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Guerra Rusia - Ucrania El ataque a un teatro que servía de refugio a civiles lastra un día de tímidos avances hacia la tregua en Ucrania

Las partes daban pie al optimismo en sus negociaciones cuando una explosión ha destrozado el principal teatro de Mariúpol, del que Rusia y Ucrania se acusan mutuamente. Era un gran refugio para civiles en esta ciudad portuaria sitiada durante dos semanas, donde los muertos ya se tienen que enterrar en fosas comunes.

El teatro dramático de Mariúpol tras el bombardeo.
El teatro dramático de Mariúpol tras el bombardeo. Ayuntamiento de Mariúpol

Tras 21 días de invasión en Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha asegurado en una entrevista que su operación militar va "según lo previsto". Pero nadie podía prever que este miércoles, cuando ambas partes se mostraban tímidamente optimistas para alcanzar un acuerdo, que las bombas iban a destrozar el Gran Teatro de Mariúpol.

En este edificio, otrora referencia cultural de la región de Donetsk, se refugiaban cientos de civiles de una población que lleva ya dos semanas bajo un asedio total, sin calefacción, agua, electricidad o medicinas, sometida a constante ataques, y que, cuando puede, tiene que enterrar a centenares de muertos en fosas comunes.

Según el vicealcalde de la ciudad, Sergei Orlov, entre 1.000 y 1.200 personas se refugiaban de los ataques en el interior del teatro. En sus redes sociales, el mandatario mostraba una imagen en la que se apreciaban graves daños, aunque por el momento no hay un balance de víctimas.

El Ministerio de Defensa de Rusia ha negado que sus tropas hayan atacado el teatro y ha acusado a los "nacionalistas ucranianos" de volar el teatro para culpar a Rusia. En concreto, el Kremlin menciona al batallón Azov, una unidad paramilitar neonazi integrada en 2014 en la Guardia Nacional de Ucrania. Moscú también justificó su ataque de la semana pasada al hospital materno infantil de la ciudad alegando que este batallón tenía allí su base de operaciones.

Esta vez, Moscú ha preferido negar cualquier implicación en el bombardeo contra esta instalación civil que, según imágenes de satélite y grabaciones verificadas por The New York Times, había escrito la palabra "niños" en gigantes letras rusas para evitar una situación como esta.

El Kremlin también ha negado su responsabilidad en el ataque en Chernígov, donde han muerto diez civiles que hacían cola para comprar pan. Y en Kiev, confinada por un toque de queda especial, los bombardeos sobre bloques de viviendas se han repetido por tercer día consecutivo.

Más armas mientras se negocia la paz

Está por ver cómo puede afectar la última tragedia de Mariúpol a las futuras rondas de negociaciones sobre un alto el fuego. El presidente ucraniano, Volódimir Zelenski, aseguraba este miércoles que por fin empiezan a verse puntos "realistas" en las demandas rusas.

Putin: "Si Occidente cree que Rusia va a dar un paso atrás, no entiende a Rusia"

Los representantes de Moscú también veían posibilidad de avances, y el ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov, confirmaba que se estaba cerca un acuerdo sobre la neutralidad de Ucrania y las garantías de seguridad después de que Zelenski aceptara que su país no iba a formar parte de la OTAN. Incluso el propio Putin, en su entrevista, abría la puerta a esta posibilidad después de que el Financial Times publicara en exclusiva los 15 puntos para un acuerdo de paz.

Pero la diplomacia, en medio de una guerra, suena siempre contradictoria. Mientras habla de paz, Putin advierte: "Si Occidente cree que Rusia va a dar un paso atrás, es que no entiende a Rusia". Mientras Zelesnki habla de paz, su país sigue invadido y su capital sitiada. Los negociadores ucranianos aseguran que esos famosos 15 puntos para un acuerdo son solo la posición rusa, dando a entender que no es lo mismo un acuerdo que una capitulación.

Zeleski quiere tiempo para evaluar. Y tiempo significa más resistencia, lo que implica más muertos y, sobre todo, más armas. Eso eso es lo que ha pedido el mandatario ucraniano al presidente de EEUU, Joe Biden, en su intervención telemática ante el Congreso de EEUU este miércoles. Que recuerden el ataque japonés a Pearl Harbor o los atentados del 11-S para que entiendan la necesidad de que el espacio aéreo de Ucrania no sea una barra libre para la aviación rusa, ha dicho Zelenski a los congresistas norteamericanos.

Pero la OTAN se ha mostrado firme en su compromiso de que ni aviones ni tropas de la Alianza entrarán en territorio ucraniano, que no habrá zona de exclusión aeréa.

Biden ha respondido a Zelenski con una partida presupuestaria de 800 millones de dólares (725 millones de euros) en armamento. El arsenal americano está compuesto por 800 sistemas antitanque, un centenar de drones armados (que están siendo clave para la resistencia ucraniana), 7.000 armas ligeras y mucha munición. El líder estadounidense ha calificado a Putin este miércoles por primera vez desde la invasión como un "criminal de guerra".

El Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas (TIJ) ha ordenado a Moscú que cese de inmediato su ofensiva, justificada por Putin para poner fin al "genocidio" cometido contra la población del Dombás durante la guerra que se inició en 2014. Según la Corte, "Rusia ha distorsionado la noción de genocidio para justificar la agresión". Las medidas cautelares son vinculantes, pero el tribunal no tiene posibilidad de hacer que Rusia acate el dictamen. Mientras tanto, las sirenas antiaéreas siguen sonando en los alrededores Kiev.

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