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España se mete en la guerra energética entre Marruecos y Argelia y pone en riesgo el 43% del suministro nacional de gas

El Gobierno asegura que no enviará gas argelino a Marruecos y trabaja en un certificado de origen que dé transparencia a las transacciones con Rabat.

Un empleado trabaja en el segmento tunecino del gasoducto transmediterráneo (Transmed), a través del cual fluye gas natural desde Argelia a Italia, en El-Haouaria (Túnez). AFP/Fethi Belaid
Un empleado trabaja en el segmento tunecino del gasoducto transmediterráneo (Transmed), a través del cual fluye gas natural desde Argelia a Italia, en El-Haouaria (Túnez). Fethi Belaid / AFP

La crisis diplomática entre España y Argelia a costa de Marruecos está lejos de resolverse. Pedro Sánchez ha dado un paso mas en su acercamiento a Mohamed VI y ha anunciado que abrirá el gasoducto del Magreb –cerrado por los argelinos en octubre de 2021 tras cortar relaciones con Rabat– para garantizar el suministro energético de los vecinos marroquíes. Una decisión que no ha gustado nada en Argel, que ha lanzado un ultimátum: si el combustible que envían a la península ibérica regresa a África para satisfacer la demanda alauita se romperán los contratos comerciales con España.

Desde el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) aseguran que bajo ningún concepto "el gas adquirido por Marruecos tendrá procedencia argelina", de tal forma que el combustible que les llegue proceda de otros clientes extranjeros por vía marítima, ya que España no produce hidrocarburos. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ha sido aún más tajante este jueves al decir que "ni una sola molécula del gas" que se envíe a Rabat se podrá "imputar a Argelia". 

Esta afirmación, sin embargo, deja ciertas dudas sobre cómo puede certificar España que la procedencia del gas bombeado hacia Marruecos no sea argelina. El Miteco ha explicado que su actuación –una "respuesta positiva" a una petición de ayuda de Marruecos por sus deficiencias en el suministro– permitirá al país de Mohamed VI utilizar las regasificadoras del litoral español para traer GNL de los mercados internacionales y bombearlo hacia su territorio a través del gasoducto del Magreb.

Algunas fuentes del mercado energético explican a Público que actualmente existen grandes dificultades para distinguir la procedencia exacta del gas que pueda llegar a Marruecos, pues la red de gas no separa por origen. Es decir, el gas que llega al Estado español de otros territorios del mundo se mezcla en la red. No obstante, Enagás ya está trabajando en un procedimiento de certificación de origen, bajo las indicaciones del Ministerio para la Transición Ecológica, para asegurar la transparencia de los envíos y constatar que el combustible argelino no pasará por el gasoducto del Magreb.

Público ha preguntado al Miteco cómo será ese mecanismo, pero en el momento en el que se cierra esta información no ha obtenido respuesta. 

España pone en riesgo la mayor parte de sus importaciones

Argelia es el principal socio de España en materia de gas. El bombeo de este combustible por el gasoducto MedGaz garantiza cerca del 30% del suministro nacional, según los datos del Eurostat de 2020. Una cantidad que duplica al segundo proveedor histórico del país, EEUU, que aporta el 15%. Los datos de Enagás relativos a 2021 elevan el porcentaje y hablan de una aportación argelina del 43%. 

A pesar del evidente vínculo comercial entre España y Argelia, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha metido de lleno en la guerra energética entre Argelia y Marruecos y ha tomado partido por el régimen alauita. Los riesgos de esta decisión son tan evidentes que el propio ministro argelino de Energía, Mohamed Arkab, ha advertido de que el grueso del suministro de gas de España está en el aire: "Cualquier cantidad de gas argelino exportada a España cuyo destino sea distinto de los previstos en los contratos, será considerada incumplimiento de las obligaciones contractuales y, por tanto, podrá dar lugar a la anulación del contrato".

Si bien España garantiza que habrá transparencia en los envíos hacia Rabat y que certificará el origen del gas, las tensiones son evidentes. De hecho vienen de lejos. Hace unas dos semanas, Abdelmayid Tebun, presidente de Argelia, acordó con Italia un incremento de los envíos gasistas: hasta 9.000 millones de metros cúbicos adicionales entre 2023 y 2024 bombeados a través del TransMed.  Con la rúbrica del acuerdo, Argel dejaba descolgado al Estado español de la plataforma de entrada de gas africano a Europa. Una medida que, a su vez, no puede entenderse sin el cambio de postura de Pedro Sánchez respecto al Sáhara Occidental.

El cierre del grifo del gas como represalia de Argelia se ve imposible a corto plazo. No en vano, las dinámicas se están acelerando y España podría salir mal parada en las próximas negociaciones para la renovación de los contratos del MedGaz. El corte de relaciones parece descartado, pero el acercamiento de Tebun a Italia presagia un descenso paulatino en el suministro nacional. 


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