Opinión
Pollitos pardos
Por Israel Merino
Reportero y columnista en Cultura, Política, Nacional y Opinión.
-Actualizado a
Me sorprendió verlos hace dos sábados, en una manifestación neonazi. Eran un par de docenas nada más, que se camuflaban a empujones entre la desordenada masa gris que iba en la cola de la columna organizada por Núcleo Nacional desde el madrileño paseo del Prado hasta la carrera de San Jerónimo, donde el Congreso; eran chicos muy jóvenes a los que se les olía el tufillo del acné postadolescente, pese a que intentaban camuflar su edad bajo el cardado peluqueril de moda y tras unas bragas negras que se subían hasta las inexistentes bolsas de los ojos. Eran niños pijos, os lo juro; niños pijos camuflados entre nazis costrosos y calvos, que cubrían sus polos caros y pitillos caquis con abrigos de The North Face que les daban aspecto de chungos con calle, aunque luego fueran los primeros en huir escopetados cuando empezaran las cargas de la UIP donde la rotonda de Neptuno. Además, muchos de ellos eran también militantes de las Nuevas Generaciones del PP (no bromeo).
Están pasando cosas en los arrabales juveniles de Génova. Resulta que la organización juvenil del partido, regida con puño de haragana por Bea Fanjul, la de "no me mates, Carromero", tiene severos problemas para captar a nuevos chavalillos porque el auge de Vox y otras organizaciones más radicales entre los centenials los está atrayendo a sus filialuchas satélite en lugar de a la casa común de la juventud de derechas que han sido siempre las NN GG del PP.
Esto trae de cabeza a la señora Fanjul (treinta y cuatro añazos tiene la pibarda y todavía preside las Nuevas Generaciones; voy a tener que afiliarme al PP para que no me quiten el abono joven del CRTM a los veintiséis) y a Ignacio Dancausa, un pelotero ayusista famoso en Las Rozas por haber trepado hasta las faldas de la presidencia de la organización juvenil en la CAM por no tener otra virtud (no se requieren más virtudes en estas esferas de la política) que asentir con la cabeza, mover de lado a lado la colita como buen perro y petar de babas el suelo por el que pisa Díaz Ayuso. ¿Y qué están haciendo para remediar la fuga de talentos? Radicalizarse. Tienen complejo de SA, los pollitos pardos.
Tras los líos que está habiendo con el cebollino de Vito Quiles en las universidades públicas, las Nuevas Generaciones andan posicionándose con fuerza, sobre todo en redes sociales, para atraer a algún adolescente virgen despistado con complejo de Ernst Röhm aravaqueño; se están radicalizando a una velocidad un tanto ridícula con esperanzas de parecerse a esas diásporas nazis que nacen en Twitter para quizá así cambiar el polito regalado en la Navidad de 2022 por tía Virtudes, por el balaclava y la extensible. Son ridículos.
No me suele gustar minusvalorar a la derecha por razones más que obvias, sin embargo, creo que con la organización presidida por Fanjul y Dancausa puedo hacer una divertida excepción. Dios, es que son tan graciosos cuando ponen esos tuits, esas respuestas, esas fotos… me hacen incluso pensar que trabajan como agentes dobles de Vox, o quizá de alguna organización nazi malota: a cada tuit del pollito Dancausa dándoselas de rebelde, cuarenta chavales queman en el horno sus carnets de las Nuevas Generaciones. Solo le falta fumar tabaco negro pa que se le agrave la voz.
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