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XI Jinping, Joe Biden y la guerra en el estrecho de Taiwán

El futuro de una de las democracias más pujantes de Asia, la cadena de suministro mundial y el bienestar de los casi 24 millones de isleños, inmersos en un juego de poder entre gigantes, pende de un hilo.

Una pantalla grande que muestra al presidente estadounidense Joe Biden y al presidente chino Xi Jinping durante su cumbre virtual.
Una pantalla grande que muestra al presidente estadounidense Joe Biden y al presidente chino Xi Jinping durante su cumbre virtual. ROMAN PILIPEY / EFE

El estrecho de Taiwán es uno de los polvorines más peligros del mundo, y quizás el que más nos puede afectar debido a que la zona es clave para la cadena de suministros, la producción de semiconductores (en la que Taiwán es relevante) y también por la gran importancia estratégica de la isla de Formosa para la proyección transoceánica del poderío militar chino hacia Japón y Estados Unidos.

Este conflicto no es un tango entre dos, sino un trío, en el que Estados Unidos también baila, lo que amplifica aún más su impacto internacional. Y la pregunta del millón es si ese peligro se va a materializar e implicar a Washington, con efectos negativos económicos, políticos y estratégicos para las democracia occidentales.

En la reciente conferencia virtual entre el presidente chino Xi Jinping y su homólogo estadounidense Joe Biden, Taiwán fue uno de los asuntos claves en la pugna de poder entre los dos colosos mundiales. ¿Se llegó allí a algún acuerdo que aleje del horizonte esta bomba de tiempo? La respuesta corta es que la reunión fue positiva, porque se reactivó el diálogo, pero no hubo cambios esenciales.

Mientras Xi reiteró su postura de que Taiwán es parte de China y amenazó con "medidas drásticas" si la isla avanza en el independentismo o "traspasa la línea roja", Biden se opuso firmemente a "los intentos unilaterales de cambiar el estatus quo" de independencia de hecho y a aquello que socaven la paz y la estabilidad en el Estrecho. Y aunque China dijo que Biden se opone a la independencia, lo cierto es que el presidente de EEUU no dijo exactamente eso, según declaraciones posteriores al encuentro citadas por el diario taiwanés Tiempos de Libertad.

"Mas que un diálogo han sido dos conferencias en las que se han repetidos posturas, pero ha sido positivo porque reactiva el diálogo", expresó Wang Chen-ming, experto en historia de la guerra y de la China moderna.

Ventana de la colonización antes de la II Guerra Mundial

Taiwán, originariamente poblada por austronesios, fue colonizada por españoles, holandeses, chinos y finalmente japoneses, quienes, antes de la Segunda Guerra Mundial, entre 1895 y 1945, usaron la isla como ventana al mundo de su colonización. La victoria aliada entregó la administración de Taiwán a la China nacionalista de Chiang Kai-shek, quien en 1949, tras ser derrotado por los comunistas de Mao Tze-tung, se refugió en Formosa, donde fue recibido con silenciada hostilidad por sus habitantes. Chiang construyó la República de China (hoy Taiwán) y se hizo fuerte con el apoyo de Estados  Unidos, lo que evitó ser devorada por el gigante liderado por Mao.

Los gobiernos de China, Taiwán y EEUU tienen posturas diferentes con respecto al estatus de la isla

Tanto Mao como Chiang se consideraban legítimos líderes de China y Taiwán y durante la Guerra Fría mantuvieron un gran conflicto ideológico. A finales de la década de los años ochenta, el Partido Kuomintang (nacionalista), de Chiang Kai-shek, ya había pilotado un exitoso desarrollo económico y había instalado un sistema democrático; entrado el siglo XXI, los taiwaneses llevaron al poder al independentista Partido Demócrata Progresista (PDP), ante el desagrado de China.

Los gobiernos de China, Taiwán y Estados Unidos tienen posturas diferentes con respecto al estatus político e internacional de la isla e interpretan de modo diferente términos claves como independencia o una sola China, lo que confunde a todos, especialmente a los no expertos en historia china. Eso hace muy difícil comprender las declaraciones y supuestos acuerdos porque en realidad tan sólo lo son en palabras pero no en hechos.

Sirva para entender este conflicto que China sostiene que Taiwán es parte de su territorio y que está separada por culpa del apoyo estadounidense; por su lado, Taiwán defiende que es un estado soberano e independiente que busca ese reconocimiento internacional. El Gobierno de Biden considera que la actual situación es una independencia de hecho hasta que se logre un acuerdo y se opone al uso de la fuerza militar.

El conflicto entre China y el Gobierno de Taipei

Este es el motivo por el que nadie se atreve a calificar a Taiwán de país. Desde la llegada al poder en 2016 de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, del PDP, China bloqueó los contactos con el Gobierno de Taipei e inició una escalada en su presión militar, con numerosas incursiones de aviones y barcos en las zonas de control de Taiwán; asimismo estrechó el cerco diplomático que mantiene a la isla fuera de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacional, incluida la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Todos los actores están encorsetados por sus intereses y factores políticos internos

La clave para analizar las perspectivas del conflicto está en su impacto en las políticas internas de China y Estados Unidos, en la nueva estrategia de Washington para contener a China y del propio Biden para consolidar su poder interno; también en el plan de Xi de inscribir su nombre en oro en la historia china. Todo esto aparte de su claro impacto mundial.

Todos los actores, China, Estados Unidos y Taiwán, están encorsetados por sus intereses y factores políticos internos, pero la guerra no es nada probable, aunque Taiwán no dejará de buscar ser incluida en la ONU y otros organismos. Estados Unidos ha modificado su postura y favorece una mayor participación internacional de Taiwán, cosa que China quiere cortar. Con tal de que Xi, Biden y Tsai no cometan errores de cálculo y convenzan a sus pueblos de que ganan en la disputa, la sangre no llegará al río.

Un juego de poder entre gigantes

"Taiwán no traspasará la línea roja, porque China tiene poder militar para lanzar una ofensiva creíble, y Pekín tiene mucho que perder, por lo que sólo atacará por una gran provocación o motivos internos como consolidar el poder del Partido o de Xi", afirma Wang Chen-ming.

La consolidación de Xi y Biden en el poder favorecerá la paz

La consolidación de Xi y Biden en el poder, así como la mejora económica y de prestigio internacional de ambos países, favorecerá la paz. Mientras tanto, aunque fuera de la isla en discordia hay gran preocupación, entre los taiwaneses, que apoyan mayoritariamente un sendero separado de China y su democracia, sorprendentemente no anidan temores, como afirma el observador japonés Akio Yaita.

Pero la realidad es que el futuro de una de las democracias más pujantes de Asia, la cadena de suministro mundial y el bienestar de los casi 24 millones de isleños, inmersos en un juego de poder entre gigantes, pende de un hilo.

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