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La 'vía italiana': el Plan B de Sánchez para que España deje de ser una isla energética

El gasoducto submarino figura entre los proyectos potenciales que podrían beneficiarse de los fondos comunitarios. Para Bruselas es prioritario el transporte no solo de gas, sino de hidrógeno verde a través de sus tuberías.

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, este pasado domingo durante su visita a Macedonia del Norte. Georgi Licovski / EFE/EPA

España quiere aprovechar el momentum de crisis actual para dejar de ser una isla energética dentro de la UE y convertirse en el hub comunitario que provea al resto de países de la UE. La llamada del canciller Olaf Scholz a crear un macrogasoducto ibérico que conecte el sur y el centro de Europa puso al MidCat en la palestra. Pero una barrera se interpone en los planes de Pedro Sánchez: la vecina Francia. Ante la oposición del otro lado de los Pirineos, Madrid trabaja ya en un "plan B": la vía italiana. Pero ¿cómo sería la tubería que conecte España con Italia?

Se trataría de un gasoducto submarino de 700 kilómetros que uniría las plantas regasificadoras del puerto de Barcelona y de Livorno en Italia. En primera instancia transportaría gas natural y a más largo plazo hidrógeno verde, una de las prioridades de la Comisión Europea. Aunque la UE ha catalogado recientemente al gas y la nuclear como energías limpias, la apuesta a largo plazo es aumentar la apuesta por las renovables para que los efectos de la guerra en Ucrania no dejen atrás la transición ecológica. El Pacto Verde Europeo fue, de hecho, el buque insignia de Von der Leyen hasta que la pandemia y la guerra revertieron las prioridades de la agenda europea.

De momento, Bruselas está muy pendiente del estudio sobre su viabilidad que está preparando la empresa promotora SNAM, que se espera que esté listo a finales de este año. Ya en mayo, la italiana Snam firmó un acuerdo con la española Enagás para llevar a cabo una pesquisa conjunta de esta tubería en alta mar. El objetivo sería abrir las puertas a Europa del gas de Argelia, el principal productor de África y uno de los mayores del mundo.

El Gobierno aseguró que el MidCat podría echar a rodar si se consiguiese un acuerdo con Francia

El proyecto transalpino sería eso sí más complicado desde el punto de vista logístico. Está mucho menos maduro y tardaría más tiempo en estar en marcha que el pirenaico, necesitaría al menos cinco años. En contraste, el Gobierno de Sánchez aseguró recientemente que el MidCat podría echar a rodar en ocho o nueve meses si se consiguiese un acuerdo con Francia.

La prioridad española continúa siendo el gasoducto que conecta el norte de España y el sur de Francia. Nacido en 2003, sus planes están muy avanzados. Incluso hay partes ya construidas. Pero en los últimos años ha sufrido importantes reveses por su alto coste económico y su impacto medioambiental. Argumentos a los que se ha agarrado París paras mantener su oposición tradicional. Con este ‘no’ de fondo, Sánchez aterriza el martes en Alemania para reunirse con su homólogo Olaf Scholz, al que tratará de seducir para que hagan frente común en el seno europeo y para presionar a Francia.

¿Qué dice Bruselas?

La prioridad de la UE es desengancharse a todo gas de la energía rusa. Una de las vías para esta desconexión pasa por fomentar las interconexiones energéticas entre los Estados miembros. Pero Bruselas, como árbitro neutral, evita posicionarse sobre acuerdos y decisiones que residen bajo competencia de los Gobiernos nacionales.

De momento, la Comisión Europea está realizando un análisis sobre las interconexiones entre la península ibérica y Europa central, entre las que se está tanteando el gaseoducto España-Italia. Y revelará sus conclusiones en breve.

Uno de las grandes incógnitas es esclarecer quién va a asumir el coste de proyectos de este tipo que requieren un desembolso macro. España alega que está dispuesta a ayudar a sus socios europeos más vulnerables y expuestos en esta crisis energética, pero alega que, en tanto que estos proyectos van a beneficiar al conjunto de la UE, deben ser financiados con fondos comunitarios.

El mecanismo RePowerEU vio la luz en mayo con el objetivo de acelerar esta transición

La vía abierta para ello es el mecanismo RePowerEU, que vio la luz en mayo con el objetivo de acelerar esta transición y de hacer el sistema energético de la UE más resiliente. Y la conexión entre España e Italia figura en estos planes. "Las inversiones adicionales para conectar las terminales de importación de GNL en la península Ibérica y la red de la UE a través de una infraestructura preparada para el hidrógeno pueden contribuir aún más a diversificar el suministro de gas en el mercado interior y ayudar a aprovechar el potencial a largo plazo del hidrógeno renovable", reza la comunicación de este instrumento.

Sus cuatro pilares son: el ahorro energético, la diversificación del suministro, la sustitución de los combustibles fósiles por unos limpios y la inversión inteligente. Corresponde ahora a los Estados miembros incluir sus propuestas de gasoductos en sus planes nacionales de Recuperación y Resiliencia. No obstante, esta propuesta de la Comisión para incluir estas nuevas estrategias en los planes de recuperación todavía está bajo escrutinio del Consejo y el Parlamento Europeo.

Lo que es imperativo el Ejecutivo comunitario es que los futuros proyectos den prioridad al traslado no solo del gas, sino del hidrógeno verde. Este recurso ha sido, de hecho, una de las prioridades de la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annaela Baerbock, en su visita reciente a Marruecos. Los cálculos de Bruselas estiman que para 2030 habrá que aumentar en 10 millones las toneladas de producción nacional de hidrógeno renovable y 10 millones las importaciones "a fin de sustituir el gas natural, el carbón y el petróleo en industrias y sectores del transporte difíciles de descarbonizar". Para ello, reserva ya una financiación adicional de 200 millones de euros.

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