Este artículo se publicó hace 2 años.
Gustavo Petro jura como primer presidente de izquierdas en la historia de Colombia
En un ambiente excepcional y entre gritos de "¡Sí se pudo!" coreados al unísono por miles de personas delante de la sede del Congreso, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, Petro asume oficialmente el cargo.
Bogotá-Actualizado a
Gustavo Petro ya es oficialmente presidente de Colombia. En un ambiente excepcional y entre gritos de "¡Sí se pudo!" coreados al unísono por miles de personas delante de la sede del Congreso, en la Plaza Bolívar de Bogotá, Petro juró este domingo su cargo. Un momento histórico para Colombia: es el primer mandatario de izquierdas en la historia del país.
"Prometo a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia", dijo Petro al juramentar ante el presidente del Congreso, Roy Barreras.
Con una cerrada ovación de miles de personas, Petro fue recibido en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Llegó en compañía de su esposa, Verónica Alcocer, y le seguían sus hijos y dos de sus nietas. La Guardia Indígena acompañó a Petro y a su esposa hasta que subió a la tarima para jurar el cargo, flanqueado por los invitados internacionales, entre ellos Felipe VI, que fue ligeramente abucheado cuando fue anunciada su presencia.
El mandatario fue investido por la senadora María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, quien fue compañero de Petro en la guerrilla del M-19 y cayó asesinado en 1990 cuando era candidato presidencial y la intención de voto le daba un 60%. La congresista, entre lágrimas y en un ambiente muy emotivo, le puso la banda presidencial al nuevo mandatario y le dio un abrazo en medio de la ovación de los asistentes.
Tras ser investido, Barreras le puso en la solapa una "paloma de la paz", que simboliza una de las principales acciones que tratará de llevar a cabo durante su Gobierno, la de conseguir la "paz total" en Colombia.
Investidura de Francia Márquez
Tras su jura, Petro invistió este domingo a Francia Márquez como vicepresidenta para los próximos cuatro años y de esa forma juró como la primera afrocolombiana en el segundo cargo más importante del Estado colombiano.
"Juro a Dios y al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia y también juro ante mis ancestros y ancestras", dijo Márquez, en su juramento, en el que añadió su ya característica frase: "Hasta que la dignidad se haga costumbre".
Con sus juramentos, Petro y Márquez culminan una senda de la que otros predecesores con sus mismas ideas fueron expulsados, después de que sufrieran persecuciones, amenazas e incluso asesinatos.
La espada de Bolívar
Como primera orden, Petro reclamó, como su primer acto de Gobierno, que la espada del Libertador Simón Bolívar, un símbolo de su lucha guerrillera y luego política, fuera llevada a la tarima donde se lleva a cabo la ceremonia de investidura.
"Como presidente de Colombia solicito a la Casa Militar traer la espada de Bolívar, una orden del mandato popular de este mandatario", afirmó Petro en medio de una ovación de la multitud que asiste al acto.
El robo de la espada de Bolívar fue el primer acto de la guerrilla Movimiento 19 de Abril (M-19), que la sustrajo el 17 de enero de 1974 de la Quinta de Bolívar, una casa museo en el centro de Bogotá donde estaba en exhibición.
La pieza fue devuelta por el M-19 al Gobierno colombiano con ocasión de su desmovilización tras firmar un acuerdo de paz en 1990, durante el Gobierno del entonces presidente Virgilio Barco, y desde ese momento permanece en una urna de vidrio en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo.
Para Petro, que en su juventud militó en el M-19, la espada tiene un gran valor simbólico, y por eso quería que estuviera en su acto de investidura, junto con la escultura de la paloma de la paz, creada por el maestro Fernando Botero para la firma del acuerdo de paz con las FARC, en 2016, pero el Gobierno de su ahora antecesor, Iván Duque, no se lo permitió.
Discurso presidencial
En su discurso de investidura, Petro hizo una llamada a "todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado" para que "la paz sea posible" y así "terminar, de una vez y para siempre, con seis décadas de violencia y conflicto armado".
"Para que la paz sea posible en Colombia, necesitamos dialogar, dialogar mucho, entendernos, buscar los caminos comunes, producir cambios", subrayó Petro en su discurso en la Plaza de Bolívar, en el corazón de Bogotá.
El presidente se comprometió a cumplir el acuerdo de paz con las FARC, firmado en 2016, y a seguir "a rajatabla las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad", que se presentó a finales de junio porque, según subrayó, "no podemos seguir en el país de la muerte, tenemos que construir el país de la vida".
"Trabajaremos de manera incansable para llevar paz y tranquilidad a cada rincón de Colombia. Este es el Gobierno de la vida, de la paz y así será recordado", añadió Petro, quien ha prometido una política de "paz total", que abarque desde retomar diálogos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) hasta conseguir el sometimiento jurídico de otros grupos.
Esa paz, según dijo, solo es posible con diálogo social en todas las regiones de Colombia "para encontrarnos en medio de las diferencias" y porque es "la sociedad toda la que debe dialogar sobre cómo no matarnos y sobre cómo progresar".
Tanto el ELN como algunas facciones de disidencias de las FARC y el paramilitar Clan del Golfo, la mayor banda criminal del país, han mostrado su disposición a negociar para un cese al fuego.
Pero esa paz, según Petro, solo "es posible si se cambia, por ejemplo, la política contra las drogas" a una "política de prevención fuerte del consumo en las sociedades desarrolladas".
Por esa razón, abogó por una convención internacional que asuma que la guerra contra las drogas ha fracasado e incluso ha llevado a Estados como el colombiano a cometer crímenes y "ha evaporado el horizonte de la democracia".
En otro sentido, Petro también confirmó este domingo que su administración presentará al Congreso una reforma tributaria enfocada en lo social para conseguir recursos para ayudar a la población más vulnerable.
"La igualdad es posible si somos capaces de crear riqueza para todos y todas, y si somos capaces de distribuirla más justamente. Por eso proponemos una economía basada en la producción, el trabajo y el conocimiento. Y es por ello por lo que proponemos una reforma tributaria que genere justicia", dijo el jefe de Estado en su discurso de posesión.
En su discurso, el presidente recordó que "el 10 % de la población colombiana tiene el 70 % de la riqueza", lo que consideró "un despropósito y una amoralidad".
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