La ultraderecha gana unas elecciones regionales en Alemania por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial
Alternativa para Alemania (AfD) logra imponerse en Turingia, obteniendo la mayoría de votos, y queda en segundo lugar en Sajonia, casi empatando con los conservadores de la CDU.
Las elecciones celebradas en los estados de Turingia y Sajonia este fin de semana podrían marcar un punto de inflexión en la política alemana. El partido ultra Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido su primera victoria electoral en un parlamento regional desde su fundación en 2013, siendo también la primera vez que una formación de extrema derecha gana unas elecciones en el país desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
En Turingia, AfD se ha impuesto con el 32,8% de los votos, superando al tradicionalmente fuerte partido Unión Cristiano Demócrata (CDU), que quedó segundo con diez puntos de diferencia (con el 23,6% de apoyos y 23 diputados). Curiosamente, el triunfo de AfD ha tenido lugar justo en la misma región donde los nazis tuvieron por primera vez participación en un Gobierno regional, en 1930. El resultado contrasta con el 23,4% que obtuvo en los comicios de 2019. Ahora contará con 32 escaños, diez más que entonces.
Tras darse a conocer los primeros datos del escrutinio, la reacción del canciller Olaf Scholz, líder del Partido Socialdemócrata (SPD), no se hizo esperar. En un comunicado emitido a través de la agencia Reuters, Scholz describió los resultados como "amargos" y "preocupantes", llamando a los partidos democráticos a establecer un cordón sanitario contra AfD. "Nuestro país no puede y no debe acostumbrarse a esto. AfD está haciendo daño a Alemania. Está debilitando la economía, dividiendo a la sociedad", declaró el canciller.
La Coalición Sahra Wagenknecht (BSW), tercera fuerza política en ambos estados, será determinante en la negociación de futuros pactos de gobierno
La figura central detrás del ascenso de AfD en Turingia es Björn Höcke, un líder conocido por sus posiciones abiertamente ultras y reaccionarias, que han llevado a la Oficina de Defensa de la Constitución de Alemania a clasificar al partido como una formación de extrema derecha. Höcke, quien ha sido fotografiado en mítines bajo la bandera alemana estampada con la Cruz de Hierro, ya ha tendido la mano a la derecha para alcanzar un acuerdo de Gobierno, a pesar del rechazo unánime de las principales fuerzas políticas del país.
Por su parte, en Sajonia, aunque la CDU logró mantener el primer puesto con el 31,9% de los votos, AfD se quedó a apenas un punto porcentual de distancia (30,6%); frente al 32,1% y al 27,5%, respectivamente, en 2019. Estos resultados reflejan una pérdida significativa de apoyo para los partidos tradicionales y demócratas, tendrán que enfrentar complejas negociaciones si quieren armar una coalición que excluya a la ultraderecha.
Por si fuera poco, en medio de este escenario de radicalización, otro actor parece haber surgido con fuerza. Fundada en enero de este año, la Coalición Sahra Wagenknecht (BSW) ha conseguido el 15,8% de los votos en Turingia y el 11,8% en Sajonia, convirtiéndose en la tercera fuerza política en ambos estados. El partido de Wagenknecht combina un discurso económico aparentemente de izquierdas con posiciones reaccionarias y xenófobas en temas sociales, de migración y política exterior, y podría jugar un papel clave en la formación de futuros ejecutivos regionales.
Sobre los posibles pactos, en Sajonia, la CDU podría intentar reeditar la actual Coalición Kenia (conservadores, socialdemócratas y verdes) o explorar una alianza con la BSW, a pesar de las profundas diferencias ideológicas que los separan. En Turingia, la situación es aún más complicada: la CDU necesitaría formar una coalición con BSW y La Izquierda (13,1%) para alcanzar una mayoría parlamentaria, en un contexto donde AfD, con más del 30% de los escaños, podría terminar bloqueando iniciativas y decisiones clave como la elección de jueces, para la que se necesita una mayoría cualificada de dos tercios de la cámara.
Mientras tanto, los partidos que conforman la actual coalición de Gobierno federal, conocida como la Coalición Semáforo (SPD −7,3 %−, Verdes −5,1%−, y FDP −4,5%−), han sufrido una dura derrota en estas elecciones regionales −con los liberales fuera de ambos parlamentos, mientras que los verdes y socialdemócratas obteniendo sus peores resultados históricos−. Ante este panorama, se espera que el Gobierno federal considere algunos cambios internos para evitar mayores pérdidas en las próximas elecciones regionales en Brandeburgo.
Reacciones de los principales líderes
Aparte del canciller, el resto de líderes tampoco tardaron en pronunciarse tras conocer los primeros avances de resultados. En Turingia, el candidato de la CDU, Mario Voigt, dejó claras sus opciones de formar Gobierno. "Nosotros también vemos esto como una oportunidad para un cambio político bajo la dirección de la CDU", ha declarado Voigt desde Erfurt. Además, anunció que abrirá conversaciones con el SPD por su "resultado muy respetable a pesar del viento en contra de la coalición del semáforo de Berlín".
También el secretario general de la CDU, Carsten Linnemann, se refirió a las elecciones. El líder ha prometido que no habrá coalición con AfD. "Somos muy, muy claros con eso", ha subrayado antes de defender la necesidad de llegar a acuerdos "hacia el centro", según recoge la televisión pública alemana.
Sin embargo, el candidato de AfD en Turingia, Björn Höcke, ha "advertido" ante la posibilidad de dejar fuera a su partido. "Quien quiera estabilidad en Turingia debe incluir a AfD. Cualquier coalición sin AfD no hará ningún bien a este estado". "Es una buena tradición que la fuerza más votada invite a otros a negociar", expresó, a la vez que recordaba que hay militantes de base de la CDU que apoyan la colaboración: "¿Cuánto tiempo puede la dirección de la CDU seguir con políticas que van en contra de las bases?".
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