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Elecciones en Israel Netanyahu obtiene una clara pero insuficiente victoria en las elecciones israelíes

Compás de espera en Israel a la espera de los resultados oficiales de las elecciones del lunes, que no se conocerán hasta la tarde del martes. Los sondeos a pie de urna actualizados durante la madrugada otorgan una victoria clara pero insuficiente a Benjamín Netanyahu. Son resultados similares a los de abril de 2019 que no garantizan que se pueda formar Gobierno y por lo tanto no descartan que los israelíes acudan pronto a las urnas por cuarta vez consecutiva.

Benjamin Netanyahu
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, celebra su victoria en las elecciones con sus seguidores. (ATEF SAFADI | EFE)

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El partido de Benjamín Netanyahu obtuvo un triunfo claro en las elecciones celebradas el lunes en Israel, si bien se trata de una victoria insuficiente para gobernar, de manera que el bloque de la derecha ultranacionalista y ultrarreligiosa, con sus 59 escaños de los 120 que hay en el parlamento, en principio no podrá formar Gobierno tampoco tras estos terceros comicios consecutivos en menos de un año.

Con el escrutinio de las papeletas todavía en marcha, y con una participación del 71%, la más alta desde 1999, los partidos del bloque de la derecha precisarán necesariamente de apoyo externo. Algunos miembros del Likud han indicado que este apoyo podría materializarse "robando" algún diputado díscolo a la coalición Azul y Blanco de Benny Gantz o incluso del partido laborista.

El recuento de las papeletas se está desarrollando con extrema lentitud. A las 7 de la mañana se había escrutado el 32% y se estima que los datos finales no se conocerán hasta la tarde del martes. Solo después se iniciará el recuento de los votos de los soldados, que generalmente apoyan mayoritariamente a Netanyahu.

Estos resultados todavía provisionales otorgan 59 escaños al bloque de la derecha y 54 al bloque de centro-izquierda, y son casi idénticos a los que se dieron en las antepenúltimas elecciones de abril de 2019, cuando el bloque de la derecha obtuvo 60 escaños, es decir exactamente la mitad de los que hay en la Kneset. Entonces ningún bloque fue capaz de formar un Ejecutivo y el parlamento se disolvió. Existen posibilidades de que en esta ocasión se repita aquella situación.

Naturalmente, también existe la posibilidad remota de que los dos partidos mayoritarios establezcan una gran coalición con una presidencia en rotación, algo que no pudo concretarse ni en abril ni en septiembre de 2019. Se ha de tener en cuenta que Gantz durante esta campaña ha dicho en más de una ocasión que no se pondrá a las órdenes de un primer ministro, Netanyahu, que tiene que ser juzgado por tres casos de corrupción a partir del 17 de marzo.

Con el panorama de hoy, si Netanyahu no logra de alguna manera el apoyo de 61 diputados con alguna argucia, Israel tendría que volver a las urnas dentro de cuatro o cinco meses por cuarta vez consecutiva. El propio primer ministro se abrió a esta eventualidad durante la campaña, pues ha dejado claro que entre sus planes no figura ceder su posición a otro candidato del Likud que contara con el respaldo de Azul y Blanco y fuera capaz de formar una gran coalición.

Otra consideración pertinente es que el partido Israel es Nuestra Casa, del líder ultranacionalista Avigdor Lieberman volvería a convertirse en el fiel de la balanza. Los 6 o 7 diputados que le otorgan las encuestas actualizadas durante la madrugada por los tres canales de televisión vuelven a ser decisivos, pero Lieberman, que ha prometido que no habrá unas cuartas elecciones, no ha dado ninguna pista de lo que hará con sus preciosos escaños.

Enemigo jurado de Netanyahu, Lieberman insistió en la noche del lunes que Netanyahu no seguirá como primer ministro si depende de él, y reiteró que la única salida es una gran coalición que debería formarse con otro candidato del Likud que no fuera Netanyahu y sin incluir a los partidos ultraortodoxos, a los que acusa de oprimir a los judíos no religiosos y de sangrar la economía del país con un sinfín de subsidios.

Por otro lado, Lieberman descarta frontalmente dar su apoyo a una coalición de centro-izquierda respaldada por los partidos árabes, que según las encuestas actualizadas obtendrían entre 14 o 15 asientos en la Kneset. Es completamente impensable que Lieberman y los árabes se sienten en el mismo Gobierno, o incluso que Lieberman se siente en un gobierno que cuente con apoyo externo de los árabes, puesto que sus programas son absolutamente irreconciliables.

Netanyahu convirtió estas elecciones en un plebiscito sobre su persona y el público ha respondido de manera favorable. Ha sido una victoria significativa pero parece que no decisiva. En cuanto a su juicio, que se iniciará dentro de dos semanas si no pide un aplazamiento, parece que no podrá evitarlo. En su entorno se daba por seguro que Netanyahu cambiaría la ley si obtenía una mayoría suficiente con el fin de protegerse con inmunidad, algo que no podrá hacer si se confirman los resultados provisionales.

"Ha sido la mayor victoria de mi vida", dijo Netanyahu en el discurso de la victoria. "No hay nada como los ciudadanos de Israel. Los ciudadanos de Israel confían en nosotros porque saben que les hemos dado la mejor década de la historia de Israel". También prometió "eliminar la amenaza iraní" y formalizar la paz con los países árabes, pero no se refirió a su inminente juicio.

Por su parte, Gantz admitió estar "decepcionado" y "dolorido" por los resultados de los sondeos, pero pidió a sus seguidores que esperen al recuento final puesto que bien podría darse un empate similar al de abril pasado.

El diputado del Likud David Amsalem, confidente de Netanyahu, reprochó a los periodistas israelíes que vivan en otro mundo y que no se enteren de lo que está ocurriendo en la calle ni de lo que piensa la gente corriente. En su opinión, los resultados constituyen un golpe para todos aquellos que no paran de denigrar a Netanyahu.

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