Este artículo se publicó hace 12 años.
El Gobierno cede a las pretensiones de Bruselas y acepta un 'banco malo'
De Guindos insiste en que el rescate financiero no implica más recortes mientras el Ejecutivo prepara una subida del IVA
Otro incumplimiento más en la cuenta de resultados de Mariano Rajoy. Prometió que no subiría impuestos y los subió, prometió que no abarataría el despido y lo hizo, prometió que no implantaría el copago y que no haría recortes en sanidad y educación y los aprobó, prometió que no aumentaría el IVA y ya parece clarísimo que sí lo hará, y no tardando. Y prometió, desde el mismo debate de investidura, que su Gobierno no crearía un banco malo y todo indica que acabará sucumbiendo.
Luis de Guindos lo ha reconocido esta mañana ante la Comisión de Economía del Congreso. Primero, casi de rondón, cuando explicaba a los diputados las condiciones que se impondrán a la banca a cambio del rescate financiero. Habrá planes de reestructuración para las entidades que necesiten ayuda y "condiciones horizontales" para todo el sector. Y ahí el ministro ha encajado cuál es la demanda de Bruselas: que la banca que precise de inyecciones de capital será obligada a segregar de sus balances los activos problemáticos. Después, De Guindos ha sido incluso más explícito a respuesta de los grupos de la oposición y de los periodistas: la Comisión Europea ha expresado su clara "preferencia" de que se ponga en marcha un mecanismo que recuerda a un banco malo que acumule todos los activos infectados, y el Ejecutivo piensa que no es mala solución.
La alternativa del 'banco malo' es "interesante" y ofrece "ventajas", asegura el ministro
Justo lo contrario de lo que decía hasta ahora. "Es una de las posibles alternativas, aunque puede que no sea la única. Tiene dos ventajas. La primera es que deja absolutamente diáfano, claro, el balance de los bancos que ya han separado los activos [con problemas], y la segunda es que permite a los bancos centrarse en su actividad fundamental, que es conseguir depósitos y dar crédito, y no dedicarse a la gestión inmobiliaria. Por tanto, es una alternativa interesante, a analizar, que habrá que concretar, pero por el momento no hay nada definitivo".
El Gobierno, por tanto, se ve empujado a rectificar otra vez. El Ejecutivo, en su segunda reforma financiera -que ahora tramita el Parlamento- , había previsto la creación de unas sociedades de inversión inmobiliaria, sociedades externas donde las entidades podían traspasar sus activos tóxicos. Las podían constituir de forma voluntaria, en solitario o asociándose a otras entidades. La diferencia estriba, según traslucen las palabras del ministro hoy y confirman fuentes de Economía, en que ahora previsiblemente se centralizarían en un único banco malo todos los activos dañados del sector financiero. Dicho de otro modo, se trata de ir un paso más allá de que hasta ahora había plasmado el Gobierno en su reforma financiera.
El Gobierno no adelanta qué cantidad es la que pedirá a la UE
El ministro, por lo demás, no ha dado muchos más detalles de los ya conocidos respecto al rescate financiero. Ha señalado que aún se siguen negociando las condiciones, "específicas" para el sector, sin que se impongan más ajustes macroeconómicos. Lo cierto es que esa insistencia en que no habrá más recortes, sostenida desde el Ejecutivo desde el primer día, contradice tanto las afirmaciones llegadas desde Bruselas como las acciones del mismo Gobierno, que ayer mismo tuvo que reconocer que se plantea en serio una subida del IVA de los artículos de primera necesidad del 8% al 18%. El propio Rajoy ya dijo el lunes también que aprobaría este año más medidas "difíciles", por muy dolorosas que fueran. No obstante, el titular de Economía ha asumido que "en paralelo" al chorro de dinero público a la banca España estará sujeta a la vigilancia sobre su "excesivo déficito". Estas condiciones macro "no tienen absolutamente nada que ver" con el rescate, ha remarcado.
De Guindos tampoco ha avanzado qué cantidad se pedirá, aunque los 100.000 millones de euros que ofreció el Eurogrupo y que vehiculará el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) permiten un "margen de maniobra enorme", un colchón más que suficiente que despejará cualquier "sombra de duda" sobre las entidades españolas. Tampoco ha aclarado a través de qué mecanismo llegará la ayuda, si el fondo de rescate temporal, el FEEF, o el permanente, el MEDE. Sólo ha recalcado que las condiciones del préstamo, en cualquier caso, serán "mucho más favorables" que las que exige actualmente el mercado. En cuanto a los plazos, ha avanzado que el proceso de inyección de capital en las entidades con problemas "se va a hacer muy rápidamente".
Por lo demás, el Gobierno vuelve a vender el rescate como la panacea: "Este préstamo incrementa la radio de deuda/PIB, pero también tiene unos beneficios: tranquiliza y produce una situación de mayor confianza y credibilidad. Un sistema bien apuntalado es fundamental". La línea de crédito, ha abundado De Guindos, abocará a un sector financiero "más pequeño, pero más solvente, y que ponga las bases para la recuperación de la economía española".
El papel del Banco de EspañaDe nuevo han emergido en la comparecencia los recelos del Gobierno hacia el Banco de España. De Guindos ha venido a resumir que se está en otra etapa, después de que PP y PSOE recuperaran el consenso y pactaran los cargos de gobernador y subgobernador. "En ninguna ocasión este ministro ha menoscabado la solvencia intelectual y operativa del Banco de España. El Banco de España tendrá que ser un actor fundamental en la relación que España tenga con las instituciones europeas" y el que trabaje en las próximas semanas "en coordinación con el Gobierno" en el proceso de inyección de capital.
El crédito promotor creció de 78.000 a 325.000 millones de 2003 a 2009
Parte también de la intervención del ministro la ha ocupado la mirada al pasado "para evitar errores". Entre esos fallos del pasado, el crecimiento "desmedido" del boom del ladrillo. El crédito inmobiliario, ha explicado, se multiplicó por más de cuatro entre 2003 y 2009, al pasar de 78.000 a 325.000 millones. A ello se agregó la falta de un "reconocimiento a tiempo" de los problemas de la banca que cometió, a su juicio, el Gobierno socialista anterior. Todos esos desequilibrios son los que ahora, ha remachado, está "corrigiendo" el Ejecutivo.
La oposición sonó bastante unánime. Toda ella ha hablado de rescate y toda ella le ha afeado al Ejecutivo que no emplee esa palabra. "Llamen rescate a lo que es un rescate, asuman ese término. No vale la pena enredarse", le ha tirado de las orejas, amable pero firme, Pedro Azpiazu, portavoz del PNV. "No pasa nada por decir que es un rescate", ha concedido Josep Sánchez Llibre, de CiU. Los grupos también han recriminado a De Guindos que no trajera a la Cámara más novedad que la que ya ha venido reproduciendo en las últimas semanas a través de los medios, sin dar más detalles. Y no ha faltado, y era obvio, el reproche al presidente del Gobierno por no querer comparecer y por el desbarajuste del Ejecutivo. "Difícilmente se podría haber hecho peor", ha denunciado el socialista Valeriano Gómez. El ministro ha vuelto a señalar que él es la persona competente para explicar el rescate, porque él tiene "toda la información de primera mano, con todo detalle y profundidad".
Cesión de soberanía a la UELos grupos critican que no dé la cara Rajoy y que se esconda la palabra "rescate"
Los grupos han reclamado más datos, conocer las contrapartidas que tendrá la línea de crédito, qué más condicionalidades macroeconómicas se impondrán a España. Hueso duro, porque De Guindos no se ha explayado con el pretexto, que ha verbalizado el representante del PP, Vicente Martínez-Pujalte, de que no conviene "radiar" las negociaciones con el Eurogrupo. La letra pequeña de ese Memorando de Entendimiento que firmará el Ejecutivo para el 9 de julio motivará una nueva comparecencia del ministro en julio. Además, ha añadido, aún queda trecho por recorrer. El Ejecutivo ni siquiera da por perdida aún la batalla de que sean los bancos los que reciban de forma directa la ayuda, sin pasar por el Estado, opción que no permiten hoy los tratados y que ha sido rechazada una y otra vez por Alemania. De ahí que el Consejo Europeo de este jueves y viernes sea "fundamental", pues en ella se juega "una parte importante del futuro del euro" y se pueden poner los cimientos de "hitos como la unión bancaria o planes de integración fiscal", lo que supondrá una "cesión fundamental de soberanía desde los Estados al ámbito europeo".
El optimismo que traslada el Gabinete de Rajoy no es tan compartido por la oposición, que ve más sombras que luces en el rescate. Y todo para que al final el objetivo básico que persigue el Gobierno, que fluya el crédito hacia pymes y familias, pueda no llegar. Que pueda ocurrir, como decía con sorna y preocupación Joan Coscubiela, de Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), que se siga echando "agua al cesto" de la banca y que jamás se llene. O sea, que se inyecte más y más capital sin que el atasco se descongestione y, lo que es peor, sin que los ciudadanos vean mejorar sus condiciones de vida.
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