Este artículo se publicó hace 2 años.
Los últimos sondeos dan a Lula la mayoría absoluta en las elecciones brasileñas de este domingo
El líder del Partido de los Trabajadores puede ganar los próximos comicios, pero el ultraderechista Jair Bolsonaro amenaza con un recuento paralelo de los votos con los militares.
Dario Pignotti (Página 12)
Brasilia-Actualizado a
Si las elecciones fueran este martes, Luiz Inácio Lula da Silva sería electo presidente en primera vuelta. Así lo indica una encuesta de la consultora Ipec que le dio más del 52% de los votos válidos. Los números se conocieron este lunes cuando artistas, políticos e intelectuales comenzaban a llegar a un centro de convenciones de San Pablo donde se iba a realizar un acto en apoyo del líder del Partido de los Trabajadores (PT).
A las 19.00 horas ya habían llegado estrellas como Daniela Mercury y Pablo Vittar, y no se descartaba la presencia de Chico Buarque y Caetano Veloso, así como de la popularísima Anitta, la diva del pop que ha superado todos los récords de venta y es una formidable defensora del voto de izquierda entre los jóvenes.
Al mismo tiempo, una pantalla gigante proyectaba imágenes del encuentro de Lula con líderes como el papa Francisco y otras personalidades internacionales que han demostrado simpatía por el expresidente y pavor por la permanencia del actual gobernante de extrema derecha, Jair Bolsonaro.
Según el sondeo de Ipec, una de las empresas demoscópicas más confiables, el petista, como se llama a los miembros del PT, cuenta con el 52,7% de los votos válidos contra el 34% de Jair Bolsonaro. Un apunte técnico: para la legislación brasileña no se toman en cuenta los votos nulos o en blanco, sólo valen los emitidos por alguno de los candidatos en pugna.
Ahora bien, estos resultados no deberían llevar a la euforia a los lulistas, dado que la consulta se realiza con un rango de error de dos puntos. Por tanto, ese 52,7% puede caer al 50,7%, un exiguo margen por encima de los 50 puntos necesarios para ganar en la primera vuelta este domingo 2 de octubre.
Autoritarismo
En Brasil no hay una dictadura, pero tampoco una democracia plena
Tampoco debe ser desestimado que restan seis días para la votación de los comicios más anómalos desde el fin de la dictadura militar, bajo un Gobierno autoritario dispuesto a cualquier golpe de timón para perpetuarse en el poder. En Brasil no hay una dictadura, tampoco una democracia plena. Por eso Lula y otros líderes del frente amplio que lo respalda plantean que este 2 de octubre lo que está en juego es la recuperación de la democracia.
Bolsonaro lo dijo en Londres, durante los funerales de la reina Isabel hace una semana y lo repitió al volver a su país: "si no gano por el 60%" será porque hubo una conspiración del Tribunal Superior Electoral (TSE), aliado a la oposición. El ataque permanente al TSE, que ha calado en la percepción de los votantes bolsonaristas, se complementa con la presión de las fuerzas armadas para hacer un recuento paralelo de los votos en las urnas electrónicas con la nada disimulada intención de cuestionar el escrutinio oficial.
Imaginemos que Lula se impone con el 50,02% el domingo a la noche. ¿Bolsonaro aceptará la derrota? ¿ Habrá movilizaciones para repudiar el "fraude" anticipado desde el año pasado? ¿Ocurrirá un asalto al Palacio de la Corte en Brasilia emulando la toma del Capitolio estadounidense en 2021?
Factor miedo
En los días que faltan hasta el domingo, Lula seguirá trabajando para conquistar el "voto útil" de los candidatos sin oportunidades de victoria, como Ciro Gomes y Simone Tebet, a fin de garantizar los puntos para superar con cierta holgura el crucial 50%. Gastará la voz ronca que aún le queda para pedir que todos vayan a votar y aumentar tanto como se pueda la participación: los análisis cualitativos de las encuestas indican que una alta asistencia a las urnas favorece el voto progresista y de izquierda.
En cambio, el ausentismo lleva agua al caudal derechista, y es por ello que el oficialismo mueve sus hilos para inhibir una participación masiva diseminando el miedo. Este mismo lunes se informó sobre el asesinato de un simpatizante de Lula a manos de un bolsonarista. El asesino, Edmilson Freire da Silva, ingresó a un bar preguntando a los gritos quién era elector de Lula, y cuando Carlos Silva Lima se identificó como seguidor del expresidente, lo apuñaló varias veces en la espalda.
Otros dos petistas fueron asesinados por bolsonaristas en julio en el estado de Paraná y a principios de septiembre en Mato Grosso do Sul. Estos crímenes son fruto del odio que ha engendrado un presidente, declaró Gleisi Hoffmann, titular del Partido de los Trabajadores.
Carnaval blindado
En medio de esta atmósfera pesada, se duplicaron las medidas para resguardar a Lula, quien este domingo encabezó un acto en Río de Janeiro, en las instalaciones de la escuela de samba Portela, donde se presentaron bailarines y cantantes que han desfilado por el Sambódromo carioca, uno de los mayores espacios para eventos al aire libre y donde se celebra el emblemático Carnaval de Brasil.
Lula aseguró que los pastores socios del presidente "no creen en Dios"
A lo largo de su discurso el candidato propuso dar un basta al Gobierno de una persona "peligrosa" y no mezquinó críticas a los pastores oficialistas que en Río andan de la mano de las milicias parapoliciales haciendo proselitismo para la reelección del mandatario. Aseguró que los pastores socios del presidente "no creen en Dios".
Entre los aplausos a los artistas carnavalescos y los vivas a Lula, pocos repararon en que uno de los hombres de su custodia portaba un maletín. En realidad, era un escudo antibalas plegable, listo para cubrirlo ante un eventual atentado.
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