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La versión española de la Gran Renuncia: miles de profesionales pasan a teletrabajar como autónomos

Las especialidades de administración y consultoría, las de programación y diseño y algunas del ámbito creativo ganan en tres años alrededor de 30.000 afiliados, la mayoría de los cuales trabaja para una sola empresa.

Más de 10.000 programadores y profesionales de los estudios de mercado han pasado a operar como autónomos en tres años.
Más de 10.000 programadores y profesionales de los estudios de mercado han pasado a operar como autónomos en tres años. PxHere (CCO)

"Está habiendo una desvertebración acelerada del mercado de trabajo tradicional en la que la digitalización está abriendo puertas a través del teletrabajo", señala el secretario general de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), Eduardo Abad, quien llama la atención sobre cómo en los últimos años "ha crecido exponencialmente el número de trabajadores que operan desde su casa, en muchos casos para una sola empresa".

Esa tendencia vendría a ser un fenómeno a caballo entre una versión española de la Gran Renuncia, en la que millones de trabajadores occidentales llevan dos años dejando sus puestos de trabajo para buscar otros que les permitan disfrutar de una mayor calidad de vida, y una consecuencia lógica del avance de la digitalización que permite a los profesionales avanzar en esa dirección y a las empresas no perder por completo el talento que se llevan.

"La digitalización también trae eso: está empezando a haber una cadena de subcontratación con los profesionales, y cada vez hay más autónomos de ese tipo y menos de los tradicionales", anota Abad. 

Los registros del Ministerio de Trabajo y de la Seguridad Social recogen de manera clara el aumento que se ha dado en los últimos tres años en la afiliación de autónomos en especialidades que tradicionalmente se han considerado piezas fundamentales de las empresas, como ocurre con los nuevos 1.453 profesionales de la consultoría y el asesoramiento (+9,3%), los 463 (+1,3%) arquitectos e ingenieros, los 1.991 (+20.9%) especialistas en investigación y desarrollo, los 1.688 (+6,8%) de servicios auxiliares, entre los que se incluyen los administrativos, o los 3.829 (+7,5%) de otras actividades profesionales.

Solo este grupo suma más de 9.000 incorporaciones en tres años, a las que se suman incrementos como el superior al 30% que presentan los especialistas en estudios de mercado y publicidad, con más de 6.000 nuevas incorporaciones, los de ámbitos en expansión como los programadores (4.142, +20,5) y los vinculados a actividades artísticas (2.517, 36,6%), en ambos casos impulsados por desarrollo de nuevas formas de ocio de carácter digital cuyo consumo se disparó con la pandemia, e, incluso, los 7.684 (+10,5%) del sector sanitario.

¿Falsos autónomos o autónomos dependientes?

¿Ese tipo de relación laboral en la que el autónomo trabaja de manera exclusiva, o cuando menos claramente mayoritaria, para una sola empresa sería una manifestación de la figura del falso autónomo? No lo parece, al menos a primera vista.

"Un trabajador por cuenta propia que trabaja para una sola empresa desde su domicilio no es un falso autónomo, sino un autónomo dependiente o Trade", explica Abad.

No obstante, esta figura, que se regula a través de AIP (Acuerdo de Interés Profesional), que contemplan aspectos como la duración de la jornada, los descansos semanales, el disfrute de un mínimo de 18 días de vacaciones y la cuantía de la indemnización por cese, sigue sin arraigar en las relaciones laborales españolas. De hecho, las estadísticas del Ministerio de Trabajo registran la existencia de solo 7.389 autónomos en esa situación dentro de un colectivo de más de tres millones, uno de cada 400.

Los 100.000 autónomos que no han desaparecido

"Lejos de crecer los autónomos del ocio, lo que está creciendo es el trabajo en redes y en formatos digitales", anota Abad, que destaca cómo ese aumento de la afiliación en las actividades profesionales está paliando la merma que produce en el RETA (Régimen Especial del Trabajo Autónomo) el incesante goteo de pérdidas de la hostelería y del comercio, que asfixiado por la pujanza del e-commerce y de unas grandes cadenas de distribución que cada vez abarcan mayores cuotas de mercado sumó en enero 7.000 cierres a los casi 20.000 de 2022.

"Se está produciendo un efecto de oligopolio en el que el pequeño comercio de alimentación y del textil pierde un espacio que van ocupando las cadenas globales, lo que está provocando una especie de deslocalización de la economía en favor de estas últimas", apunta el secretario general de UPTA.

En cualquier caso, el sector de los autónomos ha resistido al bienio de la inflación con un aumento de la afiliación, de 77.279 en 2021 y de solo cinco el año pasado, según indican los registros de la Seguridad Social en términos de media, por mucho que en las últimas semanas se haya expandido la imagen de un régimen a la baja del que en el último año se habrían descolgado más de 110.000 unidades.

La confusión procede de los datos de la EPA, que en realidad contabilizan 240.000 trabajadores por cuenta propia menos de los que hay afiliados a la Seguridad Social (3.086.800 por 3.328.403), en un desfase que lleva cuatro años en claro ascenso, desde el de menos de 90.000 de 2018.

"El método no se ajusta a la realidad del colectivo, y la única cuenta válida es la de la Seguridad Social", zanja Abad.

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