Ecologismo de emergencia

Un rascacielos ensombrece la planificación del futuro

Carmen Molina Cañadas

El rascacielos de Málaga.- Plataforma 'Defendamos Nuestro Horizonte'.
El rascacielos de Málaga.- Plataforma 'Defendamos Nuestro Horizonte'.

Es un hecho que generamos impactos imborrables en la calidad de nuestros paisajes. Y este impacto es especialmente evidente en los frentes litorales de las costas mediterráneas. El paisaje es un patrimonio natural, cultural y económico que hay que proteger. Es el marco que acoge nuestra relación con el territorio. 

El Convenio Europeo del Paisaje, firmado en Florencia en el año 2000, anima a proteger, planificar y gestionar los paisajes europeos con vistas a conservar y mejorar su calidad; reconociendo su valor e importancia. Sin embargo, en Málaga (aunque no solo en esta ciudad), llevamos tiempo comprobando que ni se protege, ni se conserva ni se mejora; más bien, todo lo contrario. Se viene practicando un urbanismo depredador que empeora la calidad de vida de la ciudadanía.

No somos pocas las personas y organizaciones sociales que discutimos el diseño de ciudad que se ha ido imponiendo por un ayuntamiento que prescinde de la participación de las que la habitamos. Un ayuntamiento que aplica un urbanismo especulativo e insostenible. Los excesos urbanísticos ya ejecutados, y que sufriremos largos años, deben hacer reflexionar a aquellos a los que otorgamos la responsabilidad de gestionar lo común.

Se comete un gran pecado al transformar el suelo público en mera mercancía. Eso es lo que sigue sucediendo. En Andalucía se estableció en 2015 un Plan de Protección del Litoral que a duras penas intentó evitar el "acoso y derribo" que sufrían las escasas zonas litorales bien conservadas. Este Plan no impidió que proliferasen proyectos urbanísticos de dudosa legalidad y necesidad. Finalmente se anuló el Plan por un supuesto defecto de forma y no se ha vuelto a retomar, estando, como estamos, en plena vorágine especuladora con suelos públicos. Se mantienen crecimientos urbanísticos desmesurados en los planes urbanísticos.


Tras la crisis inmobiliaria, sigue habiendo una intención clara de colmatar la mayor parte del litoral y de las áreas metropolitanas. Tampoco se promueven iniciativas legislativas o normativas que impliquen garantizar una mínima disciplina urbanística. Todo lo contrario: se promulgan decretos desregulatorios como el aprobado por el gobierno andaluz al poco de llegar al gobierno el PP. Es la autopista por la que quiere circular el ultraliberalismo: apelar a que la desregulación de numerosas actividades económicas sirve al bien superior de la creación de empleo, y así se justifica toda actuación dirigida a su consecución, aunque no se garanticen, por supuesto, retribuciones decentes ni condiciones dignas. Se limitan a identificar las supuestas barreras a la actividad económica, contempladas en los articulados de numerosas normas que componen el cuerpo legislativo andaluz para "flexibilizarlas".  

Y las modificaciones que se proponen de las leyes buscan "aligerar" los requisitos que se deben cumplir para conseguir permisos en cualquier actividad.  

En el caso del Rascacielos en el Puerto de Málaga, el aligeramiento de requisitos se corresponde con arbitrariedad en concesiones sin concurso previo, modificaciones también arbitrarias (hechas ad hoc) en los planes parciales del suelo portuario para que se ajuste la edificabilidad al interés del promotor (que básicamente es maximizar beneficios), la ausencia de participación ciudadana en proyectos del calibre que se pretende, que modificará muy sustancialmente y de forma duradera  la fisonomía y la trama de la ciudad en un lugar central de la misma...


La actuación planificadora manifiesta una total ausencia de afecto por el patrimonio histórico-artístico de la ciudad. Y para mayor descrédito de la pretendida legalidad que dicen defender, una inicial Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que parece querer reírse de la "ciudadanía opositora y supuestamente antimalagueña", declarando con total desfachatez que el impacto visual de la estructura en el horizonte de Málaga se limita ¡no mirando en la dirección del rascacielos!  

Las herramientas de planificación en no pocas ocasiones son contradictorias respecto de los objetivos que dicen tener y enfrentar y no siempre están sólidamente fundamentadas. Es algo que en nuestra plataforma ciudadana Defendamos Nuestro Horizonte, -con larga trayectoria de oposición a la construcción de un rascacielos en el dique de Levante del puerto de Málaga-, hemos comprobado una y otra vez, al analizar cómo los documentos y los planes parciales han ido siendo modificados para que se ajusten al proyecto que se quiere patrocinar. 

Un rascacielos ensombrece la planificación del futuro


Hay que preparar un mejor futuro que el que diseñan gobiernos municipales despreocupados del legado que están dejando y que será -si no lo evitamos- más inclemente de lo que nos gustaría. 

El conflicto que se manifiesta entre las autoridades municipales y portuarias, y una parte no desdeñable de la ciudadanía malagueña y la totalidad de organismos nacionales e internacionales que se han pronunciado al respecto, no deja lugar a dudas. Conflictos equivalentes podemos rastrear en otras localizaciones del territorio peninsular, como la ampliación del puerto de Valencia, que ya ha recibido el beneplácito del gobierno actual.

Esperamos poder frenar este proyecto antes de que pueda llegar el levantamiento de la prohibición. Porque es de eso de lo que se trata, de que los valedores de tal proyecto consigan que se levante la prohibición de edificar en suelo público portuario y además habiendo autorizado un cambio en el planeamiento que aumenta la edificabilidad desde los 6.000 m2 hasta los 45.000 m2 y que pueda levantarse hasta una altura de 150 m. Todo ello para cedérselo a un fondo catarí y que este aproveche en exclusiva un suelo que es público portuario. 


Como diría Susan George: "Suponer que cualquier cambio [en este caso de modelo urbano al gusto ultraliberal hacia otro diseñado entre todas y para todas], por el mero hecho de que contribuiría a la justicia, y se apoyaría en la lógica del interés común [...] solo necesita ser explicado para ser adoptado es una de las ingenuidades mas tristes e irritantes. Muchas buenas personas –y, además, inteligentes- parecen creer que una vez que los individuos y las instituciones con poder hayan comprendido realmente la gravedad de la crisis (de cualquier crisis) y la urgente necesidad de ponerle remedio, se darán una palmada en la frente, reconocerán que han estado equivocados hasta entonces, y darán instantáneamente a su conducta un giro de 180 grados. ¡Ingenuos! 

En la plataforma Defendamos Nuestro Horizonte, no somos ingenuas, por eso estamos movilizando toda la energía de que disponemos, con una campaña para abordar un contencioso-administrativo contra el proyecto de una administración empeñada en desfigurar nuestro horizonte marítimo y malgastar fondos públicos en ello. En un lugar expuesto a las inclemencias y temporales, con la subida del nivel del mar y el calentamiento del mismo que nos viene pronosticando el cambio climático. Este bautizado ya Mamotreto apagaría "la Farola", el BIC que mejor representa el paisaje de nuestra bahía. 

Más Noticias