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Biden y Sanders cierran filas en torno a la unión del Partido Demócrata para derrotar a Trump

El candidato demócrata oficioso cede a Sanders 300 delegados de la convención final del partido. Este acuerdo permite al senador por Vermont mantener su peso para tratar de hacer virar hacia la izquierda a los demócratas, que se alejan de la imagen de división con que llegó a las elecciones de 2016, en las que Hillary perdió contra Trump.

Joe Biden y Bernie Sanders se saludan antes de un debate en Washington el pasado 15 de marzo. REUTERS
Joe Biden y Bernie Sanders se saludan antes de un debate en Washington el pasado 15 de marzo. REUTERS

A primeros de abril, el senador por Vermont Bernie Sanders suspendió, que no retiró, su campaña de las primarias e hizo explícito su apoyo a la candidatura del exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, que desde entonces es el candidato oficioso del Partido Demócrata a las elecciones del próximo noviembre, en la que le disputará la Casa Blanca a Donald Trump. Desde entonces, los equipos de ambos trabajan en el frente común de las elecciones, un frente que tiene como pilar básico la unidad del partido en torno a Biden. Ayer anunciaron el gran paso real hacia esa unidad. Según reveló la agencia AP, Biden acordó renunciar en favor de Sanders a unos 300 delegados de la convención final de Milwaukee de julio, unos asientos que mantendrá Sanders y cuyo peso podrá hacer valer para tratar de virar el partido y sus estructuras hacia la izquierda.

El gesto de Sanders de primeros de abril de suspender su campaña y dar su apoyo explícito a Biden y el de ayer de Biden de renunciar a una buena porción de delegados que le corresponden, van en una dirección clara: consolidar la unión de los demócratas de cara a las elecciones.

El Partido Demócrata necesita esa unidad por dos motivos. En primer lugar, y en lo que respecta a Biden, no puede permitirse el lujo, como ocurrió hace cuatro años, de no competir contra Trump hecho un bloque compacto, lo que podría suponerle perder unos votos que serán vitales para evitar la reelección de Trump por cuatro años más. Solo un partido unido en torno a su candidato podrá hacer presidente a Biden.

En cuanto a Sanders, el senador por Vermont renunció, cediendo y dando su apoyo al exvicepresidente de Obama, a la batalla por la elegibilidad pero no a la más importante: la batalla de las ideas, en la que es ganador. Sanders solo puede tratar de imprimir su sello al partido estando dentro de él: haciendo valer el peso de sus votos y pactando esa influencia con Biden. Justo lo que sucedió ayer.

En 2016, el partido llegó hasta el final del proceso de primarias enormemente dividido entre Hillary Clinton y Bernie Sanders y esto fue luego un lastre contra Donald Trump. Entonces pocos pensaban que el excéntrico magnate podía ganar la contienda electoral. Pero ahora es el inquilino de la Casa Blanca y no tomárselo en serio sería suicida.

Los sobre 300 delegados a los que ha renunciado Biden en favor de Sanders los podrá usar éste en la convención final de Milwaukee para ejercer su influencia en el viraje hacia la izquierda que le quiere imprimir al Partido Demócrata y sus estructuras, que serán también clave para que el votante de Sanders, sobre todo el más acérrimo, vote en noviembre por Biden, un candidato al que muchos votantes de Sanders consideran centrista, del establishment, nada cautivador.

Solo un partido unido en torno a su candidato podrá hacer presidente a Biden

En cada primaria o caucus, a cada Estado le corresponde un número determinado de delegados en la convención final de Milwaukee, que es donde se elegirá oficialmente candidato a Joe Biden. Dos tercios de ellos se eligen en cada circunscripción y un tercio según el cómputo total para ese Estado. Son éstos los que, según dicta la normativa interna del partido, un candidato pierde en favor de quienes siguen en liza cuando acaba cediendo, como hizo Sanders a primeros de abril a hacer expreso su apoyo a Biden. Por lo tanto, como Biden era el único candidato que había en ese momento, todos esos delegados de ese tercio de cada Estado que había ido ganando Sanders, le corresponden a aquél.

La renuncia del vicepresidente de Obama no solo es un claro guiño al electorado de Sanders de que quiere con todas sus fuerzas disputarle las elecciones a Trump con todo el partido hecho un bloque y sin perder un solo voto demócrata. También es un mensaje al propio Sanders para que retire su candidatura y Biden pueda ser nombrado así, dos meses y medio antes de la cita de Milwaukee, candidato oficial del partido, con las implicaciones que esto tiene para el inicio real de la campaña, mediática y de recaudación.

Oficialmente, en Milwaukee, un candidato se convierte en el nominado del partido cuando recibe el voto a favor de 1.991 delegados. Según el recuento de AP, Biden lidera esta carrera con 1.406 delegados frente a los 974 de Sanders. Si el calendario de primarias se mantiene, en junio Biden tendrá con toda probabilidad el número de delegados requerido. Es solo cuestión de tiempo y el gesto de ayer podría estar encaminado a hacer ceder a Sanders.

"Tenemos que vencer a Donald Trump este otoño y creemos que este acuerdo ayudará a traer la unidad al partido para poner a Trump fuera de la Casa Blanca y no solo reconstruir Estados Unidos sino transformarlo", señalaron ayer los equipos de campaña de Biden y Sanders en un comunicado conjunto.

La sintonía entre ambos candidatos es claramente mejor que la inexistente entre Hillary Clinton y Bernie Sanders hace cuatro años y que tanto lastró al partido. La animadversión que sentían el uno por el otro era palmaria.

"Sanders y yo", repite a menudo Biden

Biden no es ajeno a la imagen que muchos seguidores de Sanders tienen de él y en las últimas semanas ha ido incorporando medidas progresistas para tratar de convencer a este electorado. Entre ellas, la medida del senador por Vermont de garantizar la gratuidad de la educación en las universidades públicas para las familias con ingresos inferiores a 125.000 dólares (112.000 euros) pero también la medida de la otra candidata izquierdista Elizabeth Warren de dar una segunda oportunidad a las familias que se hayan declarado en bancarrota.

"Sanders y yo", repite a menudo Biden, "coincidimos en los objetivos y solo diferimos en el modo de hacerlo". Quizás el reto más grande para el vicepresidente de Obama sea abordar la medida estrella que enarbola Sanders: el Medicare-For-All, la propuesta de un sistema de salud público, universal y gratuito.

Biden se ha mostrado muchas veces remiso a incorporarlo tal cual en su programa. "La gente quiere soluciones y no revoluciones", ha llegado a afirmar. Sin embargo, poco a poco da muestras de poder ir cediendo.

Este mes propuso ampliar el seguro público de salud de los jubilados para que cubriera a todos aquellos de 60 años para arriba. La medida sigue siendo insuficiente para el votante estándar de Sanders, pero al menos fue un gesto de Biden para dar a entender que se podía mover de su postura habitual mucho más conservadora.

El gesto de ayer de Biden renunciando a tomar 300 delegados que le correspondían apunta en esa dirección. Al fin y al cabo, es darle ese peso al ala izquierdista del partido. Pero Biden sabe que la recompensa final lo compensaría todo: la unidad del partido podría llevarlo a ser presidente de Estados Unidos.

Y es una partida de dos ganadores: sin Sanders, Biden no puede soñar con ser presidente; y Sanders, derrotado en la carrera de las primarias, necesita a Biden para imprimir tanto como pueda su giro a la izquierda en el partido.

"Nuestras campañas están agradecidas por la unidad y el espíritu de colaboración dentro del Partido Demócrata mientras buscamos derrotar a Donald Trump y establecer un gobierno por y para el pueblo estadounidense", aseguraron ambos en el comunicado conjunto.

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