El grupo Anonymous en Italia no da tregua al Vaticano. Si la semana pasada tumbó la web de la Santa Sede para denunciar su "corrupción" e "intereses de lucro", hoy los ciberactivistas han vuelto a hacerlo. Sin embargo, en esta ocasión han realizado además una "pequeña incursión" en el sistema del vaticano, según aseguran en su blog.

En una lista colgada en el servicio online 'Pastehtml', Anonymous ha dejado parte de los datos que supuestamente tendrían en su poder. Entre los nombres que se pueden ver en la lista, figuran algunos miembros del equipo director de las webs asociadas al vaticano, como Radio Vaticano. Algunos de ellos son el coordinador del equipo web, Pietro Cocco, el administrador de sistemas y jefe del proyecto, Massimiliano Di Bello, o el desarrollador de software, Fabio Valerio.

"Esperamos la excomunión oficial en una plaza pública", ironizan en un comunicado

"Vuestros sistemas son menos seguros de los que os gustaría creer", escriben en su blog. En el comunicado, Anonymous acusa al Vaticano de utilizar repetidores con una potencia superior a la que la ley les permite, con el objetivo de que Radio Vaticano se escuche en todo el mundo, lo que causa problemas de salud a los que tienen la "desgracia de residir en la proximidad de vuestros repetidores"

"Anonymous no puede tolerar que estos crímenes sigan impunes, y les recordamos que son 'invitados' en suelo italiano". Con sorna, el grupo de hackers concluye el comunicado: "Con ansia, desde Anonymous esperamos la excomunión oficial en una plaza pública".

Éste es el segundo ataque en cinco días que Anonymoyus ha dirigido contra el sistema informático del Vaticano. En el anterior, el grupo de hackers denunció en un comunicado la "corrupción" de la Iglesia católica.

"Permiten que cada día los miembros del clero puedan cometer abusos sexuales"

En el texto, se hacía un recorrido de las actuaciones polémicas de la Iglesia a lo largo de su historia, hasta el momento actual. "Permiten que cada día muchos de los miembros del clero puedan cometer abusos sexuales sobre los niños, cubríendolos cuando los hechos salen a la luz pública", denunciaban.

Además, aunque dejaron claro que no era un ataque a la religión cristiana ni a sus fieles, sino a "la corrupta Iglesia Apostólica Romana", la calificaron como "uno de los últimos bastiones de una época afortunadamente pasada, y destinada a no repetirse".