión se utiliza preferentemente para la carga inicial y la entrega final.

Sin embargo, el transporte de mercancías en ferrocarril no acaba de arrancar en España pese al aumento que conlleva la canalización por ese medio de buena parte del género que entra a y sale del país por puertos como los de Barcelona, Valencia o Bilbao, entre otros.

Pau Noy, experto en movilidad y miembro de la AIF (Alianza Ibérica por el Ferrocarril), coincide con Ferri en la necesidad de aumentar los servicios ferroviarios para fomentar su uso y de mejorar las frecuencias y horarios.

"Que el tren vaya lleno no significa que haya más oportunidades de usarlo", apunta en relación con el aumento del número de pasajeros en las líneas de media distancia, en el que considera que se combinan "un cambio modal" y "un cambio inducido por la gratuidad".

En este sentido, anota que "el tren regional tiene un carácter residual en la mayoría de las comunidades autónomas" y que su peso en el conjunto del transporte ferroviario resulta ínfimo, hasta el punto de que el aumento del 40% en el número de pasajeros se traduce en un incremento de un 1% en el conjunto de los usuarios del ferrocarril.

"Una medida puntual y no una solución a largo plazo"

Los usuarios comparten el criterio de los expertos, según indica un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que reseña "la percepción del tren como medio de transporte colectivo ideal" al permitir "el desplazamiento de un gran número de usuarios con un menor impacto ambiental que otras alternativas".

La ciudadanía valora de manera positiva el tren, pero destacan "la escasa capilaridad con zonas rurales"

No obstante, esa valoración positiva tiene matices como considerar que "podría ser el medio de transporte adecuado en todo rango de distancias, siempre que existieran las infraestructuras necesarias", aspecto en el que destacan "la escasa capilaridad con zonas rurales".

Los usuarios, que perciben la inversión en el ferrocarril convencional "como insuficiente en beneficio de la alta velocidad" y concluyen que existe "una buena red en grandes ciudades" junto a la que "debería vertebrarse el resto del territorio nacional", reclaman "precios asequibles para que el ferrocarril sea considerado un sustituto del coche".

En este sentido, "se valora muy positivamente" el efecto de los abonos, aunque con su activación "la valoración del precio del servicio no se ha visto afectada, seguramente por percibirse como una medida puntual y no una solución a largo plazo para la movilidad interurbana", anota el informe.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Economía