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Netanyahu quiebra la coalición opositora y se reinventa en un Gobierno de "emergencia"

Benjamín Netanyahu volvió a sacar esta semana un conejo de la chistera, quizás el mayor conejo de su carrera política, para pactar con su máximo rival, Benny Gantz, un gobierno de unidad que contará con el apoyo de más de 70 escaños en un parlamento de 120. Con este gran triunfo Netanyahu ha desbaratado por muchos años cualquier alternativa al Likud.

Benjamin Netanyahu en una imagen de archivo. REUTERS/Amir Cohen
Benjamin Netanyahu en una imagen de archivo. REUTERS/Amir Cohen

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Benjamín Netanyahu ganó este jueves una de las batallas más reñidas de su vida al lograr partir en dos a la coalición opositora Azul y Blanco para formar un gobierno de "emergencia" que le permitirá mantener el cargo de primer ministro por lo menos durante un año y medio, así como mantener las controvertidas políticas que ha aplicado durante la pasada década, tanto a nivel interior como exterior.

El "mago" Netanyahu, como se le llama en Israel, cerró un acuerdo con el líder de Azul y Blanco, Benny Gantz, en la noche del miércoles, después de varios días de contactos más o menos secretos y discretos. Todo salió a la luz el jueves por la tarde, cuando inesperadamente Gantz presentó su candidatura a la presidencia de la Kneset y fue elegido por mayoría pero con la ausencia de los diputados disconformes de varios partidos que hasta ese momento soportaron su coalición.

Desde las elecciones del 2 de marzo, las terceras consecutivas, Gantz había roto varias de sus promesas electorales. La última la consumó el jueves cuando renunció a la promesa de no entrar en un gobierno con Netanyahu. Según algunos analistas, la decisión de Gantz no solo representa un "suicidio político" personal a medio plazo, sino que da un golpe de gracia al centro izquierda liberal. Será muy complicado que este campo supere el trauma en mucho tiempo.

El acuerdo pactado el miércoles no entra en detalles, algo que Gantz y Netanyahu negocian con la idea de formar gobierno cuanto antes, quizá en el plazo de una semana. Hay que considerar que Netanyahu ha cometido un elevado número de traiciones a lo largo de su carrera, de manera que no se descarta que Gantz acabe en la cuneta cuando le llegue el momento y le interese a Netanyahu.

Gantz, que en la Kneset leyó un discurso de una ingenuidad pasmosa, justificó el pacto diciendo que era por el bien de Israel y en respuesta a la situación excepcional que ha creado la pandemia del coronavirus. "La democracia ha ganado", dijo. "Estos no son días ordinarios y exigen decisiones extraordinarias", añadió. El exgeneral Gabi Ashkenazi se fue con Gantz. El propio Gantz podría desempeñar la cartera de Defensa además de ser el número dos del gobierno.
En relación con el problema palestino, Netanyahu ha dado otra bofetada al castigado rostro de la masoquista Unión Europea, la enésima bofetada, puesto que las relaciones con Estados Unidos las lleva personalmente Netanyahu. Los europeos volverán a encontrarse con las manos atadas, aunque podrán seguir emitiendo todos esos hermosos comunicados los hacen felices y a los que están acostumbrados, y que durante décadas no han servido para nada.

En teoría Gantz asumirá la presidencia del futuro "Gobierno de rotación" sustituyendo a Netanyahu en septiembre de 2021, pero será necesario esperar hasta entonces para ver si se concreta este extremo, puesto que llegado el momento Netanyahu podría alegar un sinfín de pretextos para romper el pacto, como ha hecho cada vez que le ha convenido.

Otra cuestión no menor es el juicio por corrupción a Netanyahu. Ya tenía que haber comenzado pero se ha aplazado hasta el 24 de mayo, y podría seguir aplazándose o retrasándose indefinidamente en función de cómo actúen los abogados del primer ministro. Según distintos medios hebreos, uno de los puntos pactados por Gantz y Netanyahu estipula que el futuro ministro de Justicia deberá contar con la aprobación expresa de Netanyahu, lo que garantiza que los políticos seguirán poniendo trabas a la justicia.

La gran ingenuidad de Gantz, que ya han notado algunos durante las tres campañas electorales más recientes, se ve reforzada con los comentarios del propio Gantz diciendo quiere robustecer las instituciones del estado contra las que Netanyahu ha luchado con denuedo durante diez años, poniendo en tela de juicio desde el sistema de justicia hasta la Policía.

Su hasta ahora socio Yair Lapid, que se ha negado a entrar en el juego de Netanyahu, al que conoce muy bien por haber servido en varios de sus Gobiernos, acusó a Gantz de "arrastrarse" hasta llegar a Netanyahu, dando a entender que Gantz no conseguirá cambiar ninguna de las políticas que han caracterizado al primer ministro. Sin embargo, Lapid pidió a sus seguidores que no llamen a Gantz "traidor" en las redes sociales.

De hecho, Gantz "traicionó" a Lapid por partida doble, puesto que los acuerdos entre los partidos de Lapid, Hay un Futuro, y de Gantz, Resiliencia para Israel, estipulaban que el cargo de presidente del parlamento recaería sobre un candidato del partido de Lapid. Gantz tampoco parece haber encontrado ninguna dificultad en pasar por alto ese acuerdo.

El nombre de Azul y Blanco se lo quedarán los que continúan en la coalición, Hay un Futuro, con 14 escaños, y Telem, con cuatro escaños, que suman 18, es decir tres más que Resiliencia para Israel. El jefe de la oposición será Yair Lapid, quien intentará socavar el acuerdo Gantz-Netanyahu sin muchas posibilidades de lograrlo. Una diputada drusa de Resiliencia para Israel ya ha abandonado el barco defraudada por Gantz.

Gantz se ha entregado en cuerpo y alma a Netanyahu, máxime si se tiene en cuenta que el bloque natural de Netanyahu cuenta con 55 escaños mientras que Resiliencia con Israel apenas tiene una quincena. El carácter conciliador y no exento de ingenuidad de Gantz ha hecho posible este "milagro" que le deja en manos de Netanyahu y anula cualquier iniciativa política del centro izquierda.
Atrás quedan las acusaciones de Gantz, quien hace solo unos días reprochó a Netanyahu entenderse con los partidarios de Kahane, un rabino ultra que fue asesinado hace muchos años, después de que no se le permitió entrar en la Kneset por racista y violento. Gantz también dijo que Netanyahu estaba "envenenando a Israel", que no serviría en un gobierno de Netanyahu, que Netanyahu estaba "obsesionado por escapar del juicio". También le acusó de "mentir", de difundir rumores maliciosos contra su vida privada y de "incitar a la violencia". De todo eso, Gantz se ha olvidado.

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