Este artículo se publicó hace 4 años.
Elecciones EEUUBiden habla ya como presidente y Trump logra que los republicanos lleven el recuento de Pensilvania al Tribunal Supremo
"Vamos por delante en Arizona, Nevada, Georgia y Pensilvania, y mi candidatura ha recibido 74 millones de votos, más que ningún presidente en la historia y cuatro millones más que Trump", dijo Biden, que anunció que "desde el primer día en que esté en la Casa Blanca" trabajará por la economía y por un plan para controlar la pandemia.
Manuel Ruiz Rico
Washington-
Pensilvania empieza a tenderle a Joe Biden la alfombra roja hacia la Casa Blanca, pero también se ha convertido, 20 años después, en la nueva Florida. En aquel entonces, George Bush hijo y Al Gore acabaron en el Supremo litigando por el recuento de votos en varios condados de aquel Estado, en una disputa que sólo acabó el 13 de diciembre cuando el demócrata tiró la toalla para no romper más el país.
En 2020, el año del impeachment y del coronavirus, las elecciones, empantanadas en un lentísimo recuento y en las acusaciones de fraude de Donald Trump, se han vuelto a atascar, esta vez en un estado del norte, Pensilvania. El martes, el presidente sacaba a Biden 675.000 sufragios, que el demócrata ha logrado remontar hasta ponerse este viernes 27.000 votos arriba.
Con Pensilvania en la mano, Biden puede perder Georgia, Arizona y Nevada y ser presidente
Con Pensilvania en la mano, Biden puede perder Georgia, Arizona y Nevada (donde también va ganando) para ser presidente, unas cuentas que no se le escaparon a Trump: en un comunicado prometió "no rendirse nunca" y avisó de que peleará en los tribunales "a través de cada aspecto de la ley". Horas después, el Partido Republicano de Pensilvania recogió el testigo y llevó al Supremo el recuento de votos en el Estado.
Ajeno a estos movimientos, Biden, en un discurso dado a las 23.00 horas desde Wilmington, Delaware, pidió de nuevo "esperar a que se cuenten todos los votos" pero se dio por ganador y habló ya como futuro presidente y hasta anunció que ya había tenido reuniones de trabajo junto a Kamala Harris para abordar los que serán los dos temas centrales "desde el primer día que esté en la Casa Blanca: un plan para controlar la pandemia y recuperar una economía con 20 millones de parados".
Biden: "Soy el primer demócrata que gana en Arizona en 24 años y en Georgia en 28 años".
El demócrata se reivindicó como nunca: "Vamos por delante en Arizona y Nevada, en Georgia y Pensilvania hemos remontado y también vamos ganando. Tengo ahora unos 300 compromisarios en el Colegio Electoral y mi candidatura ha recibido más de 74 millones de votos, más que ningún presidente en la historia y cuatro millones más que el presidente Trump. Soy el primer demócrata que gana en Arizona en 24 años y en Georgia en 28 años". Kamala Harris estuvo a su lado pero no tomó la palabra. Por la mañana se hubo anunciado la intervención de ambos, pero finalmente la campaña de Biden anunció que la candidata a vicepresidenta no tomaría la palabra.
El Partido Demócrata estuvo llamando presidente a Biden desde por la mañana. La líder del partido en la Cámara de los Representantes y diputada por California, Nancy Pelosi, dijo que "Biden es un cohesionador, respeta todos los puntos de vista y aunque gane como demócrata gobernará para todos los estadounidenses", porque "está claro", añadió, "que el billete Biden-Harris estará en la Casa Blanca". Pelosi no tuvo reparos en referirse a los retos que tendría ante sí la "administración Biden".
Recurso al Supremo y batacazo en Nevada
Para contrarrestar esto, Trump, que no compareció ayer, siguió incendiando el ambiente por Twitter y con los comunicados de su equipo de campaña, que insistían machaconamente y sin ofrecer pruebas en el fraude y el amaño electoral. El presidente llegó a transcribir por la mañana en su cuenta de Twitter una declaración realizada en la cadena ultraderechista Fox por el exjuez republicano Ken Starr en la que éste acusaba al gobernador y al Tribunal Supremo de Pensilvania de estar violando la ley y la Constitución por supuestamente "haber excluido a los observadores republicanos de estar presente en los recuentos de voto. Esperemos que esto se corrija en el Tribunal Supremo de Estados Unidos que, en circunstancias extraordinarias, ha sido capaz de tomar decisiones en cuestión de días", remachó.
Dicho y hecho: por la tarde, el Partido Republicano de Pensilvania presentó un recurso al Supremo para que no se contabilicen los votos llegados después del martes electoral. En previsión de esto y ante las quejas recibidas días antes por los republicanos en esa dirección, la secretaria de Estado de Pensilvania, Kathy Boockvar, ya hubo ordenado separar esos votos el jueves, si bien Boockvar aseguró ayer a la CNN que no serían los suficientes sufragios como para alterar el resultado electoral; es decir, como para tumbar la victoria de Biden. Con todo, por la tarde, el juez del Supremo Samuel Alito, ordenó a todos los condados de Pensilvania mantener separados del resto los votos recibidos tras el 3 de noviembre y, antes de decidirse a intervenir en el proceso, conminó a las autoridades de ese estado a que argumenten hoy sábado al Alto Tribunal la ausencia de irregularidades en el conteo de votos.
Frente a esto, el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro aseguró a la cadena MSNBC que todos los recursos judiciales para detener el voto "o los han perdido o han sido desestimados. Ha habido mucho ruido", añadió, "pero han tenido literalmente un impacto cero en el recuento de votos". El "tremendo litigio" prometido por Trump el jueves desde su intervención en la Casa Blanca no termina de cuajar: ese día fueron rechazados los recursos de su campaña en Michigan, Wisconsin y Georgia y ayer sucedió lo mismo con el presentado en Nevada por presuntas irregularidades.
La CNN, citó una fuente del entorno de Trump en la Casa Blanca que aseguró que el equipo del presidente es consciente de que sin ganar en Arizona o Georgia será difícil que el Supremo se involucre en el caso de Pensilvania puesto que cualquier cambio que suceda en dicho estado no llevará a Trump a los 270 compromisarios en el Colegio Electoral que le permitirían ser reelegido. La fuente aseguró a la CNN que Trump es cada vez más "realista" sobre la posibilidad de su derrota si bien, aclaró, "no va a rendirse".
En la jornada de ayer Biden siguió aumentando su ventaja sobre Trump en todos los estados salvo Arizona, donde el demócrata aún gana por casi 30.000 votos y quedarían por contar 170.000 sufragios. En Pensilvania, restan por contar 81.000 votos y Biden terminó el viernes con una diferencia a su favor de 27.130 papeletas. En Nevada, el demócrata siguió aumentando su ventaja hasta casi los 22.700 votos y quedan por contarse 130.000; y en Georgia, donde Biden consumó la remontada la madrugada del jueves, el vicepresidente de Barack Obama aventaja ya a Trump en 4.395 votos y sólo restan por contarse 25.000. En medio de esta deriva, para tratar de ser presidente Trump debería ganar nada menos que Pensilvania y Georgia o Pensilvania, Arizona y Nevada.
Romney: "Trump se equivoca al hablar de amaño"
Aunque la enorme mayoría del Partido Republicano sigue de perfil, la actitud de Trump fue contestada por ciertos políticos de ese sector. El senador republicano en el congreso de Pensilvania, Pat Toomey, atacó al presidente y defendió la integridad del proceso electoral en su estado. En declaraciones a The Guardian, Toomey calificó el discurso de Trump del jueves de "inquietante" puesto que "ha hecho alegaciones muy, muy serias sin ninguna evidencia que las apoye".
De los senadores republicanos en Washington, sólo Ted Cruz y Lindsey Graham se han alineado públicamente con el presidente. Esta postura fue contrarrestada ayer por uno de los pesos pesados del partido en la cámara alta, Mitt Romney, detractor habitual de Trump y el único republicano que votó a favor de su impeachment en enero. En un mensaje de Twitter, Romney defendió que "el presidente está en su derecho de pedir recuentos e investigaciones por presuntas irregularidades cuando haya evidencias de ello", y enseguida pasó al ataque: "Trump se equivoca al decir que las elecciones están amañadas, que son corruptas o que están siendo robadas. Decir eso daña la causa de la libertad aquí y en el mundo y debilita las instituciones sobre las que descansan los cimientos de la república".
En medio de este ambiente y en una jornada en la que Estados Unidos alcanzó su récord de positivos de coronavirus con 121.000 casos en 24 horas, continuaron las concentraciones y protestas de seguidores de Trump sobre todo en centros de votos de Phoenix, Arizona, y Filadelfia, Pensilvania. En esta última ciudad, según informó la cadena CBS local, se produjo incluso una amenaza de bomba que obligó a la policía local a desalojar el centro comercial Fashion District, cercano al Centro de Convenciones de Pensilvania, un centro de recuento de votos en torno al cual hay concentrados seguidores de Trump y de Biden denunciando o apoyando el proceso, según el caso.
El Senado tendrá que esperar hasta el 5 de enero
Pero en estas elecciones no sólo se elige al presidente, también la composición de las dos cámaras del Congreso, el Senado y la Cámara de los Representantes. En ésta, los demócratas tienen ha confirmado 213 escaños frente a 194 de los republicanos (la mayoría está en 218 asientos). En cuanto al Senado, habrá que esperar a enero para saber qué partido ostenta la mayoría. Ambos partidos van empatados a 48 escaños y sólo quedan cuatro por repartirse: uno por Alaska y otro por Carolina del Norte, que todo indica que irán para los republicanos, y otros dos por Georgia. Estos dos escaños no han podido resolverse en estos comicios puesto que ninguno los candidatos que aspiraban a ganar dichos asientos ha alcanzado un 50% de los apoyos, de modo que los dos primeros situados en cada caso tendrán una segunda vuelta el 5 de enero.
Es la única oportunidad que tendrán los demócratas de recuperar la mayoría en el Senado, cámara que esta legislatura ha estado en manos republicanas. Si ambos escaños de Georgia son demócratas, habría un empate a 50 en la cámara alta. La presumible presidencia de Biden sería la encargada de nombrar al presidente de esa cámara quien, según la constitución americana, no tiene voto salvo para deshacer empates.
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