Otras miradas

Una décima de esperanza

Roberto Sotomayor

Fue candidato de Unidas Podemos al Ayuntamiento de Madrid en las elecciones municipales del pasado 28 de mayo

El exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias; el candidato de Podemos a la Alcaldía de Madrid, Roberto Sotomayor, y la candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Alejandra Jacinto; participan en un mitin en el Espacio Rastro en Madrid. -FERNANDO SÁNCHEZ / Europa Press
El exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias; el candidato de Podemos a la Alcaldía de Madrid, Roberto Sotomayor, y la candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Alejandra Jacinto; participan en un mitin en el Espacio Rastro en Madrid.-FERNANDO SÁNCHEZ / Europa Press

Hace varios días que no escribo nada. En mi cuadernillo personal, la última nota que añado es la del día 28 por la mañana con un "trabajo hecho". Desde entonces no he querido hacer mucho. Los resultados no han podido ser más dramáticos. Una décima con un puñado de votos de diferencia nos ha separado de entrar en el Ayuntamiento de Madrid. El teléfono de la compañera que lleva mi agenda comunicativa no para de sonar. Los medios quieren saber qué será de mí ahora. Muchos de ellos, durante los meses de trabajo en precampaña, sin embargo, no se interesaban tanto por conocer las propuestas que teníamos para erradicar la que, para mí, es la gran lacra de nuestra ciudad: la enorme desigualdad existente. La décima que nos deja fuera es la que algunos aprovechan para celebrar en lugar de estar preocupados por las mayorías absolutas de la ultraderecha. Qué pena. Cómo me duele España.

Durante todos estos meses he colaborado con multitud de colectivos sociales, asociaciones vecinales, representantes de los trabajadores. He podido conversar con dueños de negocios, vecinos y vecinas de Madrid de los barrios eternamente olvidados por las instituciones. He mantenido diferentes reuniones sectoriales para pensar la ciudad de nuestros sueños. He podido comprobar en profundidad los enormes problemas que atraviesan miles de personas a diario. Durante meses hemos ido elaborando un programa, en conjunto con la sociedad civil, para hacer de esta ciudad un lugar aún mejor. Hoy siento una enorme tristeza porque la voz de miles de personas que se han sentido identificadas con nuestro proyecto no tenga hoy representación en el Ayuntamiento de Madrid. Porque como bien decíamos durante las semanas previas, si nosotros entrábamos, evitaríamos una mayoría absoluta del PP. Finalmente así ha ocurrido. Y es una tragedia no sólo para el bloque progresista, sino para el pueblo de Madrid. El PP de la corrupción, de las mascarillas millonarias y de las comisiones indecentes, el PP de los 7.291 fallecidos en residencias de ancianos, que regala contratos públicos siempre de la misma manera, con el mismo procedimiento y a los mismos de siempre, ha obtenido como recompensa la mayoría absoluta.

Es la primera campaña que he vivido de forma tan directa y, sin lugar a duda, creo que ha sido la más complicada y difícil que viviré. El apagón informativo que hemos sufrido ha sido constante. Trabajar en esas circunstancias es como salir con 200 metros de desventaja de una línea de salida de una gran carrera. Quiero dedicar aquí unas palabras de agradecimiento a todas y cada una de las personas de mi equipo que dieron lo mejor de sí mismas por este proyecto. Estoy muy orgulloso de ellos. Dar alguna rueda de prensa observando que algunas cámaras estaban apagadas. Ofrecer declaraciones que jamás fueron publicadas, o acudir a las pequeñas ventanas de oportunidad que te brindaban en algún programa de televisión para después observar que las preguntas trataban de ETA, ocupaciones o la Transición española. Nunca sobre las propuestas que Madrid necesita. Hemos mancillado de tal manera la democracia que hemos normalizado su lamentable situación. Los demócratas debemos reconsiderar qué entendemos por la democratización de los medios de comunicación. Sé que no es excusa suficiente, pero es necesario decirlo. A otros candidatos nunca les pasaba lo mismo. Esto no es jugar en igualdad de condiciones.

Y pese a todo ello, pese a las innumerables situaciones adversas de una campaña destinada a ningunear nuestra candidatura municipal, ha habido 79.874 personas que han confiado en nosotros. Y yo quiero darle las gracias desde estas líneas a cada una de ellas. Son 79.874 razones por las que nuestro proyecto no debe caer en el olvido. Porque Madrid aún tiene por delante muchos desafíos que tarde o temprano tendremos que hacer frente. El primero de ellos y el más inmediato sin duda es el relativo a la contaminación de nuestro aire, y el cambio de paradigma en cuanto a movilidad se refiere, una responsabilidad que el PP no está dispuesto a acometer. La realidad nos pasará por encima con las nuevas exigencias de calidad de aire que Europa y la OMS nos impondrán en 2030. O actuamos ya o todo estará perdido. Estos años son clave, pero el PP camina en dirección totalmente contraria en su estúpida e irresponsable actitud negacionista. Seguiremos defendiendo siempre nuestro modelo de ciudad, porque entendemos que es irrenunciable y prioritario.


El segundo desafío es el relativo a la desigualdad reinante. La capital de la desigualdad ya no se esfuerza en disimular sus heridas. Jóvenes que no pueden independizarse porque la vivienda en Madrid es inaccesible, un 20,6% de tasa de pobreza con casi 500.000 personas en exclusión social severa. En los últimos años Madrid se ha convertido en la capital más segregada de toda Europa y en la segunda con mayor desigualdad social, según el último informe FOESSA. Y pese a todo, el PP logra la mayoría absoluta y con un 36% de abstención en los barrios más castigados. Es evidente que no hemos sabido llegar. Y yo no me puedo quedar de manos cruzadas. Seguiré luchando siempre por una ciudad mejor y por erradicar esta desigualdad que tanto sufren miles de ciudadanos a diario. Porque no solo la sufren los más desfavorecidos. La sufren también aquellas familias que se quedan sin una plaza de escuela infantil y quienes tienen que esperar todos los días más de 20 minutos el autobús que los lleva a su trabajo. Siempre en los mismos barrios.

Los progresistas debemos cambiar de estrategia para combatir a la derecha que tanto daño está ocasionando a nuestros barrios, sobre todo periféricos. Trabajar en la unidad desde la diversidad es un camino irrenunciable. La batalla cultural no podemos perderla.

Hace unos días recibí la llamada de mi entrenador de toda la vida. Me preguntó qué tal estaba. Respondí con resignación que un poco triste. Me recordó aquel año hace mucho tiempo cuando unas décimas me dejaban fuera de un Campeonato de España después de una temporada durísima. Y me hizo la pregunta, en realidad la pregunta que siempre me he hecho a lo largo de toda mi vida: "Y entonces qué vas a hacer, ¿vas a rendirte sin más o vas a levantar la cabeza?".

A esas 79.874 personas hoy les pido que no se resignen. Que no bajen los brazos. Y que levanten la cabeza con orgullo. Que mientras haya un hilo de esperanza que represente la sensatez, la razón, la coherencia y la dignidad, seguirá existiendo ilusión. Ilusión por mejorar la vida de la gente. Ilusión por volver a ser protagonistas de nuestra ciudad, Madrid.

Adelante.

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