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Crisis en Afganistán Joe Biden y los talibanes, condenados a entenderse con urgencia

Joe Biden es el primer interesado en una rápida calma en Afganistán y para ello debe dirigirse a los talibanes. Los sucesos de Kabul crean la posibilidad de que se abra una ancha autopista de comunicación y colaboración entre EEUU y los talibanes, no solo en el área humanitaria y de seguridad sino en otras cuestiones que interesan a los talibanes.

Un hombre vende banderas de los talibanes y fotos de sus dirigentes en Kabul.
Un hombre vende banderas de los talibanes y fotos de sus dirigentes en Kabul. EFE

Tal y como se desarrolla la crisis de Afganistán, todos los indicadores apuntan a que a Joe Biden y los talibanes no les queda otra salida que entenderse rápido y en profundidad, un entendimiento que resultará beneficioso a las dos partes. En caso contrario, el futuro que le espera al presidente americano será borrascoso, y lo mismo ocurrirá con el régimen fundamentalista, sin contar con que todavía será peor para la población afgana.

Los atentados del jueves abundan en que tan solo mediante el diálogo conseguirán unos y otros llegar a un equilibrio que les perjudique lo menos posible, aunque no sea perfecto. Los talibanes no son demócratas liberales y su credo es muy problemático, pero su victoria en el campo de batalla ha sido aplastante y solo ellos pueden imponer cierto orden en el país.

La única opción de la población es adaptarse al nuevo régimen, con todo lo duro que esto suena

La única opción de la población es adaptarse al nuevo régimen, con todo lo duro que esto suena. No hay ninguna otra alternativa. Lo que hay que lograr es que la presión humanitaria del régimen sea lo menos dolorosa posible, algo que solo se conseguirá mediante el diálogo y no mediante la fuerza. Después de veinte años, la vía militar no ha podido frenar a los talibanes, como han admitido distintos presidentes demócratas y republicanos.

El mayor peligro son las organizaciones yihadistas que operan en Afganistán, principalmente el Estado Islámico de Jorasán y Al Qaeda, dos grupos que en la versión local son demasiado extremistas incluso para el fundamentalismo talibán, especialmente el primero, que ha reivindicado los atentados del jueves.

La prioridad de Biden es frenar las actividades de esos grupos. Es una tarea urgente impedir que trasciendan las fronteras afganas y creen un caos internacional, especialmente el Estado Islámico de Jorasán cuya doctrina central es justamente crear el caos dentro y fuera de Afganistán, y establecer un califato que no dé pie a ninguna clase de negociación.

En este escenario, la colaboración americana con los talibanes es inevitable. Biden se arriesgaría mucho si renunciara a la colaboración, y sus declaraciones de las últimas horas, conciliatorias, apuntan en esa dirección. Si la situación se le escapa de las manos tiene mucho que perder incluso durante lo que le queda de este primer mandato.

Los atentados han acorralado al presidente (Biden), que se encuentra en una situación política francamente desesperada

Los atentados han acorralado al presidente, que se encuentra en una situación política francamente desesperada que están aprovechando sus rivales republicanos y hasta demócratas. Son rivales que le reprochan la precipitada evacuación de Afganistán, aunque ahora es obvio que la presencia americana en ese país fue inviable desde el principio.

Objetivo en común de Biden y los talibanes

Si las organizaciones terroristas continúan operando, los enemigos de Biden le responsabilizarán de los atentados y de la violencia, de ahí que el presidente sea el primer interesado en frenar esa deriva. Y tan interesados como él en este asunto están los talibanes, que no desean que el país se convierta en un campo de batalla caótico e ingobernable.

Biden y los talibanes comparten el mismo objetivo, pero para Biden es una meta más perentoria y urgente. Esto significa que está obligado a negociar casi sin condiciones. El jefe de la CIA, William Burns, se entrevistó el pasado lunes con responsables talibanes en Kabul. Lo reveló inicialmente la prensa americana, que al día siguiente agregó que Burns había sido portador de un mensaje personal de Biden para el líder talibán Abdul Ghani Baradar.

Biden y su equipo son conscientes de lo urgente y necesario que es el diálogo, y ya eran conscientes antes del jueves. Lo del aeropuerto probablemente agilizará esos contactos y las circunstancias internas en Estados Unidos y Afganistán hacen que el presidente no esté en condiciones de exigir muchas contrapartidas.

Las circunstancias refuerzan a los talibanes, que sin duda querrán aprovecharlo. En todo caso, el periodo talibán de 1996-2001 no va a repetirse en los términos de entonces. Sin haber dejado de ser fundamentalistas, los talibanes son hoy un punto más pragmáticos y han dado muestras sobradas de estar dispuestos a lograr acuerdos con Biden y con Occidente en general.

Una prueba de que hay margen para el diálogo ha sido el comportamiento talibán durante los largos días que ha durado la crisis de Kabul. En ningún momento han obstaculizado la evacuación, a pesar de que con un solo cohete contra la pista de despegue habrían podido bloquear el aeropuerto.

'The Washington Post' revela que responsables americanos compartieron e intercambiaron información con los talibanes

The Washington Post revela que responsables americanos compartieron e intercambiaron información con los talibanes en cuanto tuvieron conocimiento de que el Estado Islámico de Jorasán preparaba un atentado contra el aeropuerto de Kabul, una clara indicación de que los americanos están siendo prácticos.

El mismo periódico revela que los responsables militares americanos establecieron una alianza con los talibanes hace por lo menos dos años para controlar al Estado Islámico de Jorasán. Incluso mataron en bombardeos a efectivos del con el control de nuevo territorio.

Si cosas así ocurrieron cuando americanos y talibanes estaban en guerra, por qué no van a poder acercarse las dos partes cuando han dejado de estar en guerra. Por qué van a poder hablar de cuestiones humanitarias y de seguridad, que son urgentes y vitales para Biden, pero no de otras áreas que interesen más a los talibanes.

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