Opinión
Netanyahu cuenta un chiste
Por David Torres
Escritor
En 2009, cuando Mahmud Ahdmadineyad no paraba de mofarse del Holocausto, se encontró en la Asamblea General de las Naciones Unidas a Benjamin Netanyahu agitando un plano de Auschwitz. "¿No tiene vergüenza?" le espetó Netanyahu, invocando la memoria de su familia exterminada y de los seis millones de judíos. El presidente iraní no comprendía que únicamente los judíos (y si me apuran, los judíos israelíes; y si me apuran aun más, los judíos sionistas israelíes) pueden bromear con el Holocausto. Netanyahu ha tardado más de seis años en contar su propio chiste sobre el Holocausto, que tiene una gracia que te mueres. El chiste es más o menos como sigue:
En Berlín, en 1941, se encuentran Hitler y el Gran Mufti de Jerusalén charlando de sus cosas, y de pronto Hitler dice:
-Gran Mufti, tengo un problema.
-Tú diras, Adolf.
-Que no sé dónde mandar de vacaciones a seis millones de judíos europeos.
-Sí que es un problema, sí.
-Primero pensé en dejarlos en Madagascar.
-Buen sitio. Me han dicho que es muy bonito.
-Sí, pero está muy lejos, Husseini. Además está lleno de lemures monísimos. Y tú sabes lo que me gustan a mí los animales.
-Un horror.
-Así que he pensado que mejor los envío a Palestina.
-¿Pero qué me dices, hombre de Alá?
-Sí, total, con su rollo de la Tierra Prometida, la Biblia, Jerusalén y todo eso, yo creo que ahí podrían estar bien, ¿no? No creo que molesten a nadie.
-¿Y nosotros los palestinos, qué? ¿Nos vamos con los lemures?
-Hombre, Husseini, no te pongas así.
-Que no me ponga así, que no me ponga así. ¡En modo yihad me ponía!
-¿Y qué quieres que haga con ellos?
-No sé. Podrías quemarlos, por ejemplo.
-Pero qué barbaridad, Husseini. ¿Qué te has pensado que somos los nazis? ¿Palestinos?
El chiste, como ven, es para circuncidarse la polla. Dos o tres veces, por lo menos. Claro que tiene mucha más gracia si lo cuentas en hebreo, en el 37º Congreso Sionista, a punto de tomar un avión para Berlín. Es más gracioso todavía si eres el primer ministro de Israel y lo cuentas agitando un plano de Auschwitz: eso ya es como para cascarte los huevos con dos piedras de la risa. Lo tenía que haber contado Netanyahu en Berlín, mientras bajaba de la escalerilla del avión, y luego repetir la gracia aquella de Idi Amin, cuando preguntó dónde estaba la estatua a Adolf Hitler para presentarle sus respetos.
Sin embargo, a algunos desaboríos este novedoso chiste del Holocausto no les ha hecho ni puta gracia. Entre otros, al jefe de la oposición Isaac Herzog; al historiador Meir Litback, de la Universidad de Tel Aviv; al presidente palestino Abu Mazen; al ministro de Defensa israelí Moshe Yaalon y al director del Instituto para la Investigación del Holocausto, Dan Michan. Gente sin humor. Lo peor es que todos ellos se han tomado el chiste en serio, como si Netanyahu, hijo él mismo de un historiador y descendiente de víctimas del Holocausto, pudiese ser capaz de defender la idea de que el mayor genocidio de la historia fue idea de un palestino. Eso sí que sería poca vergüenza.
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