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Inglaterra, un país dividido en norte y sur por la desigualdad y la covid

Las restricciones en las ciudades del norte son mucho más severas que en el sur del país, lo que vuelve a reabrir la herida nacional sobre el maltrato a los vecinos norteños.

Un grupo de personas en Manchester acude a un supermercado horas durante las restricciones para frenar el coronavirus. REUTERS.
Un grupo de personas en Manchester acude a un supermercado horas durante las restricciones para frenar el coronavirus. REUTERS.

"Lo afrontaremos juntos y así venceremos al virus". El pasado 22 de marzo, el primer ministro británico Boris Johnson pronunciaba estas palabras ante el avance del coronavirus en el Reino Unido. Siete meses después la covid resurge de nuevo, pero los británicos ya no lo afrontan juntos, debido a un conjunto de medidas muy heterogéneas que ha dividido el país entre los que todavía pueden ver a sus amigos y familiares (sobre todo en el centro y el sur) y aquellos que ya no pueden hacerlo, en el norte del país.

La mayoría de las restricciones más severas están en el norte de Inglaterra: en Merseyside (donde se encuentra la ciudad de Liverpool), Lancashire, South Yorkshire y Greater Manchester. En estos lugares no está permitido el contacto entre personas que no conviven tanto en el interior como en el exterior (exceptuando los parques). Por el contrario, en Londres (en el sur) estas limitaciones son mucho menores, de manera que todavía se permite a seis personas no convivientes reunirse en el exterior de pubs o restaurantes. Mientras que en la mayor parte del centro y sur de Inglaterra la única restricción es la "regla de seis", a los catorce de los 16 millones de habitantes del norte de Inglaterra se les imponen condiciones adicionales mucho más estrictas.

Estas condiciones son reflejo del ratio de contagio del virus (aunque Londres inicialmente tuvo el mayor aumento en los casos de covid-19, el norte de Inglaterra ha tenido las tasas más altas de infección desde mediados de abril) pero también reflejan las desigualdades que existen desde hace décadas entre el norte y el sur de Inglaterra.

"Aquí hay y siempre habrá una división norte/sur", dice Cat, una estudiante de 22 años de Mánchester. "Esta pandemia y la forma en que este gobierno la ha manejado va a consolidar para siempre esa división. Al gobierno no le importa el norte, nunca le ha importado".

En Greater Manchester, muchas personas comparten los sentimientos de Cat. La región lleva desde finales de julio con restricciones adicionales a las que tienen en el resto del país. Desde hace tres meses, los mancunianos no pueden quedar con amigos o familiares en el interior de sus casas o en restaurantes o pubs. El alcalde de Mánchester Andy Burnham lleva meses pidiendo más ayuda para los negocios que se han visto afectados por estas limitaciones, y esta última semana las negociaciones con el Gobierno central encallaron cuando este se negó a facilitar la cifra que pedía Burnham. En Mánchester, la mayoría de los mancunianos apoyan a su alcalde: #AndyBurnham y #KingOftheNorth (rey en el norte, un título sacado de la serie Juego de Tronos) fueron trending topic la noche en la que el Ejecutivo anunció que no había llegado a un acuerdo con el alcalde.

Reino Unido es geográficamente más desigual que cualquier otro país rico, según un análisis de la revista The Economist de julio de 2020. Mientras que otros países tienen zonas pobres, Gran Bretaña tiene una mitad pobre. Este es el resultado del proceso de desindustrialización que tuvo lugar en el norte de Inglaterra en los años 70 y 80, pero también de las políticas de austeridad tras la crisis de 2008 que afectaron más al norte que al sur y de las políticas de creación de empleo centradas casi exclusivamente en la capital: Londres y el sureste (donde vive sólo una cuarta parte de la población del Reino Unido) representan casi un tercio (29.7%) del aumento neto de empleos desde 2010.

A Thatcher se la recuerda como la destruyó las bases de poder del sindicalismo británico

A eso se suma la indiferencia o hasta el desprecio con que parte de la clase política británica ha tratado al norte del país. Las políticas de desregulación de Margaret Thatcher convirtieron la City de Londres en un centro financiero internacional, pero en el norte del país a Thatcher se la recuerda como la mujer que dio la puntilla a la industria minera y destruyó las bases de poder del sindicalismo británico. Y los liverpudlians (nativos de Liverpool) todavía recuerdan un editorial de 2004 del entonces periodista Boris Johnson en el que argumentaba que los habitantes de Liverpool poseían una "psique peculiar y profundamente poco atractiva" basada en el "victimismo". Los conservadores no son los únicos a los que se les reprocha haber ignorado o insultado a la mitad del país: Tom Hazeldine, autor del libro La cuestión del norte: una historia de un país dividido, cuenta como Tony Blair le dijo una vez a un candidato laborista que podía optar a un escaño en el norte y sólo tener que subir a ver a sus constituyentes una vez al mes, como él mismo hacía.

Muchos en el norte del país todavía se sienten ignorados por Londres. Daniel, que trabaja como freelance en Londres pero es originario de Preston, una ciudad a 40 minutos de Mánchester, afirma que muchos en Londres no saben que parte del norte llevaba con restricciones desde el verano. "Para los londinenses este verano ha sido bastante relajado", dice Daniel.

Stephen Caunce: "No estoy diciendo que el declive de la industria fuese culpa de Europa, pero tuvo lugar al mismo tiempo que la adhesión de Reino Unido a la UE"

El doctor Stephen Caunce, historiador de la universidad de Central Lancashire, explica que al tener dos economías tan distintas (el norte como centro industrial, el sur como ente comercial y financiero) ambas zonas se han desarrollado de manera completamente distinta en las últimas décadas. "En los años 80 había mucha amargura en el norte", explica. "Yo crecí en un pueblo pequeño con una industria muy potente, había minas de carbón, construíamos infraestructura ferroviaria... todo el mundo tenía un trabajo, nadie tenía que irse a la ciudad. Cuando me fui a la universidad en 1975, todo esto había desaparecido. Esto explica también el voto del brexit: no estoy diciendo que el declive de la industria fuese culpa de la Unión Europea, pero tuvo lugar al mismo tiempo que la adhesión de Reino Unido a la UE. Mientras, en Londres, la misma década fue una de crecimiento y bonanza".

Las políticas de austeridad tras la crisis de 2008 también afectaron al norte más que al sur. Según el think tank IPPR, entre 2009-10 y 2017-18 el gasto público en el norte se redujo en tres mil millones de libras y aumentó en cinco mil millones en el sur. Desde 2014, el número de niños en situación de pobreza ha aumentado de 200.000 a 800.000 en el norte del país, y el salario semanal en términos reales ha crecido sólo 12 libras en el norte en comparación con el promedio nacional de 19 libras.

Desde 2014, el número de niños en situación de pobreza ha aumentado de 200.000 a 800.000

Andy Bunrham, el alcalde de Mánchester, afirma en una opinión publicada en el periódico The Guardian que el norte se ha visto golpeado más duramente por el virus debido a una concentración excesiva de empleos con salarios bajos y condiciones inseguras y a la gran cantidad de viviendas donde mucha gente vive hacinada. Luke Raikes, concejal en Mánchester y ex-investigador del think tank IPPR, también cree que la propagación del virus en el norte es en parte un reflejo de la división entre norte y sur. "Hay mucha precariedad en el norte", explica. "Y también es el resultado de la política centralizadora británica: el Gobierno levantó las restricciones demasiado pronto, a pesar de que muchos en el norte decíamos que aquí todavía teníamos demasiados casos".

Raynes entiende que la gente del norte se sienta frustrada con las restricciones. "En Greater Manchester llevamos desde julio con medidas adicionales que han hecho mucho daño al sector hostelero, pero el responsable del Tesoro no anunció más ayudas hasta que Londres las sufrió. Está claro que no tenían ni idea de lo difícil que era operar en estas condiciones hasta que pasó en Londres". Varios periodistas en el norte del país han hecho este mismo comentario.

Rebecca, una estudiante de 21 años en Liverpool, dice que las limitaciones en su ciudad y la manera en la que Boris Johnson ha tratado al norte del país durante la pandemia le recuerdan a la época de Margaret Thatcher. "Ven al norte como un daño colateral, y lo que quieren salvar es el sistema financiero del sur", dice la estudiante. El concejal Raynes explica que aunque hay identidades muy diferenciadas en el norte (Mánchester vs Liverpool, las ciudades vs las zonas rurales) los años de austeridad y ahora la crisis del coronavirus han hecho que mucha gente en el norte se plantee la relación que quieren tener con el gobierno central. "Cada vez escucho más decir a la gente de aquí que quieren un sistema de gobierno más federal, donde los líderes locales tengan más poder", dice Raynes.

Tal vez el mejor ejemplo de la división que la pandemia ha creado entre el norte y el sur del país sean los comentarios del obispo de Mánchester, una figura que por lo general se mantiene alejada de la política. La semana pasada el obispo criticó duramente al Gobierno y dijo que "Liverpool se siente engañada, Lancashire acosada y Mánchester muy enfadada". "Creo que lo que hemos visto los últimos días es que lo que amenaza más urgentemente nuestras vidas no es lo que está sucediendo en los gimnasios de Liverpool o en los pubs de Lancashire", dijo el obispo en un programa de máxima audiencia de la BBC. "La mayor amenaza está a 200 millas de distancia, en un búnker de Westminster cada vez más desconectado que parece carecer de la atención o competencia para superar esta crisis".

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