Este artículo se publicó hace 13 años.
Una mansión en zona militar
Los vecinos dudan de que los servicios de inteligencia ignorasen la presencia de Bin Laden
Abbottabad, según sus residentes, es una "población de montaña, rural y muy tranquila" a 60 kilómetros de la capital federal de Pakistán, Islamabad. O al menos lo era, hasta ayer. Sólo unos pocos vecinos oyeron explosiones de madrugada, pocos minutos después de la una, que atribuyeron a posibles granadas. La mayoría se levantó con la sorpresa de descubrir que uno de sus vecinos era Osama Bin Laden y había sido asesinado por un comando estadounidense en una operación realizada al margen del Gobierno y las fuerzas de seguridad paquistaníes.
A algunos cientos de metros de la residencia donde se alojaba el máximo líder de Al Qaeda se montó un dispositivo policial y militar que no permitía el acceso a los numerosos medios de comunicación. El responsable de este retén, un joven de apenas veinte años, aseguraba que el objetivo era controlar la filtración de informaciones sobre las condiciones en las que vivía Bin Laden y su séquito de acólitos más cercanos.
"¿Cómo puede ser que residiera en un lugar con tan fuerte presencia de tropas?"
Uno de los motivos por los que muchos vecinos no habían sospechado que en el fortificado complejo pudiese vivir el líder de la red terrorista era su cercanía a una academia militar. Ayer, en cambio, ese dato volvía sospechosos a los servicios de inteligencia paquistaníes.
"¿Cómo puede ser que estuviera residiendo en un lugar con tan fuerte presencia militar?", se preguntaba Amad Khan, estudiante de Medicina de 22 años. Como Khan, muchos paquistaníes creen que el Gobierno tiene un doble discurso, tantas veces denunciado por Estados Unidos: por un lado lucha contra el terrorismo y la insurgencia talibán, pero por otro parece mantener todavía contactos con ellos. Khan, en cualquier caso, hablaba de Bin Laden en términos elogiosos, tildándolo de mártir y asegurando que "la muerte de una persona no supone la muerte de una causa o una ideología".
No pensaba lo mismo otro de los vecinos, Muhammad Ali, de 18 años. Ali, afirmaba "sentirse muy feliz" por la muerte del enemigo número uno de Estados Unidos y felicitaba a la comunidad internacional "por deshacerse de una de sus mayores amenazas". Asimismo, reclamaba "querer dejar muy claro que el islam, que condena el asesinato de otra persona, nada tiene que ver con la ideología defendida y propugnada por Bin Laden".
"Su muerte no supone la muerte de su ideología", dice un estudiante
El Gobierno de Asif Alí Zardari manifestó sentirse contento por una noticia que calificaron de "histórica". Un experto local consultado por Público, Hamayoun Khan, afirmaba que se trata de una buena noticia también para Pakistán, ya que recordaba que "la red de Al Qaeda también había amenazado a la población e instituciones de este país".
Khan también ponía en entredicho que la operación hubiera pudiera realizarse sin el conocimiento paquistaní, señalando, por ejemplo, la implicación en la operación estadounidense de un helicóptero que acabó derribado en circunstancias poco claras.
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