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El currículum bélico de Rusia: de la Guerra de Crimea al 'Vietnam de la URSS'​

Dijo el filósofo ruso Iván Ilyín que "Rusia ha estado batallando durante dos tercios de su existencia". Un historial de desencuentros que encontró en la guerra de Afganistán uno de sus principales –y más recientes– fiascos.

Un convoy de vehículos blindados del ejército soviético cruza un puente en Termez, el 21 de mayo de 1988 en la frontera entre la Unión Soviética y Afganistán.
Un convoy de vehículos blindados del ejército soviético cruza un puente en Termez, el 21 de mayo de 1988 en la frontera entre la Unión Soviética y Afganistán. Vitaly Armand / AFP

El historial bélico de Rusia cuenta con una docena de guerras en dos siglos y medio. Desde finales del siglo XVI y hasta principios del XX fueron constantes las batallas entre el Imperio otomano y el ruso.

Países como Suecia, Turquía o Polonia –por cuestiones geográficas– se han llevado históricamente la peor parte, siendo los principales destinatarios de las acometidas rusas. 

Una historia de desencuentros en las que Alemania merece un capítulo aparte. No en vano son tres las grandes guerras que Rusia ha librado con Alemania, dos de ellas mundiales.

Siempre presto al combate, el Imperio ruso entró en guerra con Francia en tres ocasiones: guerra de 1805-1807, la invasión napoleónica de 1812 y la Guerra de Crimea; mantuvo cuatro enfrentamientos armados con Japón y tres con China.

Se podría decir que la historia de Rusia se ha fraguado a base de luchas más o menos intermitentes. Sin temor a exagerar –y tal y como esgrimió en su día el filósofo ruso Iván Ilyín– "Rusia ha estado batallando durante dos tercios de su existencia".

El 'Vietnam de la URSS'

Pero fue la Guerra de Afganistán (1979-1989) la que sin duda supuso un hito en su historia. Todo un fiasco que encuentra su origen el 27 de diciembre de 1979, cuando las tropas rusas pisaron oficialmente Afganistán; y su fin el 15 de febrero de 1989, varios meses antes de la caída del Muro de Berlín.

En su momento, la invasión soviética fue vista en Occidente como un descarado intento de Moscú de hacerse con el control de Afganistán, un cruce de caminos por el que han pugnado las principales potencias desde Alejandro Magno.

No obstante, el Kremlin rechazó hasta diez peticiones de las autoridades afganas antes de decidirse a enviar sus tropas y cuando lo hizo, nunca se planteó la ocupación del país, sino preservar al régimen comunista, en el poder desde 1978.

Sobra decir que aquello no fue como se esperaba. El Ejército soviético se encontró al poco de llegar a Afganistán con que no estaba preparado para una guerra de guerrillas, ya que el armamento pesado es casi inservible para combatir en las montañas.

El Ejército soviético perdió cerca de 15.000 hombres en Afganistán y decenas de miles regresaron enfermos, mutilados y heridos en su orgullo. Los veteranos de Afganistán, que buscan el mismo reconocimiento social que los que combatieron contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, serán recibidos el domingo en el Kremlin.

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