Los hospitales de Gaza se quedan sin luz con más de 5.000 heridos
El cerco total israelí a la franja empieza a dejar sin combustible a los palestinos, cuyo sistema hospitalario está al borde del colapso. Hay más de 1.100 fallecidos por los bombardeos sobre Gaza, entre ellos, más de 370 niños.
Madrid-Actualizado a
La única planta de producción eléctrica de la franja de Gaza ha dejado de funcionar a mediodía, en plenos bombardeos israelíes que han causado hasta el momento 1.055 palestinos muertos –más de 370 niños– y más de 5.100 heridos, según fuentes de los servicios de salud de la franja, que han colapsado totalmente.
"Nuestra capacidad está al límite y solo podemos intentar mantener las vidas de los heridos", dijo a EFE el doctor Medhat Abás, portavoz del Complejo Médico Al Shifa, el hospital más grande de la ciudad de Gaza.
Era lo esperable después de Israel anunciara el pasado martes un cerco total al enclave como represalia al ataque sin precedentes organizado por las milicias del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que suman 1.200 víctimas mortales entre la población judía, civiles y militares, además de más de un centenar de rehenes con los que esperan liberar a los presos palestinos en Israel.
A estas cifras se suman al menos 1.000 milicianos palestinos muertos en territorio israelí en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad hebreas tras infiltrarse desde la Franja, según las últimas estimaciones del Ejército israelí.
"Ordené un asedio total sobre la Franja de Gaza. No habrá electricidad ni alimentos ni gas, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia", anunció Yoav Gallant, ministro de Defensa hebreo. Un castigo colectivo que constituye un claro crimen de guerra, como ya ha advertido Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, a pesar de que ha mostrado su apoyo al Estado judío.
Israel sigue en estado de shock ante un inesperado ataque que logró burlar sus sofisticados medios de defensa, tanto tecnológicos como humanos, y ocultarse de los servicios de inteligencia hebreos.
La entrada de milicianos palestinos en territorio israelí y las masacres cometidas como la población civil han sembrado el pánico social y también un espíritu de ira y venganza que alimentarán la espiral de violencia en la región. Según un reciente editorial del diario progresista israelí Haaretz, la población israelí ha sentido por una vez lo que los palestinos llevan sufriendo casi a diario durante décadas.
Sin combustible
Las autoridades gazatíes habían alertado este miércoles de que la única central eléctrica se quedaría sin combustible en cuestión de horas, ya que le quedaban 40 megavatios disponibles, cuando la demanda media de las últimas 12 horas ha sido de 560 megavatios, señaló la empresa.
Al enclave, habitado por más de dos millones de personas y en una grave y crónica crisis económica debido a años de bloqueo israelí, solo le quedaban 300.000 litros de combustible a las 14.00 horas del miércoles. Eso cubriría apenas diez horas de luz, y que de momento reserva hasta que Israel acepte que Egipto mande combustible por el paso de Rafah, por lo que el corte de luz podrá prolongarse varios días.
Israel impide la entrada de camiones con combustible desde la frontera entre Egipto y Gaza
El martes, varios camiones cisterna que aguardaban en la frontera tuvieron que darse la vuelta ante la advertencia de Tel Aviv de que serían bombardeados si entraban en la franja. De hecho, la aviación de Netanyahu acabó lanzando varios proyectiles en la zona.
Israel había desconectado la franja de su red eléctrica el sábado, el mismo día que comenzó la guerra. Mantiene por quinto día consecutivos los bombardeos sobre el enclave palestino.
Centenares de supuestos objetivos de la infraestructura de Hamás han sido atacados desde el aire, aunque también se han bombardeado barrios residenciales, han colapsado edificios de viviendas y se han dañado escuelas de la misión de la ONU en Gaza o ambulancias. Al menos 11 trabajadores de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) han muerto en los últimos cuatro días por los bombardeos de Israel, junto a 30 estudiantes de la UNRWA –17 niñas y 13 niños–.
Desde el inicio de la guerra, la Franja ha sufrido 625 cortes de luz de varias horas, que además de afectar a los hospitales, también comprometen las bombas de aguas residuales y pozos de agua potable, las plantas desalinizadoras de agua y otros servicios esenciales.
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