Opinión
El discutible orgullo de ser español
Por Anibal Malvar
Periodista
Desde pequeñito, a mí me dan mucho susto las personas cuya ideología se reduce al orgullo de ser español. Parafraseando al viejo Machado, matan más las banderas que las pistolas. El poeta sevillano dijo exactamente que el arma más destructiva que utiliza el fascismo es la mentira, pero viene a significar lo mismo. No hay nada más mentiroso que una bandera.
La bandera blanca de la paz, por ejemplo, es una de las más mendaces. Su origen es bélico y significa rendición, humillación, súplica de alto el fuego para enterrar a los muertos y amputar a los heridos. Nada que tenga que ver con la paz. Hasta las más blancas banderas pueden decolorarse si añadimos a la lavadora un principio activo de neolengua, el más corrosivo detergente con que se asean los fascismos.
La bandera española también ondea con engaño. Si hacemos caso a las pocas encuestas al pueblo español, casi clandestinas, sobre si desea monarquía o república, el resultado viene a ser empate técnico. O sea, que la bandera española representa solo a un 50% de españoles y ofende a la otra mitad, que recuerda cómo le arrebataron la tricolor a golpe de disparo en la sien contra maestros y poetas. El actual trapo al viento representa la impunidad de los que aún mantienen 114.000 asesinados del franquismo enterrados bajo las cunetas de nuestra algo agujereada red viaria. A veces no me explico por qué el viento no se detiene cuando se iza esa bandera.
Pero si lo del amor a la bandera nunca lo he comprendido, lo del orgullo de ser español se me pone cada día más indigesto. Esta misma semana, nuestro rojigualdo gobierno social-sumarista ha puesto en funcionamiento dos cárceles en Mauritania para enjaular migrantes ilegales. Si se puede subcontratar la gestión de los aparcamientos municipales, ¿por qué no hacer lo mismo con nuestros campos de concentración?
Mauritania, además, garantiza las mejores condiciones para el respeto a los derechos humanos de estos reclusos. En 1981, fue el último país del planeta en abolir la esclavitud. Pero no la consideró delito hasta 2017. No todo van a ser prisas. Nadie ha sido condenado jamás, pero Amnistía Internacional, con datos más que prudentes, sostiene que el 1% de la población mauritana todavía vive bajo el yugo de la esclavitud: sin papeles y sin derecho a voto, educación ni sueldo. Son los haratin, los moros negros, originarios del Sáhara, sometidos desde hace siglos por los bidham o moros blancos.
Mauritania disfruta de otras atractivas peculiaridades que lo convierten en un país ideal para que Sánchez instale allí sus resorts para migrantes. Salvo por el hecho de que se sigan practicando impunemente la ablación de clítoris y la venta de niñas en matrimonio, las mujeres deportadas no deben inquietarse.
En Mauritania se tortura y asesina a rivales políticos, pero los migrantes no tienen por qué meterse en política, así que no es problema para España ni para su progresía.
Además, en Mauritania hay, desde hace ya muchos años, un centenar de miembros permanentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Centro Nacional de Inteligencia, con sus respectivos séquitos armados, que nos aseguran que nuestros migrantes deportados encontrarán en las cárceles mauritanas más amabilidad que en la cabaña de Heidi.
Para colmo de bienes, estos mismos espías y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado trabajan en estrecha colaboración con la Oficina de Lucha Contra la Migración y la Trata de Personas del país africano, diez de cuyos miembros más destacados acaban de ser encarcelados por venderle información a traficantes de personas. ¿Qué puede salir mal, gobierno español, bandera, patria?
No sé. Son ideas que se quejan al viento. Como una ondeante antibandera. Como una vergüenza de ser español. Se me disculpe.
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