Público
Público

El cortijo de Teodoro Obiang

El líder más longevo de África con casi 37 años en el poder, opta este domingo a una nueva reelección en unos comicios en los que no participan los dos únicos partidos
de la oposición con cierto reconocimiento entre la población.

Teodoro Obiang, durante una visita oficial a Gabón en junio de 2013. - AFP

PILAR HONDO 

MALABO.- Cuando las urnas se cierren el domingo en Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang (73 años) habrá vuelto a ganar las elecciones de forma arrolladora y los ecuatoguineanos comenzarán la semana con la indiferencia de quien ya conocía el final de la historia. Teniendo en cuenta los precedentes, nadie duda de que el eterno candidato del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) volverá a arrasar en las elecciones presidenciales después de haber obtenido el 98% de los votos en los comicios de 1996, el 99,5% en 2002 y el 95,4% en 2009.

Igual que en ocasiones anteriores, Obiang tiene vía libre para la reelección teniendo en cuenta que la única formación opositora con estructura de partido, Convergencia para la Democracia Social (CPDS), no participará al considerar que no hay ninguna garantía de transparencia y que no se respetan los derechos del resto de actores políticos.

Teodoro Obiang obtuvo
 el 98% de los votos en
los comicios de 1996,
el 99,5% en 2002 y el
95,4% en el año 2009

Por si fuera poco, hace unas semanas la Junta Electoral Central desestimó la participación del opositor Gabriel Nsé como candidato del partido Ciudadanos por la Innovación (CI). Según la institución, Nsé incumple el requisito de arraigo ininterrumpido en el país durante los últimos cinco años que establece la Constitución.

El nombre de Gabriel Nsé, antiguo mando del Ejército, había empezado a sonar entre la población tras la legalización de su partido en noviembre de 2015. En un país que acumula varias denuncias de organismos internacionales por detener opositores, según informes de Freedom House y Amnistía Internacional, el candidato expulsado alega que tuvo que huir a España en 2001 y permaneció 13 años en el exilio hasta la amnistía general decretada por Obiang en 2014. Pese a ello, el recurso de Nsé no prosperó y su nombre no figurará en las papeletas el próximo domingo.

Censo electoral plagado de irregularidades

Para completar el escenario electoral, la oposición denuncia que el censo de electores está plagado de irregularidades y que los comicios fueron convocados sólo 44 días antes de la votación, sin margen de maniobra para el resto de partidos, ya que estaban previstos para finales de año. Además, los 1.500 euros que se concedieron a cada partido para la campaña fueron entregados apenas 15 días antes de la votación.

Según las cifras oficiales, 332.040 ecuatoguineanos se han inscrito en el censo para escoger a uno de los siete candidatos que compiten por liderar el país durante siete años. Al margen de Obiang, el resto de aspirantes son prácticamente desconocidos para la población y algunos de ellos tienen estrechos lazos con el actual presidente, lo que les convierte en meros figurantes en estos comicios.

Guinea Ecuatorial opera como una plutocracia en la que el carné de militante es un requisito indispensable para cualquier trabajo con cierta responsabilidad

Pero el control de Obiang va mucho más allá de diseñar unas reglas favorables a sus intereses: él es el dueño del tablero y de todas las fichas. En Guinea Ecuatorial el Estado se confunde con el partido, el PDGE, y el partido se confunde con Obiang. El país opera como una plutocracia en la que el carné de militante es un requisito indispensable para cualquier trabajo con cierta responsabilidad.

El llamado clan de Mongomo (la élite político-económica que conforman los allegados del presidente) extiende sus tentáculos sobre la esfera pública y privada de los ciudadanos, limitando cuestiones tan básicas como la libertad de movimiento con controles militares a lo largo del país o decretando cierres arbitrarios de las fronteras terrestres.

Guinea Ecuatorial es el cortijo de Obiang y cualquier crítica es tachada como un gesto antipatriótico o un intento de desestabilizar al país. El control sobre los medios de comunicación es absoluto y una tarifa plana mensual de internet ronda los 300 euros. A la dificultad para acceder a la información se une el miedo a la delación en un entorno en el que todo el mundo se conoce.

Seguidores de Obiang en Malabo. - AFP

Seguidores de Obiang en Malabo. - AFP

Tercer mayor productor de petróleo de África subsahariana

En su discurso de apertura de campaña en Malabo, la capital del país, Obiang volvió a recurrir al argumento de la conspiración internacional por los recursos de Guinea Ecuatorial para reclamar el voto. "Conspiran por nuestros recursos, que estamos utilizando para desarrollar y transformar Guinea Ecuatorial. Por lo tanto, no podemos permitir que nuestros recursos nos sean arrebatados, robados por los avispados que manipulan la política internacional", aseguró.

En 2006, Obiang figuraba
en la lista 'Forbes' de los políticos más ricos
del mundo con una
fortuna estimada en 600 millones de dólares

En efecto, muchas empresas internacionales aterrizaron en Guinea Ecuatorial después de que la petrolera estadounidense Mobil extrajese crudo por primera vez en 1996. Sólo diez años después, Obiang ya figuraba en la lista Forbes de los políticos más ricos del mundo con una fortuna estimada en 600 millones de dólares.

Con una población inferior a un millón de habitantes, Guinea Ecuatorial es el tercer mayor productor de petróleo de África subsahariana, sólo superado por Angola y Nigeria. Este hecho dispara su renta per cápita hasta los 18.900 dólares y sitúa al país a la cabeza de África, al nivel de miembros de la Unión Europea como Eslovaquia o República Checa, según el Banco Mundial.

Sin embargo, las cifras macroeconómicas tienen poco que ver con la realidad del día a día de los ecuatoguineanos. La falta de medios en los hospitales y el impacto de enfermedades como el sida o la malaria elevan las tasas de mortalidad infantil a niveles que evidencian la injusta distribución de la riqueza.

A oscuras durante tres meses

Obiang, junto al dictador de Zimbabue, Robert Mugabe. - AFP

Bata, la segunda ciudad del país, recibió el año nuevo a oscuras y la falta de energía eléctrica fue casi total hasta finales del mes de marzo, cuando empezó una nueva época lluviosa. La inoperancia del Gobierno en esos tres meses sin luz sirvió para caldear aún más los ánimos de la población de Bata, que ha visto como desde 2014 las obras se paralizan y las empresas extranjeras comienzan a abandonar el país despidiendo a sus trabajadores.

En este periodo el precio del barril de crudo se ha hundido hasta los 40 dólares arrastrando a la economía nacional, totalmente dependiente de este sector. Según el Fondo Monetario Internacional, el PIB de Guinea Ecuatorial cayó un 12,2% en 2015, y la previsión es que en 2016 se contraiga otro 7,4%.

El dinero del petróleo que servía para financiar infraestructuras escasea, y ahora se cuestionan más que nunca inversiones desorbitadas como el proyecto de Oyala, el sueño de Obiang para crear una ciudad de lujo en mitad de la selva. Este proyecto, cuyo coste real no se conoce, pretende trasladar la capital del país a esta nueva ciudad diseñada para albergar un cuarto de la población, la sede del Gobierno y varias administraciones.

Una tradición democrática inexistente

La presión de las Naciones Unidas y de los propios ecuatoguineanos forzó a la España franquista a conceder la independencia de Guinea Ecuatorial en 1968. Tras la aprobación de una nueva Constitución, se convocaron unas elecciones en las que resultó vencedor Francisco Macías, el candidato con el discurso más antiespañol de los cuatro contendientes. 

Las promesas de apertura nunca han llegado amaterializarse y las denuncias por falta de libertades y violaciones de los derechos humanos se han ido acumulando

Macías se otorgó poderes absolutos e instauró un régimen de terror que acabó con la vida de miles de ecuatoguineanos. En 1979, Teodoro Obiang, sobrino de Macías y teniente coronel del Ejército, dio un golpe de Estado contra su tío, que fue ejecutado poco después.

Con un Estado arruinado y desangrado por la represión de la etapa anterior, Obiang se vio obligado a anunciar leves reformas democráticas para seguir recibiendo ayuda internacional. Sin embargo, las promesas de apertura nunca llegaron a materializarse y, desde entonces, las denuncias por falta de libertades y violaciones de los derechos humanos se han ido acumulando.

En estas elecciones, una vez más, la maquinaria del Estado juega al servicio de Obiang. Durante la campaña, antes de cada mitin, las empresas son citadas para garantizar la asistencia de los trabajadores. El PDGE y Obiang, según reza su eslogan de campaña, son sinónimo de estabilidad política en Guinea Ecuatorial. Después del domingo nada alterará esta realidad.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional