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Liz Truss, la nueva líder británica que creció bajo la sombra de Margaret Thatcher

La nueva primera ministra del Reino Unido es considerada la genuina heredera de la 'Dama de Hierro' por sus políticas económicas liberales y sus propuestas de recortar el sector público. Llega a lo más alto tras una trayectoria nada habitual en un miembro del Partido Conservador.

Liz Truss
Liz Truss en una imagen del pasado 25 de agosto de 2022 haciendo campaña en la ciudad de Norwich. Tolga Akmen / EFE

Liz Truss es la nueva líder del Partido Conservador y primera ministra británica en sustitución de Boris Johnson. La nueva líder del país, de 47 años, llega a lo más alto tras un recorrido político que no es habitual en un miembro del Partido Conservador.

Nacida en 1975 en Oxford y criada en una familia de izquierdas –tanto, que ella misma la describe como "a la izquierda del laborismo"–, Truss se educó en un colegio público de Leeds, en el norte de Inglaterra. A principios de los años 80 del siglo XX, siendo una niña, su madre, enfermera, la llevaba a manifestaciones contra Margaret Thatcher y la proliferación nuclear, y su padre, profesor de matemáticas, no supo que se había afiliado a los conservadores hasta que descubrió "horrorizado" una carta del partido en el buzón, según ella misma ha relatado.

Pese a que no provenía de un entorno social privilegiado como suele ocurrir entre los dirigentes del Partido Conservador, Truss estudió Filosofía, Políticas y Económicas –un título comúnmente elegido por la élite política del país– en la Universidad de Oxford. Allí se convirtió en una destacada activista del Partido Liberal-Demócrata, formación que durante mucho tiempo ha sido oponente del Partido Conservador. En su época universitaria, Truss defendía la abolición de la monarquía o la legalización del cannabis.

Tras su graduación, la nueva líder británica empezó a trabajar para Shell. Fue más o menos en esa época, al desembarcar en el mundo de las grandes multinacionales, cuando la nueva líder británica cambió sus lealtades políticas hacia el Partido Conservador.

Truss se presentó sin éxito al Parlamento británico en 2005. Un año después fue elegida concejala del distrito de Greenwich, al sureste de Londres. En 2010 se convirtió en diputada por el suroeste de Norfolk y pasó unos años en los bancos de los 'tories' antes de ser nombrada subsecretaria parlamentaria para el cuidado de los niños y la educación. Poco menos de dos años después se convirtió en Secretaria de Estado de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales. Ya bajo el mandato de Johnson, fue elegida ministra de Igualdad y secretaria de Estado de Comercio Internacional. Este último cargo lo ocupó hasta noviembre de 2021, cuando fue nombrada ministra de Exteriores, ministerio, que, junto al de Igualdad, ostenta actualmente.

Truss afirma que la gente la quiere porque "hace cosas", pero es más difícil determinar cuáles son esas cosas. Una sí que está clara: ha prometido recortes fiscales y medidas económicas liberales. En ese sentido, muchos la ven como la genuina heredera de Margaret Thatcher. Sus guiños a la vieja Dama de Hierro han sido contantes durante la campaña de las primarias conservadoras –ha imitado hasta su modo de vestir–, tanto que muchos la llaman ya "la nueva Dama de Hierro".

Su conservadurismo se puede apreciar en su acción política como ministra de Asuntos Exteriores en el último año. Truss ha desplegado una dura retórica contra Rusia y China, y ha dirigido un choque con la Unión Europea (UE) que amenaza con derivar en una guerra comercial. En ese sentido, ella es la impulsora de la ley que permitirá a Londres incumplir el acuerdo del brexit y se ha erigido en la primera defensora de las "oportunidades" que vislumbra el Reino Unido fuera de la Unión Europea (UE), a pesar de que defendió con pasión la permanencia en Europa antes del referéndum de 2016. En esa época llegó a afirmar que abandonar la UE era "una tragedia".

Cambió de idea –como en tantas otras cosas– un año después del plebiscito y admite ahora, cada vez que se le pregunta, que estaba equivocada con el brexit. Con su cambio de rumbo se ha ganado el favor del ala más euroescéptica y conservadora de su partido, que acaparó el poder con el ascenso de Johnson.

Con fama de ser una política convincente y hábil en las distancias cortas, su promesa de combatir la inflación con bajos impuestos para empresas y trabajadores parece haber convencido a la mayoría de los 160.000 afiliados del Partido Conservador con derecho a elegir al próximo líder.

Truss tiene un gran desafío por delante: gobernar un país que atraviesa su peor crisis en décadas. Con la inflación disparada por encima del 10%, con perspectivas de que pueda superar el 18 % el próximo año y la crisis energética a cuestas, la recesión está llamando a las puertas de la economía británica. Truss ya anunció durante las primarias que la prioridad de su Gobierno no debe ser reducir la inmensa deuda acumulada durante la pandemia, sino estimular las inversiones y el crecimiento. Durante las primarias, también propuso medidas para reducir el sector público. La más polémica de ellas, recortar el sueldo a todos los funcionarios que viven fuera de Londres, provocó tal revuelo que se vio obligada a dar marcha atrás en menos de 24 horas.

Su prueba de fuego, con todo, será en las urnas. Si llega a Downing Street, Truss heredará la enorme mayoría absoluta que logró Johnson, pero estará obligada a convocar unas generales antes de enero de 2025, en las que pondrá a prueba su tirón popular. Las encuestas pronostican ahora mismo una victoria del Partido Laborista.

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