El Gobierno de Trump detuvo al activista palestino Mahmoud Khalil pese a no tener orden judicial
El Departamento de Seguridad Nacional justifica el arresto por haber "riesgo de fuga" tras declarar Khalil que "iba a abandonar el lugar". Un vídeo grabado por la esposa, sin embargo, contradice la versión policial.

El Gobierno de Estados Unidos, liderado por Donald Trump, ha confirmado este jueves que no disponía de una orden judicial para arrestar al activista palestino Mahmoud Khalil. El manifestante está detenido en un centro de migración en Luisiana desde el pasado marzo, pues –según los agentes– se temía que huyera antes de poder obtener dicha orden.
En un documento presentado en un tribunal de Nueva Jersey, uno de los abogados del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) incide en que, en el momento de su detención, Khalil no llevaba consigo su permiso de residencia o green card, y que se negó a cooperar con las autoridades, expresando que "iba a abandonar el lugar".
El abogado subraya que, por este motivo, uno de los agentes que lo detuvo consideró que existía "riesgo de fuga" y que era necesario su arresto.
La Unión por las Libertades Civiles (ACLU) ha afirmado en un comunicado que un vídeo del momento del arresto, grabado por la esposa, contradice la versión del Gobierno. En la grabación, se observa cómo Khalil no opone resistencia mientras está siendo esposado por las autoridades.
Ramzi Kassem, uno de los abogados del manifestante palestino, ha advertido que "nadie debería tomarse en serio la mentira del Gobierno", pues la Administración de Trump, "muchas semanas después de los hechos, asegura que Mahmoud no cumplía con su deber cuando los agentes del ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas) lo secuestraron ilegalmente al amparo de la oscuridad."
Khalil, que creció en un campamento palestino en Siria, es un antiguo alumno de la Universidad de Columbia (Nueva York) que actuó como moderador en las protestas de la universidad en 2024, y que fue detenido el pasado 8 de marzo en su residencia, propiedad de la institución.
El joven de 30 años, con residencia legal en EEUU y que esta semana ha sido padre, permanece en un centro de detención en Jena (Luisiana), donde un juez federal determinó que el Gobierno puede continuar con su proceso de deportación.
El DHS indica en el documento presentado este jueves que la presencia y actividades de Khalil –a quien el Gobierno acusa de conductas antisemitas, algo que aún no se ha demostrado– en EEUU tendrán "graves consecuencias en la política exterior" del país.
Khalil no es un caso aislado
La de Khalil fue tan solo la primera de una serie de detenciones de estudiantes universitarios en distintos puntos del país. Todos ellos tenían en común que eran extranjeros y que habían manifestado su rechazo a la masacre israelí en la Franja de Gaza.
Otro de los arrestos más polémicos fue el de Rumeysa Ozturk, una joven turca con visado de estudiante en vigor, que estaba cursando su doctorado en la Universidad de Tufts, Massachusetts (Boston).
La estudiante fue detenida en la calle, acusada de "participar en actividades de apoyo a Hamás". Ozturk figuraba como coautora de un artículo de opinión, publicado en el periódico de su universidad, en el que criticaba que las autoridades del centro no reconocieran el "genocidio palestino".
Igualmente, el pasado 25 de marzo, una jueza de Nueva York bloqueó la deportación de Yunseo Chung, estudiante surcoreana que residía en Estados Unidos desde los siete años de edad. Chung, de 21 años, había sido arrestada por participar en las marchas en apoyo a Palestina en la Universidad de Columbia.
El último caso ha sido el de un estudiante de origen palestino, Mohsen Mahdawi, que al igual que Khalil y Chung, estudiaba en Columbia. El joven, involucrado en las protestas que pedían el fin del genocidio en Gaza, fue arrestado mientras formalizaba su ciudadanía en EEUU en una oficina de Vermont.
En la Universidad de Míchigan, asimismo, diversas ONG propalestinas han denunciado este miércoles que el FBI y la Policía estatal han llevado a cabo redadas "agresivas" y "coordinadas" en los domicilios de activistas que habían participado en las manifestaciones. Las organizaciones mostraron su alarma ante una respuesta policial "creciente y desproporcionada", y recordaron que "la disidencia pacífica no es un delito".
Trump contra las universidades
En paralelo a esta persecución hacia los estudiantes extranjeros, la Administración de Trump ha emprendido una serie de chantajes y amenazas de recortes contra las universidades de EEUU, en un intento de censurar los movimientos propalestinos dentro de los campus.
El republicano ha logrado que muchas universidades, como la de Columbia, cedan a sus exigencias ante el miedo de perder fondos federales y subvenciones que en algunos casos alcanzan los 2.200 millones de euros.
Harvard es una de las pocas universidades que ha plantado cara, pues no solo se ha mantenido imperturbable ante los recortes millonarios, sino que ha denunciado al Gobierno "para detener la congelación de fondos por ser ilegal y exceder la autoridad del Gobierno", según ha indicado el presidente de la facultad, Alan Garber.

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