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"Nuestros sueños no caben en sus urnas", proclama la marcha del 15-M

Los indignados exigen un 'cambio de modelo' que potencie lo público frente a lo privado

ELENA HERRERA

Los indignados anunciaron que no intensificarían sus acciones en los días previos a las elecciones, pero el Movimiento 15-M se resiste a pasar de puntillas por la campaña electoral. Lo que sí habían dejado claro es que continuaría su presencia en las calles con una 'contracampaña por el estado de participación permanente'. Y así ha sido, aunque con menos poder de convocatoria que en otras ocasiones. Ayer, alrededor de 5.000 personas marcharon por las calles de Madrid con el rechazo a los recortes en servicios públicos y a la corrupción como ejes de la protesta.

Antes de salir de las inmediaciones de la estación de Atocha, origen de la manifestación, los veteranos del 15-M calentaban el ambiente a golpe de megáfono. El que llevaba la voz cantante era Román Otero, taxista jubilado y miembro de la asamblea del barrio de San Blas. 'Somos la representación digna de la tercera edad, estamos cabreados e indignados porque tenemos un Parlamento al servicio de la banca', se desgañitaba.

Los grupos de trabajo hicieron en Sol balance de los seis meses del 15-M

Como ha ido ocurriendo en las últimas movilizaciones del 15-M, la crítica a los recortes en servicios públicos copó gran parte de las reivindicaciones. Así, el grito '¡Espe, espe, espe, especulación!' aglutinó el desacuerdo de los manifestantes por los tijeretazos que la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, ha llevado a cabo en la enseñanza pública de la comunidad.

También marcharon usuarios y trabajadores de la Agencia Antidroga de Madrid, que denunciaron la retirada de subvenciones que han sufrido tras una pancarta en la que podía leerse 'No me cierres el derecho a rehacer mi vida'.

En la marcha tampoco faltaron los mensajes críticos hacia la clase política, como el que aparecía en una pancarta de la asamblea popular del barrio de la Guindalera, al noreste de la capital: 'Nuestros sueños no caben en sus urnas' o el repetido '¡Que no, que no, que no nos representan!', con el que el 15-M ha mostrado su falta de confianza en el sistema representativo.

Las propuestas recogidas en las 'urnas indignadas' se leyeron en la plaza

El recorrido acabó en la Puerta del Sol, donde los indignados leyeron un manifiesto consensuado por los convocantes, el grupo transversal de Sol. En el texto, exigen un 'cambio de modelo' en el que se potencie 'lo público frente a lo privado', que se articule con una democracia 'no secuestrada por los mercados' y que se sustente en una economía 'social y ecológicamente sostenible'. En este sentido, los indignados apuestan por que exista una 'persecución real' de la corrupción y por que se establezcan unos modelos de información y participación 'democráticos y horizontales'.

Tras la lectura del manifiesto, comenzó en la plaza un foro social en el que las comisiones y grupos de trabajo del movimiento hicieron balance del trabajo que han llevado a cabo en los casi seis meses de vida del 15-M. A continuación, se leyeron algunas de las propuestas recogidas en las 'urnas indignadas' que desde el pasado sábado se instalaron en las calles y plazas de varias ciudades españolas.

En Barcelona, el 15-M mantiene desde el viernes en la plaza de Catalunya una discreta acampada para reivindicar el espacio público y su presencia de cara a las elecciones. Unas 40 personas pasan las noches en ese espacio, aunque retiran las tiendas de campaña cada mañana.

Esta será la dinámica hasta el viernes, cuando distintas asambleas de barrio tienen previsto sumarse a la protesta y mantener las tiendas fijas en la plaza hasta el día de las elecciones, informa João França.

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