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La víctima anónima de la frontera polaca que saca los colores a la UE

Todo apunta a que murió de hipotermia tras soportar las condiciones extremas de hambre, invierno gélido e incertidumbre que sobrevuelan el bosque de Bialowieza.

Tumba de NN, Bohoniki (Polonia).
Tumba de NN, Bohoniki (Polonia). María G. Zornoza

Los restos de NN (del latín nomen nescio: nombre desconocido) yacen para siempre en la localidad de Bohoniki. Es una víctima más de la crisis política que sacude las conciencias a ambos lados de la frontera polaco-bielorrusa. Pero no es la primera ni será la última. Su tumba se encuentra junto a la del joven sirio de 19 años Ahmad al Hasan, que corrió el mismo destino pocos días antes. NN no tiene nombre. Ni identidad. Ni nacionalidad. Su autopsia estima que murió el 22 de octubre –un mes antes de su entierro- a los 30 años. Solo se sabe que es de "piel oscura". Su cuerpo sin vida fue encontrado por un hombre que recogía setas cerca de este calmado pueblo tártaro próximo a Kuznika, el paso fronterizo que separa a Polonia de Bielorrusia.

La sosegada villa de Bohoniki se está acostumbrando a la fuerza a estos entierros bajo el ritual musulmán. Son tres en los que va de semana. "Que estas muertes no sean en vano. Espero que todos reflexionen", señala el Imam Aleksander Ali, encargado de oficializar la ceremonia. A la cita acuden medios de comunicación de todo el mundo. El cerco del Gobierno polaco a la prensa propicia que cualquier acontecimiento relativo a los refugiados y migrantes se convierta en un evento multitudinario. En su último adiós, a NN le han acompañado los flashes de las cámaras, pero nadie de su familia, que probablemente nunca descubra qué fue de él.

Los medios capturan la imagen de la tumba de NN.
Los medios capturan la imagen de la tumba de NN. María G. Zornoza
Entre 3.000 y 4.000 personas se encuentran en el bosque de Bialowieza soportando hipotermia, hambre e incertidumbre

Todo apunta a que murió de hipotermia tras soportar las condiciones extremas de hambre, invierno gélido e incertidumbre que sobrevuelan el bosque de Bialowieza. En esta arbolada de dimensiones estratosféricas para la mente humana se encuentran varadas entre 3.000 y 4.000 personas. Su anhelo es alcanzar la UE. Aunque Josep Borrell, Alto Representante de Asuntos Exteriores, lo ha dejado claro en los últimos días: "El destino a Europa no pasa por Bielorrusia". Entretanto, el destino de miles de personas se encuentra a merced de un conflicto geopolítico que azuzó el régimen bielorruso liderado por Alexander Lukashenko para presionar a Bruselas –que le ha impuesto cinco rondas de sanciones- y para ganar reconocimiento internacional.

La última víctima de la crisis fronteriza solo tenía un año de vida. Un bebé sirio murió tras pasar más de un mes y medio en el bosque junto a su familia, que también está herida. "Se rompe el corazón al ver a un niño muriendo de frío a las puertas de la UE. La explotación de migrantes y solicitantes de asilo debe parar. La inhumanidad debe parar", ha reaccionado David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo.

En 2015, la foto del pequeño Aylan Kurdi, ahogado en una playa turca, dio la vuelta al mundo. Y provocó una reacción europea que se tradujo en las cuotas de acogida y reparto de refugiados en la UE. Seis años después, este sistema de reasentamiento ha acabado en fracaso. La UE continúa sin una política de asilo común y las muertes de gente anónima, de niños y de centenares de personas se agolpan en las fronteras terrestres y marítimas del Viejo Continente.

La comunidad tártara ha ayudado a los pocos refugiados y migrantes que conseguían cruzar la frontera

"Lamentamos que los jóvenes hayan ido a otro país en busca de algo nuevo y se hayan encontrado con la muerte", afirma Maciej Szczesnowicz, líder de la comunidad tártara. Esta minoría musulmana se ha volcado con la ayuda a los escasos refugiados y migrantes que conseguían sortear las linternas de la policía polaca. Tras la escalada de la crisis y la declaración del estado de emergencia en Polonia, cruzar la frontera es ya misión casi imposible.

El cuerpo se encuentra en un lugar reservado del cementerio para migrantes.
El cuerpo se encuentra en un lugar reservado del cementerio para migrantes. María G. Zornoza

Los habitantes procedentes de esta minoría musulmana que se estableció en la zona en el siglo XVII asisten a los refugiados con víveres, cobijo y mantas. Y también brindan su apoyo a las fuerzas de seguridad polaca, a los que ven como garantes de la seguridad de esta zona que se encuentra a escasos kilómetros de Bielorrusia, la conocida como última dictadura de Europa.

La comunidad ha reservado un lugar en el cementerio del pueblo para los tumbas de los refugiados. Las mantienen en una zona apartada para que las familias puedan exhumarlos si así lo desean. La de NN difícilmente podrá hacerlo. El joven deja otra lápida anónima en suelo europeo. Nada se sabe de su vida, de sus sueños o de su pasado. Y la única certeza es que consiguió llegar a una Europa que se ha tragado su futuro.

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