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El partido de Putin mantiene su mayoría en la Duma tras las elecciones en Rusia

Rusia Unida se mantiene estable en el Parlamento pero hay denuncias en las redes sociales de fraude y acusaciones de represión previa a los comicios.

Los miembros de una comisión electoral local vacían una urna en un colegio electoral después del último día de las elecciones parlamentarias de tres días, en Moscú, el 19 de septiembre de 2021.
Los miembros de una comisión electoral local vacían una urna en un colegio electoral después del último día de las elecciones parlamentarias de tres días, en Moscú, el 19 de septiembre de 2021. ALEXANDER NEMENOV / AFP

Con tan solo un 20% escrutado, la sede de Rusia Unida ya era una fiesta. En aquel entonces, con un 42,88% de los votos emitidos a favor, ya era suficiente para mantener la mayoría en la Duma. Con el total de los votos ya escrutados, la formación del presidente ruso Vladímir Putin puede incluso celebrar la mayoría cualificada, a pesar del aumento significativo de los votos para el Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR), que en los primeros escrutinios llegó a tener sus mejores resultados desde su fundación, aunque con cada escrutinio ha ido bajando paulatinamente hasta quedarse con un (19,19%).

En cambio, Rusia Unida ha visto como sus votos iban creciendo hasta el (49,77%) final. Esto significa que el putinismo gana cinco años más en la Cámara Baja de Rusia, por lo que Putin lo tendrá más fácil para poder ganar las elecciones presidenciales del 2024. Además la formación también ganó elecciones regionales en algunas partes de Rusia que se celebraban al mismo tiempo que las parlamentarias. Es el caso de Chechenia, donde Ramzán Kadyrov habría obtenido un 96,58% de los votos emitidos.

El Partido Comunista se impuso como voto de castigo al gobierno, a pesar de ser considerado por muchos una fuerza de la oposición sistémica. En menor medida, también se vio beneficiado por la estrategia del Smart Voting del opositor Aleksey Navalny. Él y su equipo idearon un sistema para restarle todo el poder posible a Rusia Unida, que consiste en estudiar qué candidato tiene más opciones de quitarle el escaño al político oficialista y apoyarle sin importar quién sea o a qué partido pertenezca. Es el caso de la ciudad de Moscú, donde la aplicación del opositor recomendaba votar por el candidato comunista en 11 de los 15 distritos. Entre los partidarios de Navalny también hubo cierta polémica porque algunos de ellos se negaban a votar a alguien del PCFR.

Este sistema sufrió algunos contratiempos. Uno de ellos fue que una compañía de comercio de lana de Daguestán, al sur de Rusia, registró “Smart Voting” y solicitó que se retiraran los resultados de esta combinación de palabras de Google y Yandex, su equivalente ruso. También se borraron las aplicaciones del equipo de Navalny de las tiendas online de Android y Apple, bajo petición del gobierno ruso por ser aplicaciones de una organización extremista. La Fundación Anti-Corrupción de Navalny (FBK en sus siglas en ruso) fue declarada como tal en junio de este año, entrando en una lista en la que se encuentran también organizaciones como Estado Islámico o el Partido Nacional-Bolchevique.

Participación baja

Los rusos tenían alicientes para participar en las elecciones. Tenían tres días para hacerlo, podían hacerlo a distancia si lo veían más comódo o más seguro, podían aspirar a ganar coches, apartamentos o vales para canjear en tiendas. Uno de los agraciados fue el portavoz del Kremlin, Dmitri Pskov, que ganó un vale con un valor de 115 euros al cambio. Pero todo esto fue insuficiente para convencer a los rusos de pasar por las urnas. Solo un 45% de los electores participaron, estuvieron más receptivos durante el pasado referéndum del 2020 en el que un 67,88% de los electores decidieron participar en el proceso que suponía permitir a Putin la posibilidad de gobernar hasta el año 2036. Este periodista estuvo en diferentes colegios electorales de la capital rusa y vio poca asistencia de votantes a diferentes horas del día.

Tatiana Disiatsova, de la sección de Moscú del partido Comunista, explica a Público que “(debido al clima de represión) hay mucha apatía y mucho apolítico entre la población; muchos tienen dos o tres trabajos y su preocupación es alimentar a su familia". También denunció en Público la represión Marina Litvinovich, del partido opositor Yabloko. Este partido de centro-izquierda, que literalmente significa "manzana" en ruso, estuvo en la Duma hasta el año 2003, este año no ha conseguido entrar nuevamente al Parlamento. Entre los problemas que mencionó de Rusia destaca "que no se presentan todos los candidatos que participaron en las elecciones de hace un año (las regionales de 2020), ya que fueron enviados a prisión, están en el exilio o inhabilitados, es decir, fueron eliminados con anticipación". Es por ejemplo el caso de Yulia Galyamina, otra opositora independiente que fue inhabilitada por organizar protestas.

Otro de los trucos que se utilizaron para reducir el impacto de la oposición fue el de los "clones". Tres hombres de rostro parecido, todos llamados "Boris Vishnevsky" se presentaban a la cámara local de San Petersburgo. El original este domingo fue intimidado por un grupo de hombres que le amenazaron, según denunció posteriormente a la policía. Los otros dos se cambiaron el nombre para restarle votos al original, que era de Yabloko.

Irregularidades virales

A lo largo de la jornada se han viralizado numerosos incidentes e irregularidades a lo largo de toda Rusia. Los expertos ya advirtieron en el pasado referéndum del 2020, en el que también se podía votar a distancia y a lo largo de diferentes días, que eso era una facilidad para manipular los votos. Además algunos analistas alertaron que los datos publicados por la Comisión Electoral Rusa estaban cifrados para dificultar su copia y análisis durante los primeros escrutinios.

Múltiples vídeos que han circulado por la redes sociales muestran diferentes ejemplos de fraude electoral. Explica un hombre de las afueras de Moscú que no quiere ser identificado que se registró para votar a distancia pero no pudo nunca acceder al sistema. "Creo que alguien usó mi voto por mí, pero no tengo pruebas que puedan demostrarlo" explica. Algo parecido le ocurrió a una mujer de Mytishchi del Área Metropolitana de Moscú, que fue al colegio electoral para encontrarse que alguien había pedido su voto a distancia y ya había votado.

A pesar de que el voto electrónico debería proporcionar los resultados casi al momento, a primera hora de la mañana todas las regiones excepto Moscú habían hecho públicas las cifras. Casi a medianoche Lyubov Sobol, abogada de Navalny y miembro de su equipo, ya lanzó la pregunta en redes sociales "Donde está el voto electrónico?", añadiendo que si ese voto serviría para añadirse al final al de Rusia Unida.

En estas elecciones hubo muchas pruebas de manipulación que en las anteriores por el fácil acceso a las imágenes de los colegios electorales. Además, muchas de ellas tuvieron mucho recorrido en las redes sociales, por lo que el ruso medio ha visto múltiples escenas de este tipo. Esto, sumado al descontento por la pérdida de calidad de vida, la represión a la oposición y prensa independiente antes de las elecciones y el impacto económico de la pandemia, puede generar indignación e incluso protestas en el país. Incluso miembros del PCFR lamentan la represión contra las fuerzas opositoras. Explica Disiatsova, del PCFR, que el gobierno "han prohibido todo tipo de eventos, incluidos los permitidos hasta hace poco, como manifestaciones o conferencias".

La prensa crítica ha sido otro de los blancos, que han visto como la Justicia rusa catalogaba a algunos medios importantes de la oposición como "agentes extranjeros", una expresión de la Guerra Fría que tiene connotaciones muy negativas. Cuando un medio tiene tal consideración, legalmente está obligado a ponerlo en todas y cada una de sus piezas. Esto ha sido un duro golpe a la financiación de estos medios porque la etiqueta ha asustado a muchos anunciantes, y medios como Proyekt se han visto obligados a cerrar. Otros como Meduza o Dozhd se encuentran en una situación delicada. Periodistas extranjeros también se han visto perjudicados. El ejemplo más conocido es el de la periodista de la BBC Sarah Rainsford, que vio como no le renovaban el visado como respuesta a la supuesta discriminación que sufren los medios rusos en el Reino Unido.

Con estas medidas antes y durante el proceso electoral, el gobierno ruso ha querido minimizar el riesgo de tener sorpresas desagradables en las urnas. También estaba en el punto de mira evitar protestas antes o después de los comicios, como las que ocurrieron en el año 2011 en Rusia o en 2020 en la vecina Bielorrusia.

La protesta de estas cuatro personas fue rápidamente parada y los manifestantes detenido. En su pancarta decían "Libertad para Navalny, encarcelad a Putin". Las autoridades rusas estarían ya pensando en las presidenciales del 2024 en las que Putin podría renovar una vez más su mandato y llegar incluso a estar casi 30 años en el poder.

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