Este artículo se publicó hace 12 años.
El 25-S exige una nueva Constitución y el abandono del capitalismo
Las dos mitades en las que se ha roto el movimiento que pretende protestar frente a las Cortes creen que el Gobierno debería dimitir
Las dos mitades en las que se ha roto el movimiento que pretende protestar frente al Congreso el próximo 25 de septiembre, la plataforma ¡En Pie! (precursora de la acción) y la coordinadora 25-S (en la que se integró el 15-M), coinciden en que es necesaria una nueva Constitución y que se ha tensado tanto la cuerda que al Gobierno solo le queda una salida: dimitir. Además, no dudan en señalar al que consideran el causante de todos los males, un sistema capitalista "insostenible" y "depredador" con el que, dicen, hay que acabar.
El miércoles, en un comunicado, la plataforma ¡En Pie! insinuaba que la cita había perdido fuerza al asumir los planteamientos de la coordinadora. Sin embargo, en un texto publicado hoy, esta última señala que el objetivo de su acción es denunciar el "secuestro" al que actualmente está sometida la democracia y hacer ver al Gobierno que es "el momento de irse". Así, exigen la dimisión del Ejecutivo de Mariano Rajoy y aluden a la necesidad de iniciar un proceso constituyente.
Unos fines no muy diferentes de los planteados por la plataforma que promovió la acción y decidió seguir por su cuenta tras la creación de una coordinadora para la preparación de la convocatoria en la que confluyó el 15-M. De hecho, este grupo también ha remarcado desde su inicio la importancia de sentar las bases de una nueva Constitución, así como de promover la dimisión del Gobierno, la disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado y la apertura de un proceso de transición hacia un nuevo modelo basado en la justicia y la libertad.
Ambos grupos, que trabajan de manera diferente, apuntan a objetivos similares. En la coordinadora insisten en el asamblearismo, la inclusividad y la horizontalidad como método para lograr sus objetivos. Las decisiones se toman en asambleas abiertas cuyas actas se cuelgan en su página web. En la plataforma, sin embargo, optan por articular la mayor parte del trabajo a través de reuniones que no están abiertas al público, aunque tampoco renuncian a tener encuentros en abierto como los que tendrán este fin de semana en un centro ocupado de Móstoles, en el sur de Madrid.
Esto ha provocado que les tildaran de poco transparentes, pero insisten en que es solo una cuestión de método: "Hacemos reuniones cerradas para resolver problemas internos. El 15-M ha calado tanto que parece que quien no trabaja como ellos es un sectario", lamentan desde la plataforma.
Diferentes métodos para evidenciar unas reivindicaciones comunes: acabar con el secuestro de la soberanía popular a manos de instituciones "antidemocráticas", exigir la dimisión del actual Gobierno e insistir en la creación de un nuevo marco legal. Las proclamas están sobre la mesa, pero su desarrollo todavía es muy inmaduro. "Estamos trabajando en ello", se afanan en señalar unos y otros.
En los últimos encuentros del grupo de contenidos de la coordinadora, que se encarga de dotar de un marco teórico a la acción, se ha insistido precisamente en marcar el acento político de la convocatoria. Todo ello con el objetivo de "desmarcarla de la demagogia antipolítica" tradicionalmente asignada a la derecha, según pudo escucharse en una de las asambleas.
Otra de las ideas que se ha transmitido es que hay que explicar a la sociedad el objetivo de la acción, para que los ciudadanos no perciban únicamente las versiones "intoxicadas" de determinados medios de comunicación o políticos conservadores. La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, fue una de las representantes que no tardó en apuntarse al carro de las críticas. La máxima representante del Ejecutivo de Rajoy en Madrid llegó a decir que el movimiento Ocupa el Congreso suponía "un golpe de Estado encubierto".
Aseguran que, entre ellos, hay diferencias en las formas, pero no en el fondo. Y que existe "cordialidad", aunque la relación, a grandes rasgos, está rota. En cualquier caso, los dos grupos, la plataforma ¡En Pie! y la coordinadora 25-S, siguen trabajando en la preparación de una convocatoria cuyo éxito puede verse amenazado por la distorsión en los mensajes o las rencillas internas.
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