Este artículo se publicó hace 13 años.
La venganza a Bin Laden empieza en Kandahar
Los talibanes afganos perpetran una cadena de ataques en la ciudad
Antonio Pampliega
Los talibanes afganos prometieron vengar la muerte de Osama Bin Laden y están cumpliendo su palabra. Menos de 24 horas después del comunicado donde la insurgencia aseguraba que el asesinato de Bin Laden "dará un nuevo impulso a la yihad que estamos llevando a cabo contra los invasores en Afganistán", los talibanes lanzaron un feroz ataque contra el complejo del gobernador de Kandahar y otros puntos estratégicos de la ciudad.
Durante varias horas, un comando talibán fuertemente armado sembró de miedo Kandahar. En una cadena de ataques coordinados, cuyo principal objetivo era acabar con la vida del gobernador de esta provincia sureña, los talibanes pusieron en jaque a las fuerzas de seguridad afganas. Según la agencia AP, se produjeron al menos diez explosiones casi de forma simultánea: una frente al complejo gubernamental, otra en la sede de los servicios de inteligencia, una tercera cerca de una base de la OTAN y varias más en controles policiales. Al menos seis de las bombas fueron detonadas por suicidas y otros miembros del comando disparaban desde la terraza de un centro comercial y otros edificios altos. Fuentes policiales informaron de 24 heridos, algunos de ellos graves.
El complejo del gobernador y la sede de la inteligencia, entre los objetivos
Mientras la insurgencia se ceba en Kandahar contra objetivos gubernamentales, el miedo a un inminente atentado suicida contra objetivos extranjeros en el país centroasiático ha disparado la alarma y el nerviosismo entre los expatriados que viven en Kabul y ha hecho que las tropas de la OTAN se encuentren en estado de máxima alerta.
La Embajada de España en Kabul se puso en contacto, vía sms, con todos los españoles que residen en el país para pedirles que limiten a lo imprescindible sus salidas y movimientos. "Debido al deterioro de las condiciones de seguridad en Afganistán y al aumento de amenazas de posibles atentados contra objetivos extranjeros, agudizadas por sucesos recientes, la Embajada de España en Kabul le aconseja que extreme las medidas de seguridad personal y limite al máximo todos sus desplazamientos", reza el mensaje de texto. "Llevamos una semana sin salir", afirma a Público una diplomática española destinada en Kabul.
El Centro Cultural Francés, que se encuentra en el centro de la capital afgana, suspendió el jueves su habitual sesión de cine para evitar convertirse en un objetivo de los terroristas. Cada semana se reúnen decenas de extranjeros, que buscan en este lugar un punto de ocio y esparcimiento en una ciudad que no permite muchos lujos a los extranjeros. Las dos sesiones de tarde, donde habitualmente se proyecta una película francesa subtitulada al inglés, fueron aplazadas por los responsables del centro, algo que hasta ahora nunca se había considerado necesario.
La alerta mantiene encerrados a los españoles en bases militares y viviendas
Por su parte, el contingente español desplegado en Qala-i-Naw también ha sido movilizado y puesto en estado de máxima alerta por temor a un posible ataque suicida contra los militares españoles. "Estamos encerrados en la base sin poder salir ni siquiera para supervisar nuestros proyectos o para hablar con el personal que tenemos trabajando en las obras de reconstrucción. Se ha limitado cualquier tipo de salida al exterior de la base a menos que sea estrictamente necesario", afirma Maite Parrilla, consultora de la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo) a este periódico a través de una conversación telefónica.
Los miembros de la AECID destinados en Qala-i-Naw no pueden moverse de la base española ya que su seguridad depende de las tropas españolas, que son las que les ofrecen escolta y protección durante sus salidas.
"Autorización para salir""Salvo autorización expresa del coronel español, no tenemos autorización para salir de la base. La muerte de Bin Laden tampoco ha afectado mucho a esta zona y ha tenido poco impacto. Los afganos con los que tenemos trato nos han dicho que el problema de Afganistán es otro. No tienen miedo a que vaya a haber un atentado mañana o pasado", afirma.
"Nosotros estamos bien y esperando a que la cosa cambie para poder salir de la base y continuar supervisando nuestros proyectos. Yo creo que en un par de días es posible que baje el nivel y ya podamos salir de la base", sentencia Parrilla.
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