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Acuerdo de Gobierno en Israel Netanyahu consigue que Gantz le blinde en los casos de corrupción

Aunque en Israel no habrá cuartas elecciones consecutivas, no hay que descartarlas a medio plazo. 

20/04/2020.- El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (d), firma junto al centrista Beny Gantz (i) el acuerdo alcanzado este lunes mediante el cual Netanyahu seguirá siendo jefe de Gobierno israelí durante el primer año y medio de Ejecutivo unitario
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (d), firma junto al centrista Beny Gantz (i) el acuerdo de Gobierno. EFE/ Parlamento Israelí

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El acuerdo de gobierno que el lunes por la noche firmaron, sentados en la misma mesa pero a los dos metros de distancia reglamentarios, el líder del Likud, Benjamín Netanyahu, y su homólogo de Azul y Blanco, Benny Gantz, va a permitir que el primero siga como primer ministro durante 18 meses, después de una década nefasta para Oriente Próximo en la que Netanyahu ha movido a su antojo las fichas de Estados Unidos y de los sumisos países árabes aliados en la región.

La realidad inmediata es que Gantz se ha convertido en el guardián de la inmunidad de Netanyahu ya que, como es el primer interesado en sucederlo, tendrá que garantizar que es primer ministro hasta noviembre de 2021, cuando Gantz accederá al cargo. Si Netanyahu se ve obligado a dimitir por decisión del Tribunal Supremo, el acuerdo estipula que se convocarán elecciones automáticamente y que se esfumarán las ambiciones de Gantz.

Esto implica que Gantz tendrá que defender a Netanyahu no solo durante los 18 meses que esté en el cargo, sino también durante los 18 meses siguientes que esté Gantz. Esta situación sin duda creará momentos extraños cuando Netanyahu se siente en el banquillo del tribunal de distrito de Jerusalén por la mañana y presida el consejo de ministros por la tarde. El inicio del juicio por soborno, fraude y abuso de confianza se ha fijado para el 24 de mayo.

Otra paradoja es que Gantz deberá proteger a Netanyahu contra viento y marea de los sórdidos detalles que aparecerán en el juicio, tendrá que defenderlo de las mismas formaciones de centro izquierda que él dirigía hasta el mes pasado, e incluso tendrá que defenderlo de algunos barones del Likud que aspiran a rivalizar con Netanyahu. El acuerdo del lunes estipula claramente que solo ellos dos pueden desempeñar la jefatura del gobierno.

El mismo Gantz que durante más de un año insistió en que no se sentaría con Netanyahu, y que los tribunales deberían dirimir sus asuntos de corrupción, es ahora el valedor indispensable que da cobertura al primer ministro. Y eso que en las últimas elecciones quedó patente que una mayoría suficiente de israelíes quería sustituir a Netanyahu y llevarlo a las galeras.

Netanyahu ha demostrado otra vez que tiene una enorme capacidad para gestionar situaciones adversas. Sus triquiñuelas de todo tipo son conocidas, por ejemplo a la hora de suscitar entre sus conciudadanos sentimientos claramente racistas y de odio contra los árabes israelíes, una táctica que aplica sistemáticamente en todas las elecciones. Irónicamente, Gantz la denunció un par de veces, durante la campaña y después de la votación, antes de caer enredado en la telaraña del estadista.

Como señala el diario Haaretz, la mayoría de la Kneset que quería defenestrar a Netanyahu tras los comicios fue insuficiente para conseguir su objetivo porque hay un número considerable de diputados que se odian entre sí más de lo que odian a Netanyahu. Es algo que no debe sorprender en un país donde un elevado número de políticos y ciudadanos comparten los sentimientos más primarios del nacionalismo y la religión, a menudo revueltos.

Con la obtención de 58 escaños, el bloque nacionalista y religioso estuvo a tres asientos de una mayoría que le habría permitido a Netanyahu aprobar en la Kneset leyes específicas que le habrían dado inmunidad. Los sondeos de estos últimos días ya le atribuyen mayoría absoluta, de manera que puede parecer extraño que no haya vuelto a las urnas por cuarta vez consecutiva.

La explicación es que Gantz le amenazó con llevar en los próximos días a la Kneset una ley que impediría que un imputado fuera primer ministro. Algunos analistas creen con seguridad que de una manera u otra, con alguna de sus artimañas características, Netanyahu impedirá que Gantz llegue a la Presidencia del Gobierno cuando le toque el turno y no descartan una convocatoria anticipada de elecciones.

La popularidad de Netanyahu se reforzará a partir del 1 de julio, la fecha que los dos han fijado para iniciar el proceso de anexión de grandes partes de los territorios palestinos ocupados. No ha trascendido si ambos ya han determinado los pasos a dar o lo harán en los próximos días. En cualquier caso, la anexión es imparable y se producirá antes de las elecciones estadounidenses de noviembre, para evitar sorpresas.

Donald Trump está dispuesto a cualquier cosa para favorecer a Israel, y mucho más durante una dura campaña electoral, de manera que los lloros a moco tendido de la Unión Europea no servirán de nada. El diario digital Walla! reveló el otro día que Bruselas ha pedido a Gantz que se oponga a la anexión, pero Gantz no ha dado ninguna indicación en ese sentido, más bien al contrario.

Otros medios señalan que Gantz podría abstenerse en las votaciones de la anexión. Sería un gesto simbólico que es posible que aprecie una Unión Europea informe e incapaz de establecer una política común en el interior y mucho menos en el exterior. En todo lo relacionado con Oriente Próximo, de Israel a los palestinos, de Irán a Siria o de Arabia Saudí a Yemen, los europeos hacen aguas por todas partes de un modo trágico e irresponsable.

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