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Error histórico (en respuesta a Fernando Savater)

La portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo responde al filósofo fundador de UPyD, quien la calificó de "error histórico" en una columna en 'El País' titulada "Mugre".

El filósofo Fernando Savater.- EFE

En el tránsito hacia su madurez, Fernando Savater dejó escrito en su ensayo La tarea del héroe lo siguiente: “He sido un revolucionario sin ira; espero ser un conservador sin vileza”.

Desconozco cuánto de revolucionario hubo en el Savater joven, pero el fraude que supone el Savater maduro destila mucha vileza. Una vez más, y ya van cientos, el filósofo de las injurias hace de las descalificaciones personales y el insulto el eje central de su predecible charlatanería. Triste recurso para un catedrático de filosofía que lleva años despreciando el discurso filosófico basado en argumentos y razonamientos para centrarse en la injuria.

Aunque quizá deba agradecer a Savater que en su artículo publicado en El País (21.10.17), titulado de manera premeditadamente insultante “Mugre”, me eleve a la categoría de "error histórico" cuando, en todo caso, mis equivocaciones no merecen pasar de anécdota doméstica.

Savater recoge en su artículo algunos de los argumentos clásicos utilizados por los más conservadores para tratar de deslegitimar y desprestigiar a quienes no piensan como ellos y ponen en riesgo su estatus. Así, para el filósofo fundador de UPyD, resulta inaceptable que una cargo público quiera revertir una realidad con la cual no está de acuerdo y manifieste su disconformidad con la institución en la cual representa a miles de ciudadanas y ciudadanos.

Es bastante probable que este “filósofo de compañía”, como él mismo se define, vea con buenos ojos la política fronteriza y la gestión de las personas refugiadas llevada a cabo por la UE, pero debería tener en cuenta que cuando desde mi cuenta de Twitter califico a la UE de institución criminal al servicio de los poderosos, lo hago porque las miles de muertes que siguen produciéndose a diario en el Mediterráneo no son simples accidentes.

Si considero a la UE responsable de estas muertes es porque son consecuencia de la política antiinmigración de la UE, que ha hecho suya la agenda de la extrema derecha y se ha marcado el objetivo de reducir la llegada de personas migrantes a suelo europeo, aunque ello suponga que se ahoguen en el mar. Estoy convencida de que la imaginación de Savater será capaz de construir un relato que justifique desde su ética particular estas miles de muertes, pero no por ello dejaré de considerar que hay un acto criminal detrás de cada una de ellas.

Las políticas de recortes impuestas por la UE y aceptadas sin rechistar por los gobiernos de Zapatero y Rajoy hicieron que el porcentaje de españoles en riesgo de pobreza y exclusión se situara en 2016 en un 27’9%. Y esto, por no hablar de los datos de pobreza infantil o los recortes en dependencia y sanidad. Quizá para Savater, todo esto no sea más que una cuestión estética perfectamente justificable, pero la realidad es que como consecuencia última, mucha gente muere.

En su artículo, Savater equipara una vez más el comunismo con el fascismo, olvidando de manera premeditada que, en España, el comunismo ha sido una fuerza de choque contra el fascismo, y que ha luchado siempre por la democracia y los derechos sociales y laborales. Mientras que el fascismo ha representado justamente lo contrario.

Reducir el comunismo a totalitarismo asesino es como reducir el cristianismo a la Inquisición o al Nacionalcatolicismo que auspició el régimen franquista. Una deformación de la realidad que resume la vileza de la cual Savater quiso huir, sin demasiado éxito.

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