Opinión
El acierto es un error que nos parece coral

Periodista y escritora
Siento que hay mucho camino ya hecho, que está ahí, palpitando amontonado de pasos sin ordenar y gestos con los labios pintados de memoria. Todo lo andado nos permite no aspirar al éxito, no buscarlo ni pensar en ello. No se llega a ninguna parte nunca, si acaso al fuego de la última pira.
El triunfo es la idea idiota de un crío consentido que se hizo mayor arrancando las alas a las moscas. Cuando no buscas triunfar, te ahorras el fracaso. Pierdes a veces y otras, lo contrario, así de simple, minúsculo en realidad, sin importancia. Todas se amontonan, los pequeños errores junto al recuerdo efímero de aciertos que, bluf, ya fueron. Su aroma queda, esa música que años más tarde, al bajar de un avión crees reconocer pero se escapa y ya hay que correr a recoger el equipaje.
Un día, después de que me despidieran, sabiendo que nadie volvería a contratarme, monté una editorial que también era una librería y una revista. Salió bien durante el tiempo que salió bien. Después terminó, empacamos los bultos y emprendimos viaje. Después puede que saliera mal, pero ya no había tiempo de entrar en detalles. ¿Cuánto dura lo que sale bien? ¿Y su contrario? Publiqué cuatro novelas, publiqué un ensayo, publiqué un libro de poesía, publiqué una trilogía —qué risa, una trilogía— y volvió a pasar el tiempo.
Tenemos sueños, inventamos proyectos, damos la cara. Se acerca una vecina cuando estás pintando la persiana del color del coral y te pregunta por qué la pintas color sobrasada. Ella ha visto otras gentes pasando por el mismo local, con sueños parecidos, los ha visto cerrar y marcharse con la cabeza gacha, o ni eso, solo partir para hacer sitio a los sueños que hoy cargas tú en el carrito que fue de la compra.
Si haces caso a las voces de los miserables que siempre mueven fichas, creerás que has triunfado cuando te vaya bien; creerás que te hundes, gran fracaso, en caso contrario. Sin embargo no es sino acumulación de aciertos y errores. El acierto es un error que nos parece coral. El error es sobrasada según qué vecina lo mire.
Con el tiempo y la (bendita) edad entiendes que el éxito no existe, que es el invento de los sádicos autores de la Historia. Las cosas salen mal, y no pasa nada. Salen bien, y lo más gordo es que tampoco, tampoco pasa nada serio. Coges la pluma, escribes tu camino, no asumes sus palabras, sus maneras de herir. Han pasado los años. Empaquetas tus cosas y sales a por la siguiente aventura, como siempre, única. Como siempre, sencillamente otra.
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