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Una victoria bajo sospecha

Un informe avala la improbabilidad de los resultados

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¿Cuáles son las conclusiones de la revisión parcial de resultados?

El Consejo de Guardianes ha aceptado que en al menos cincuenta ciudades votaron muchos más ciudadanos de los censados. Sin embargo, su portavoz, Abbas Ali Kadkhodaei, trató ayer de restar importancia a este dato y aseguró que este fraude, que podría afectar a tres millones de votos, no supondrá un cambio en los resultados finales.

 

¿Qué dice un estudio independiente de los datos electorales?

Un informe sobre los resultados electorales del prestigioso ‘think tank’ británico de relaciones internacionales Chatham House llega a la conclusión de que la aplastante victoria de Ahmadineyad es inverosímil. Tomando como base el censo electoral de 2006 y, comparando los resultados provincia por provincia en las elecciones de 2005 y de 2009 en Irán, los autores llegan a conclusiones como que en dos provincias conservadoras, Mazandaran y Yazd, la participación fue superior al 100%, mientras que en otras cuatro superó el 90%. Este no es el único dato sospechoso: según el informe, las variaciones regionales en la participación que se observaron en 2005 “han desaparecido repentinamente”. Tampoco existe “una correlación entre el incremento en la participación” en algunas provincias y el aumento de votos para Ahmadineyad, lo que desmonta la teoría de una “mayoría conservadora silenciosa” que podría haberse movilizado ahora para votar al presidente.

 

¿De dónde han salido los votos de Ahmadineyad?

Según los datos del Ministerio del Interior iraní, el presidente ha sido reelegido gracias a un aumento del voto conservador del 113 % respecto a los comicios de 2005. El informe de Chatham House, cuyo editor es el profesor Ali Ansari, director de Estudios iraníes de la Universidad de St Andrews, subraya que en diez de las treinta provincias iraníes Ahmadineyad habría necesitado obtener el apoyo de todos los nuevos votantes, de todos quienes apoyaron en 2005 a Rafsanyani, y de más del 44% de los reformistas para alcanzar los resultados que oficialmente se le atribuyen. Esta proeza parece aún más inverosímil si se tiene en cuenta que en alguna de estas provincias el candidato reformista Mehdi Karrubi obtuvo muy buenos resultados en 2005. Parece improbable que quienes votaron a Karrubi hayan optado ahora por Ahmadineyad en lugar de por Karrubi o Musaví, el otro candidato no conservador.

 

¿Se sostiene la teoría de que el voto rural dio la victoria al presidente?

No. El informe del ‘think tank’ británico desmonta esta hipótesis. Los datos de 2005 no corroboran este supuesto apoyo de las zonas rurales a Ahmadineyad; al contrario, el candidato ultraconservador venció entonces fundamentalmente gracias al apoyo de las zonas urbanas y suburbanas. Los autores del estudio llegan a la conclusión de que “los votantes rurales no son los fervientes seguidores de Ahmadineyad descritos en los medios de comunicación occidentales”. Para empezar, porque la mayor parte de la población rural iraní está compuesta por minorías étnicas, como los kurdos o los árabes, entre otras. Históricamente, la tendencia de estas minorías ha sido votar por reformistas o por candidatos de su propio grupo étnico. Los ejemplos abundan: en 1997, esta población dio un amplio apoyo a Jatami; mientras que en 2005, se inclinó por Karrubi. Parece difícil que este segmento haya dado un giro tan radical como para votar por Ahmadineyad, como indican los resultados.

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