Opinión
Chiquito for president
Por David Torres
Escritor
En una novela de Isaac Asimov, creo que en alguna de la serie Fundación, la sociedad humana se divide en tres o cuatro estratos profesionales: los gobernantes, los ingenieros, los guardianes y los trabajadores. En un momento dado, uno de los gobernantes comprende que la sociedad podría funcionar perfectamente sin ellos, incluso podría funcionar un tiempo sin los guardianes y acaso sin los ingenieros, pero también comprende que el tinglado se vendría abajo de inmediato en cuanto desaparecieran los curritos, es decir, agricultores, ganaderos, transportistas, cocineros, camareros, barrenderos, etc. Estupefacto, un poco asustado, el gobernante admite que, de todos los eslabones de la pirámide social, el suyo, el más privilegiado, resulta también, con diferencia, el más prescindible y el más inútil.
No hace falta recurrir a la ciencia-ficción para descubrirlo, es un principio elemental que conocen los gobernantes de cualquier tiempo y lugar; por eso se cuidan mucho de destaparlo. No hay más que ver lo bien que sigue marchando el país apenas los ministros y diputados se van de vacaciones; yo diría que incluso marcha mejor. Claro que tampoco es que haya mucha diferencia entre el Congreso en vacaciones y el Congreso en plena actividad. A menudo costaría trabajo identificar una foto del hemiciclo en agosto, completamente despoblado, y otra en marzo, con sus impresionantes calvas y sus hileras y más hileras de asientos vacíos, si no fuese por algunos esquiroles que se empeñan en ocupar su escaño dejando en mal lugar a sus compañeros.
Ocurre ahora que, entre las navidades y el pifostio electoral, el Congreso ha entrado en modo "ahorro de energía", lo mismo que R2D2 ante la ausencia de Luke Skywalker. Esta parálisis ha inundado de pánico los mercados, ha acelerado el pulso a la patronal y ha hecho enloquecer a los partidos políticos con opciones de formar gobierno. El tecleo de las calculadoras ha reemplazado al Candy Crush y en Génova y en Ferraz ya se escucha el tintineo de los cuchillos. Hasta Errejón está planteándose la posibilidad de nombrar presidente a una figura independiente, rememorando aquel especial de Inocente, inocente en que le ofrecían la candidatura a Chiquito de la Calzada. Al parecer, da menos miedo un gobierno con un ministro del Interior que habla con la Virgen y tiene un ángel de la guarda de aparcacoches, un gobierno con un comerciante de armas al frente del ministerio de Defensa, un gobierno con un presidente que le manda mensajes de ánimo a delincuentes que ningún gobierno.
Parece más plausible la otra posibilidad, es decir, alargar las vacaciones de sus señorías a doce meses y dejar que el país marche por su cuenta, a ver qué pasa. En Bélgica, tras casi año y medio sin gobierno, con el país descabezado y las decisiones a cargo de un gabinete en funciones, la economía va viento en popa, el paro ha descendido y el salario mínimo se ha incrementado considerablemente. Habrá que recordar aquella obra maestra de los Hermanos Marx, Sopa de ganso, en que el gobierno de Freedonia decide ofrecerle el papel de presidente a un aficionado, Rufus T. Firefly, quien en poco tiempo lleva el país directo a una guerra. Jose Mari, en cambio, necesitó una mayoría absoluta aunque usaba el mismo tipo de ideas y de bigote. Para diferenciarse más de España, en Cataluña también han montado otra sucursal de Freedonia. Han tirado una moneda al aire y ha caído de canto.
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