Opinión
¿Jaque mate?

Por Marta Nebot
Periodista
La izquierda tiene estándares morales superiores. Eso nos contamos una y otra vez y tiene sentido. No es lo mismo creer en el bien individual liberal, que en el bien colectivo. No es lo mismo robar cuando se cree en el sálvese quien pueda, que hacerlo cuando se defiende la justicia social para tod@s.
Lo malo es que a veces confundimos eso con los superpoderes. No, la gente de izquierdas no está libre de pecado -por muy atea que sea-. La codicia, la lujuria, el ordeno y mando y otras tentaciones humanas no discriminan por ideologías. Los de izquierdas, como los de derechas, somos personas y, como tales, somos complejas y tenemos tentaciones y pecamos. Somos buenos y malos. Hay contradicciones para tod@s.
Eso no quita que cuando se descubre que alguien de los presuntos nuestros estaba robando, que estaba incumpliendo, que creía más en sí mismo que en el resto, que se ponía por delante, que se estaba cagando en todo -que diría un argentino-, nos duela más por lo dicho.
El dolor es parte fundamental de este momento.
Ayer un amigo me hablaba de su padre octogenario, sindicalista de toda la vida, votante socialista de siempre de un pequeño pueblo valenciano. El jueves, cuando conocimos el informe de la UCO con pruebas contantes y sonantes -con audios incluidos- de las corruptelas de los tres mosqueperros (Santos, Koldo y Ábalos) -como ya han sido bautizados-, este señor tuvo "un día de mierda" y no creo que el viernes ni el sábado hayan sido mucho mejores, me daba a entender su hijo. No me lo dijo, pero creo que teme que la pena por esta porquería se lo lleve por delante.
Este viejo socialista da el Gobierno por perdido y cree que unos ladrones lo han robado. Con lo que nos costó conseguirlo... Y lo que nos estaba costando mantenerlo, contra todo tipo de ataques y acusaciones... Y lo que previsiblemente vendrá después de esto... Eso que evitamos votando como votamos el 23 de julio de hace dos años: un Gobierno de PPVOX, el más ultra de la democracia, el primero que alabaría al franquismo.
El padre de mi amigo no es ningún sectario, nunca quiso el carné, no es de los que se compró el cuento de "el héroe Perro Sánchez contra todos". Nunca creí que la mayoría lo comprásemos. Por eso los resultados de las autonómicas y municipales del 28M de 2023 fueron tan distintos de los de las generales del 23J del mismo año. Hay que recordar que las segundas fueron convocadas anticipadamente como plebiscito tras el brutal fracaso socialista en las primeras.
No, Pedro Sánchez no gobierna por la ingenuidad de la masa social de la izquierda española. Este Gobierno de coalición es el fruto de la responsabilidad social de más de media España. Fue un ejercicio de madurez política, de pasar de las musas al teatro.
Ahora la realidad nos vuelve a poner en un lugar incómodo, esta vez mucho más feo. El padre de mi amigo lo tiene claro: hay que convocar elecciones "para no ser como ellos".
Sin embargo, la realidad política de este momento sigue estando ahí, pongamos donde pongamos nuestros estándares éticos o morales y también es lícito preguntarse qué será del país, qué será de todos nosotros si se tira la toalla de golpe.
¿Una limpia nunca vista tanto en el partido socialista como en el o los ministerios implicados en las adjudicaciones amañadas, más una moción de confianza ganada en el Congreso de los Diputados con los socios parlamentarios con acuerdos claros y transparentes para los dos años de legislatura que quedan, más la promesa de Pedro Sánchez de no volver a presentarse en las siguientes elecciones, por haber fallado in vigilando, puede ser una opción razonable?
Creo que es una pregunta pertinente por más que la decepción solo nos dé ganas de mandarlos a todos a la mierda, por más que este artículo me está quedando menos fino que escatológico.
La realidad suele tener algo de sucia. La pureza es pura entelequia. La realidad mancha. El teatro siempre es más feo que las musas.
Pensando en el padre de mi amigo, en su pensión y en la del resto actualizadas en contra del criterio de la oposición, en los que cobran el salario mínimo que tanto ha crecido con el voto en contra de los que quieren ya el Gobierno, en el ingreso mínimo vital -que también-, en el récord de trabajadores, de contratos fijos, en la economía que sigue creciendo, en la convivencia recobrada en Catalunya, en los menores no acompañados, en nuestro liderazgo internacional como único Gobierno de izquierdas en una Europa ultra derechizada, en el posicionamiento en defensa de Gaza y en todo lo demás de izquierdas fruto de esta coalición y del apoyo de sus socios, el dilema está servido.
¿Estamos ante un jaque mate de la realidad, después de muchos jaques de la oposición, o hay alguna salida?
Los periodistas somos personas, somos ciudadanos, somos votantes, somos padres, hijos, hermanos... Nuestro trabajo nos obliga a poner la profesionalidad por delante. Nuestros análisis deben ser honestos, es decir, corresponderse más con lo que vemos que con lo que nos conviene. No debemos ser activistas aunque tengamos ideología, como todo el mundo.
Esta columna es análisis, lo escribo para los que van a decir lo contrario.
Al PSOE en este momento le puede convenir más una temporada en el desierto que empiece cuanto antes. Una defenestración de su líder y todo su equipo. Una renovación total que les haga renacer después de semejante batacazo, que deja sin relato a esta ejecutiva entera que nació contra la corrupción que se le ha descubierto.
No sé si eso es lo que le conviene al país. No sé si eso es lo que nos conviene a los votantes de izquierdas. La duda es razonable aunque obviarla sea más fácil y nos haga sentir moralmente superiores.
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