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Elecciones municipales La izquierda verde acaricia el poder en las principales ciudades de Francia

Coaliciones ecologistas y progresistas parten con serias opciones para conquistar los principales Ayuntamientos en la segunda vuelta de las elecciones municipales francesas. Un triunfo que rompería con seis años de declive electoral.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, vota en la segunda vuelta de las elecciones municipales francesas. / EFE
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, vota en la segunda vuelta de las elecciones municipales francesas. / EFE

¿La sandía se convertirá este verano en el postre preferido de los franceses? Verdes por fuera y rojas por dentro, candidaturas progresistas y municipalistas aspiran a irrumpir con fuerza en la segunda vuelta de las municipales en Francia. Es larga la lista de ciudades que este domingo pueden caer en manos de alcaldes ecologistas. Toda una novedad en el país vecino donde hasta ahora la única localidad de más de 100.000 habitantes dirigida por los verdes era Grenoble.

Nada sucede como estaba previsto en estos comicios locales cuya primera vuelta se celebró el 15 de marzo. En plena crisis sanitaria, solo participaron el 44% de los electores. El día siguiente se suspendió la segunda vuelta después de que decretaran el confinamiento. Tres meses después, concluirán estos comicios que han supuesto una piedra en el zapato para Emmanuel Macron, cuyo partido podría quedarse sin dirigir ninguna de las metrópolis galas. En las urnas también se medirá el deseo de los franceses de construir un "mundo de mañana" distinto al de la hegemonía neoliberal y la amenaza ultraderechista, con unas perspectivas también modestas.

Después de que las municipales de 2014 representaran una clara victoria para la derecha, la izquierda francesa ha encadenado un tropiezo electoral tras otro. La irrupción de Macron en 2017 comportó que esta se resignara a contemplar impotente cómo se instalaba un nuevo duelo entre el neoliberalismo del joven presidente y el ultranacionalismo de Le Pen. Curiosamente, las municipales de este año, en que se han prohibido los mítines tradicionales, representan una oportunidad para la redención de la izquierda. Salvo una sorpresa mayúscula, conservará feudos históricos como Nantes, Rennes, Clermont-Ferrand o París. La alcaldesa socialista Anne Hidalgo parte como clara favorita en la capital francesa con el 44%, por delante de la conservadora Rachida Dati (35%) y la macronista Agnès Buzyn (18%).

Además, la izquierda aspira a imponerse en localidades tradicionalmente de derechas. "Muchos de estos ayuntamientos se encuentran en disputa ya que están inmersos en un proceso de sucesión tras la retirada de sus alcaldes históricos", explica Rémi Lefebvre, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Lille-2 y experto en la socialdemocracia. Es el caso de Marsella que en los últimos 25 años había sido dirigida por el controvertido alcalde conservador Jean-Claude Gaudin. También de Burdeos donde el ex primer ministro Alain Juppé abandonó el año pasado el Ayuntamiento tras varias décadas en sus despachos. Una situación parecida se produce en Lyon, donde el final del reinado del exsocialista Gérard Collomb (padrino político de Macron) ha abierto la puerta a la victoria de los verdes.

Incierta batalla electoral en Marsella y Toulouse

Una de las pugnas electorales más interesantes tiene lugar en Marsella. La candidatura de la Primavera Marsellesa, formada por la izquierda insumisa, los socialistas y ecologistas, encabeza los sondeos con el 35% de los votos por delante de la conservadora Martine Vassal (de los Republicanos, sucesora natural de Gaudin) con el 30% y el ultraderechista Stéphane Ravier (22%). A principios de año las direcciones nacionales de las formaciones de izquierdas no daban ni un duro por esta heterogénea coalición.

Pero su carismática candidata Michèle Rubirola, de 63 años, médica y exmilitante de los verdes, acaricia ahora la alcaldía. Sus posibilidades se vieron reforzadas después de que su rival Vassal se viera salpicada por un presunto fraude con el voto a distancia."Cuando me paseo por la calle con banderolas de mi candidatura, la gente me detiene y me dice que ganaremos", presume a Público Hélène Cabanes, candidata del Archipiélago Ciudadano en Toulouse

Esta coalición de numerosos partidos progresistas surgió en 2017 como una iniciativa de un grupo reducido de militantes y cargos locales conscientes "del mal momento que atraviesa la representación política en Francia", reconoce Cabanes.Tres años después, el Archipiélago Ciudadano parte como favorito, según los sondeos, para arrebatarle la alcaldía al liberal Jean-Luc Moudenc, afín a Macron. Una de las claves de su éxito: el rol central de los mecanismos participativos. En la primera vuelta, un tercio de los miembros de esta lista fueron elegidos por sorteo, otro tercio seleccionado por personas ajenas al candidato y el resto a través de primarias. Un espíritu democrático que han matizado de cara a la segunda vuelta al haber incorporado a candidatos de la lista del Partido Socialista (PS), que se retiró en su beneficio.

El declive estructural del PS ha favorecido que los verdes franceses, en auge tras las europeas del año pasado, tengan un mayor peso en estas candidhaturas. "Una de las grandes novedades es que estas listas de unión de la izquierda ahora se ven lideradas por candidatos ecologistas, mientras que ante siempre solían serlo por socialistas", sostiene Daniel Boy, especialista en la ecología política. Un crecimiento del ecologismo que podría verse reforzado por la pandemia: "Una parte significativa de la opinión pública ha entendido que no se trata solo de una crisis sanitaria, sino también medio ambiental", añade este director de investigación en Sciences Po París.

El macronismo pacta con la derecha para frenar a los verdes

A diferencia de las presidenciales de 2017, ahora el rostro de la regeneración no lo representa el macronismo, sino estas listas verdirrojas. Tras haber obtenido unos pobres resultados en la primera vuelta, La República en Marcha (LREM, partido de Macron) ha priorizado los pactos con la derecha. Hasta el 70% de sus coaliciones entre las dos vueltas han sido con candidaturas conservadoras. Muchas de estas alianzas se han hecho para frenar a coaliciones verdes y progresistas.

Es el caso de Estrasburgo, prácticamente la única ciudad de más de 100.000 habitantes en que el candidato de LREM parte como favorito tras haber pactado con Los Republicanos. "Macron presume en público de impulsar medidas verdes, pero la realidad es que su partido forma coaliciones anti-ecologistas con la derecha", lamenta Abdelkarim Ramdane, concejal de Europa Ecología Los Verdes en la capital alsaciana, quien confía que esta alianza no sea suficiente para arrebatarle la victoria a la verde Jeanne Barseghian, que en la primera vuelta fue la más votada con el 27,9% de los sufragios.

El macronismo también tendrá su mirada puesta en Le Havre. Allí el primer ministro Édouard Philippe se presenta con la etiqueta de independiente. En esta contienda, que se prevé más ajustada de lo previsto hace unos meses, se disputará la victoria con una coalición de izquierdas liderada por el diputado comunista Jean-Paul Lecoq. Una derrota de Philippe podría comportar su dimisión, pero los sondeos lo dan como favorito. "Somos conscientes que la opinión pública ha valorado positivamente la gestión que ha hecho el primer ministro del desconfinamiento y esto supone un obstáculo para nuestra candidatura", reconoce Alexis Le Coq, integrante de la lista izquierdista Un Havre Ciudadano y que se presenta como miembro de los chalecos amarillos de esta localidad normanda del noroeste.

Si las perspectivas del macronismo son poco esplendorosas para este domingo, aún más sombrías resultan para la Reagrupación Nacional. Tras unos flojos resultados en marzo, el partido de Marine Le Pen podría perder la mitad de los concejales municipales que consiguió en 2014. Un fiasco electoral que se vería compensado si conquista la alcaldía de Perpiñán. Sería la segunda ciudad de más de 100.000 habitantes que dirige la formación de los Le Pen, tras haber ganado en Toulon en 1995.

Al contrario de los últimos años, la izquierda francesa afronta estos comicios con la esperanza de terminar la noche electoral con una sonrisa. Un éxito que dependerá, en parte, de la participación. En pleno estallido de la pandemia, la abstención batió récords en marzo y subió veinte puntos respecto a 2014. Sin embargo, ahora debería crecer el número de votantes. "¿El electorado anciano se movilizará más y esto beneficiará a las fuerzas conservadoras? ¿O los votantes de izquierdas acudirán más a votar ante la perspectiva de una remontada de la derecha?", se pregunta el analista político Fabien Escalona, del digital Mediapart, sobre uno de los grandes interrogantes de este domingo.

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