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Euro La UE da luz verde a una reforma aguada de la Eurozona

Los 27 acuerdan avanzar en la reforma de la Unión Económica y Monetaria, más centrada en minimizar riesgos que en compartirlos, a pesar de la inestabilidad económica derivada de las tensiones comerciales y las turbulencias políticas globales.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (izd), y el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker (dcha), en la rueda de prensa tras la primera jornada de la cumbre europea, en Bruselas (Bélgica). EFE/Olivier Hoslet

BEATRIZ RÍOS

“Hace un año prometimos pasos concretos para reforzar la unión económica y monetaria. Hoy los líderes han cumplido con lo prometido,” anunciaba con solemnidad el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al término de la cumbre sobre el euro. Sin embargo, la sensación es que con el paso del tiempo se ha perdido ambición y el de hoy es, una vez más en Bruselas, un acuerdo de mínimos, más un conjunto de parches que una reforma.

Los 27 han respaldado, con matices, el acuerdo alcanzado por los ministros de Economía y Finanzas en el Eurogrupo del pasado 3 de diciembre, que acabó a las 8 de la mañana del día siguiente, tras más de 13 horas de negociación. Lo han hecho, eso sí, dejando abiertas no pocas cuestiones y poniendo una vez más de manifiesto las diferencias entre los estados miembros respecto a la Eurozona.

Los tres pilares básicos

En primer lugar, la profundización de la Unión Económica y Monetaria pasa por la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), un mecanismo anticrisis cuya principal misión salvaguardar la estabilidad financiera de la zona euro. El objetivo es reforzar el rol del MEDE confiriéndole un role de vigilancia de las economías de la Eurozona, en colaboración con la Comisión Europea, que se encargaba de esta tarea en solitario hasta la fecha.

La reforma del MEDE incluye también el establecimiento de un backstop, un mecanismo de emergencia de en torno a 50 mil millones de euros, que permita asistir a los bancos para evitar su quiebra, sin que los contribuyentes deba hacerse cargo de los costes. El conocido como Fondo Único de Resolución Bancaria adelantaría su entrada en vigor de 2024 a 2020, siempre y cuando se alcance un acuerdo para la forma del MEDE antes de 2019 y los riesgos en el sector bancario hayan sido convenientemente reducidos.

En segundo lugar, los 27 llaman a completar la Unión Bancaria, aunque, eso sí, en las conclusiones de la cumbre del euro no hay ni rastro del Sistema Europeo de Garantía de Depósitos, cuya negociación el Eurogrupo llamaba a impulsar, para apoyar a países que sufran las consecuencias de posibles shocks económicos internos o externos. Sin embargo, no hay consenso entre los líderes europeos para avanzar en este aspecto, que desaparece de la agenda a instancias de Alemania.

En tercer y último lugar, una de las medidas más controvertidas y cuya negociación más atención ha suscitado. Francia y Alemania alcanzaron recientemente un acuerdo para una propuesta de presupuesto para la Eurozona. Una idea que había sido defendida por el presidente francés, Emmanuel Macron, junto con la nominación de un ministro para la zona euro, entre otras muchas medidas que han desaparecido por completo del debate.

Sin embargo, la declaración de los 27, tan solo hace referencia a un “instrumento presupuestario de convergencia y competitividad para la zona del euro”. Ni una palabra sobre la función de estabilización que Francia defendía, pero que algunos estados, con Países Bajos a la cabeza, rechazaban de plano.

Este instrumento se limitaría a una suerte de fondo de inversión, en el marco del presupuesto plurianual, serviría para tratar de impulsar la convergencia económica de los miembros de la zona euro. En principio, la posibilidad de que ese presupuesto para la Eurozona de Francia y Alemania incluyera un mecanismo para estabilización en caso de shock, es decir, ayudar a países en problemas, se discutiría más adelante, pero ha acabado por desaparecer. Tampoco hay ninguna indicación en las declaraciones sobre el tamaño de dicho fondo.

Así y todo, la canciller alemana Angela Merkel ha defendido el resultado de la negociación. “La propuesta franco-alemana para un presupuesto de la Eurozona ha sido controvertida hasta”, ha reconocido Merkel. La canciller ha subrayado en cualquier caso se han adoptado “partes sustanciales” y que Emmanuel Macron estaba satisfecho con el resultado. “Hemos hecho una buena contribución con la cooperación franco-alemana”, ha insistido la canciller.

Francia, apuntó Macron por su parte, “considera importante la función de estabilización,” pero es consciente de la falta de consenso. “Sin embargo, no renuncio a esta idea,” insistió el presidente francés.

Diferencias sur y norte

Aunque la población sigue sufriendo las consecuencias de la crisis, y las medidas de austeridad que la siguieron, la economía europea está más fuerte que nunca. Pero la inestabilidad de geopolítica, el auge del proteccionismo o los posibles shocks derivados de una nueva crisis ponen en riesgo la viabilidad de la zona euro. Pero no todos los estados miembros están de acuerdo en avanzar en la integración económica y monetaria para solucionarlo.

Por un lado, países del sur que han sufrido con violencia el impacto de la crisis económica y financiera de 2008 quieren avanzar en la integración económica y monetaria. Entre ellos, España o Portugal pero también Francia. Emmanuel Macron ha sido uno de los grandes defensores de una profundización de en la Unión Económica y Monetaria, con el establecimiento de un ministro de finanzas para la Eurozona y un instrumento fiscal para los países del euro. Pero su propuesta apenas ha encontrado eco en el Consejo.

En particular, estados miembro como Países Bajos, Dinamarca o Austria se han opuesto frontalmente a compartir riesgos mientras no haya una reducción de los mismos a nivel. La disputa presupuestaria entre la Comisión Europea e Italia no ha ayudad en absoluto.

Resulta difícil justificar la creación de nuevas normas cuando las que ya existen no son respetadas por ciertos estados miembros, aseguraba un alto cargo europeo, que mostraba cierta comprensión respecto a las reticencias de los estados miembros de avanzar en la mutualización de riesgos, cuando la reducción de los mismos no está si quiera asegurada.

La Unión Europea vuelve a perder una oportunidad en plena calma para poner en marcha mecanismos que permitan hacer frente a la próxima crisis. Otra vez.

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