Opinión
Tipos que roban más que bragas

Periodista
-Actualizado a
Imagina un vecino que viene unas tres veces por semana, de madrugada, y alarga el brazo hasta coger tus tangas que has tendido en tu terraza. Y se las lleva. Así, hasta unos cien tangas. Es lo que ha expuesto la activista Claudia Muñoz Campillo. Le ocurre a unas de sus amigas, en su casa en Barcelona.
En principio, cuando ellas comprobaron que faltaban algunas piezas, pensaban que quizás ellas mismas las habían olvidado en algunos hoteles durante las vacaciones; pero saltaron las alarmas cuando descubrieron que no solo alguien se las llevaba, sino que además les dejaba tangas encima de la mesa con etiquetas. Ahí pusieron cámaras y comprobaron las imágenes del tipo robándolas. No solo se ha quedado ahí, han encontrado forzada la puerta de casa y han recibido pedidos de comida por sorpresa.
Denuncian la intimidación constante y el terror en el que viven ante los golpes en las ventanas para hacerse notar, el venir sin miedo aun sabiendo que hay cámaras o el forcejeo de la puerta. Todo esto, sobre las tres y media de la mañana, insisto. Con las imágenes del robo empezaron a poner denuncias. Una vez incluso los Mossos se lo llevaron. Ellas pidieron una orden de alejamiento, pero el tipo volvió. Y como no entra en la casa, aunque alargue medio cuerpo para coger la ropa interior, pues dicen que no hay allanamiento de morada. Desde entonces, a esa hora, ellas ya apenas duermen, o a veces se marchan a otras casas. Mossos les preguntan cómo están y les dicen que ellos no pueden hacer más, les piden más pruebas, más imágenes. Que solo así el juez podrá aceptar una orden de alejamiento. Pero eso significa seguir expuestas y arriesgarse. A esto, ellas ya han cambiado cerraduras, puesto más cámaras, reforzado la terraza y todo para demostrar que no es algo casual.
Quizás piensen que esto es cosa de un loco solo. Pues, muy rápido, repasamos la hemeroteca. Junio de este año, La Palma: “Condenado un anciano por colarse en casa de sus vecinas para oler sus bragas”. Año 2024: “Las proposiciones sexuales de un vecino de A Coruña a las mujeres del edificio: "Bájate las braguitas, ¿de qué color las tienes?". Año 2020. “El ladrón que se aficionó a robar ropa interior de una vecina de Conil” o “Un ladrón de bragas atormenta a las vecinas de Fuenlabrada". Quizás se creen que son los protagonistas de una peli porno, porque si pones en Google “ladrón roba bragas” salen webs porno con todo tipo de fantasías con la ropa interior femenina.
Estos son tipos que roban más que bragas. Roban tu paz, tu tranquilidad, tu bienestar y tu salud. Y no son solo ladrones o locos sueltos, son machistas que saben lo que hacen. Porque, qué casualidad, a ninguno le da por robar calzoncillos o toallas. Eligen el elemento que lleva directo a la sexualización. Un tipo que roba tu ropa interior no busca quizás dinero para venderlas: busca deshumanizar, controlar, marcar territorio, intimidar, invadir, coaccionar y provocar. Porque es un ejercicio más de muestra de poder. Lo hacen porque pueden. Les excita sentirse intocables. Y se ríen en la cara de las víctimas pues saben que tienen impunidad. Y lo repiten y lo vuelven a repetir. Solo hay que leer varios comentarios a esta noticia de estos días, donde muchas relatan ir a la justicia, sin pasar nada. “Denuncia”, dicen siempre. Cada tanga robado es una forma de decir ‘puedo hacerte sentir miedo cuando quiera’.”
Todo es tan perturbador como el machismo que está en la propia estructura del sistema, pues es el que banaliza estas actitudes y el que permite que las leyes no contemplen otras medidas más contundentes para estos tipos. Ahora será noticia durante un tiempo, pero el día a día con ese pánico y tensión lo vivirán ellas. Y seguro que lo están viviendo otras mujeres. Pero pregunto a ese sistema: ¿Qué pasa si un día no va a por bragas y va a por ellas? Pues, como tantas veces, será demasiado tarde.
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